domingo, 15 de agosto de 2021

Santos del día 15 de agosto

 

Santos del día 15 de agosto
Decimo octavo Kalendas septembris
   Asunción de la Bienaventurada Virgen María (2 coms.) - Solemnidad litúrgica   
Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, consumado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII en 1950.
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, conmemoración de san Tarsicio, mártir, que al defender la Santísima Eucaristía de Cristo de una furiosa turba de gentiles que intentaban profanarla, prefirió ser apedreado hasta la muerte antes que entregar las sagradas formas a los perros.
En Nicomedia, de Bitinia, santos Estratón, Felipe y Eutiquiano, mártires.
En Milán, en la provincia de Liguria, san Simpliciano, obispo, al que san Ambrosio designó como sucesor suyo y a quien san Agustín celebró con grandes elogios.
Conmemoración de san Alipio, obispo de Tagaste, en Numidia, que primero fue discípulo de san Agustín, después compañero suyo de conversión, colega en el ministerio pastoral, correligionario en la lucha contra los herejes y, finalmente, copartícipe con él de la gloria celeste.
En Hildesheim, de Sajonia, Alemania, san Altfredo, obispo, que edificó la iglesia catedralicia y favoreció la construcción de monasterios.
En Alba Real (hoy Székesfehérvár), en Panonia, muerte de san Esteban, rey de los húngaros, cuya memoria se celebra mañana.
En Cracovia, en Polonia, san Jacinto, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue designado por santo Domingo para propagar la Orden en aquella nación y, teniendo por compañeros al beato Ceslao y a Enrique Germánico, predicó el Evangelio en los territorios de Bohemia y Silesia.
En Saviliano, del Piamonte, beato Aymón Taparelli, presbítero de la Orden de Predicadores, incansable defensor de la verdad.
En Pallanza, cerca de Novara, beata Juliana de Busto Arsicio, virgen de la Orden de San Agustín, insigne por su invencible fortaleza de ánimo, su admirable paciencia y su constante contemplación de los dones celestiales.
En Roma, san Estanislao de Kostka, el cual, polaco de origen, deseoso de entrar en la Orden de la Compañía de Jesús, escapó de la casa paterna y se dirigió a pie a Roma, donde, admitido en el noviciado por san Francisco de Borja, murió en fama de santidad, alcanzada en breve tiempo, realizando los más humildes servicios.
En la ciudad de Wenga, en las cercanías de Busira, en el Congo Belga, beato Isidoro Bakanja, mártir, que, iniciado en la fe cristiana en su adolescencia, la cultivó diligentemente y con valentía dio testimonio de ella durante su trabajo. Por esto, en odio a la religión cristiana, fue sometido a continuos azotes por parte del director de la compañía colonial, y entregó a Dios su espíritu pocos meses más tarde, perdonando a su verdugo.
En Florencia, beato Alberto del Corona, en religión Pío, religioso dominico, obispo de San Miniato, fundador de la congregación de las Hermanas Dominicas del Espíritu Santo.
En la localidad de Chalchihuites, en el territorio de Durango, en México, santos mártires Luis Batis Sáinz, presbítero, Manuel Morales, padre de familia, Salvador Lara Puente y David Roldán Lara, que, por odio al cristianismo, sufrieron la muerte durante la persecución mexicana.
En Barbastro, en la región de Aragón, en España, beatos Luis Masferrer Vila, presbítero, y diecinueve compañeros, mártires de la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, que en el furor de la persecución contra la Iglesia pusieron su vida en manos de Cristo y se unieron en un abrazo con los hermanos que, en otros días y en el mismo lugar, sufrieron la muerte para gloria del Señor. Son sus nombres: Beatos José María Badia Mateu, José Figuero Beltran, Eduardo Ripou Diego, Francisco María Roura Farró y Jesús Agustín Viela Ezcurdia, lectores; José María Amorós Hernández, Juan Baixeras Berenguer, José María Blasco Juan, Rafael Briega Morales, Francisco Castán Messeguer, Luis Escalé Binefa, Ramón Illa Salvia, Luis Lladó Teixidó, Manuel Martínez Jarauta, Miguel Masip González, Faustino Pérez García, Sebastián Riera Coromina, José María Ros Florerisa y Alfonso Sorribas Teixidó, estudiantes.
En Almazora, en la provincia de Castellón, en España, beato José María Peris Polo, presbítero de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y mártir, que, muerto en el cementerio, alcanzó la palma del martirio durante la misma persecución.
En Madrid, también en España, beata María del Sagrario de San Luis Gonzaga (Elvira) Moragas Cantarero, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, mártir también en la mencionada persecución.
Asimismo en Madrid, en España, beato Domingo (Agustín) Hurtado Soler, presbítero de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores y mártir, que fue coronado por su testimonio de Cristo.
En Motril, junto a Granada, en la región de Andalucía, igualmente en España, beato Vicente Soler, presbítero de la Orden de Agustinos Recoletos y mártir, que en la misma persecución fue condenado a muerte junto con otros detenidos, a los que él había preparado piadosamente para morir, y, fusilado ante los muros del cementerio, alcanzó la gloria del triunfo en Cristo.
En Palma de Gandía, en la provincia de Valencia, también en España, beato Carmelo Sastre Sastre, presbítero y mártir, que en la misma persecución, siguiendo las huellas de Cristo, alcanzó por su gracia el premio de la vida eterna.
En la población de Tárrega, cerca de Barcelona, otra vez en España, beato Jaime Bonet Nadal, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que, como fiel discípulo, mereció ser redimido con la sangre de Cristo.
En Padua, ciudad de Italia, beato Claudio (Ricardo) Granzotto, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que unió el ejercicio de su profesión religiosa con el arte de escultor, y en pocos años consiguió la perfección imitando a Cristo.

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