Excelente Leyente
Dos palabras y media
para presentar el comentario del texto del Evangelio para el domingo 22 de
agosto. En estos momentos estamos en Madrid en plena ola de calor. Y me acuerdo
tanto de la ola Filomena del mes de enero... Con tales extremos y excesos no se
puede hacer lo que las neuronas de uno desearían. No son buenos tales abusos ya
sean de frío o de calor. Pero es lo que hay...
Decir, pues, tan solo que
tienes a continuación el comentario final del capítulo sexto del Evangelio de
Juan. Nada de ministros del altar ni de institucionalización de sacramentos.
Esas cosas fueron preocupación de las gentes de Trento, cuando el Reino de
España era la voz mundial. Eso ya fue... Los orígenes de todo esto, con Jesús
de Nazaret, fueron otros y otras sus pretensiones.
Estar con Jesús de Nazaret es
como sentirse inadmitido. Eso es lo que le pasó a él con la organización
religiosa y política de su tiempo. Eso es lo que le pasa a la persona que tiene
el atrevimiento de ser y hacer como aquel Jesús frente a la Religión de ahora
sea Religión de la Católica o Religión de la Política o Religión de las artes
culturales o Religión del Deporte o hasta la misma Religión del dominio de
la Sanidad.
Digo por lo muy bajo NO a los
excesos, del calor, del fresco, de la enfermedad, de la sanidad, de los
narcóticos de la dependencia. No acabo de acostumbrarme a la naturalidad de ser
normal, normalmente como todos, normalmente pequeño, normalmente poquita
cosa..., ¡ser viviente!
Dije que serían dos palabras,
y ya son veinte. Vale.
A continuación
siguen los comentarios para el domingo 22 de agosto
Domingo XXI TO
Ciclo B (22.08.2021): Juan 6,60-69. Aquel Jesús fue inadmisible. Lo
comento y escribo CONTIGO,
El domingo pasado era el Evangelista Lucas quien
nos hablaba en su ‘Evangelio de la Infancia de Jesús’ de dos mujeres, Isabel y
María, esposas y embarazadas. Era entonces la fiesta de la Asunción de María al
Cielo, que se pensaba situado arriba, muy arriba, sobre la tierra plana. Para
este cuarto domingo del mes de agosto, la autoridad eclesiástica de la liturgia
nos propone en su selección de Evangelios la lectura del relato de Juan
6,60-69.
Desde
el primer domingo de agosto estamos con este capítulo sexto y no se nos da la
oportunidad de poder escucharlo completo y ordenado, sino a trozos como si se
tratara de teselas sueltas de un mosaico. El domingo próximo, el último de
agosto retomaremos la lectura del llamado Evangelio de Marcos. ¡Tanto desorden
impide la comprensión de los relatos!
En
Juan 6,60-69 nos presenta el Evangelista las palabras finales del discurso
de su Jesús de Nazaret en la sinagoga de Cafarnaún mientras se comparte la
celebración de la fiesta judía de la Pascua como lo recuerda explícitamente el
narrador: “Esto lo dijo mientras enseñaba en la sinagoga de Cafarnaún”
(6,59). Y sigue el texto de esta manera: “Muchos de sus discípulos al oírle
dijeron: esta doctrina es inadmisible. ¿Quién puede escucharla?... Desde
entonces, muchos de sus discípulos se echaron atrás y dejaron de estar con él”
(6,60-66).
La
mano narradora de este relato se atreve a realizar un análisis tan nítido como
demoledor del hacer y del decir de su Jesús de Nazaret: Esta doctrina es
inadmisible (6,60). Doctrina, lenguaje, enseñanza, mensaje, proyecto,
palabra, programa, plan, propuesta... Y también, en expresiones más icónicas o
simbólicas, esta doctrina a la que alude el Evangelista es pan, aire, agua,
vino, espíritu, vida, camino, luz, perfume... O en lenguaje de las ciencias que
estudian lo religioso, esta doctrina escandalosa sería otra religión, otro
credo, otra experiencia de fe y hasta otro dios. De todo esto trata el discurso
de este capítulo que bien podría titularse como ‘el pan de la vida’ o directa y
explícitamente: Jesús de Nazaret.
¿Se
puede dudar del carácter provocador de la fe de aquel hombre, judío, laico y
galileo? ¿Se puede dudar de la identidad provocativa de la opción fundamental
de aquel hombre que se atreve a hablar de todo eso en el lugar religioso de la
sinagoga judía, como ya lo había hecho en el mismo templo de Jerusalén (en Juan
2,13-25 y luego en Juan 9)?
Y
lo volveré a repetir una vez más. Esta escandalosa doctrina, religión, pan,
opción... de Jesús se visualizará en el gesto de la cena de despedida y en las
palabras tan precisas y diáfanas que no admiten manipulaciones torticeras. El
gesto es lavar los pies o ponerse a la altura del más abajado. Y las palabras
ratificadoras: En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis
unos a otros (Juan 13).
Esta
doctrina es inadmisible. Aquel Jesús de Nazaret fue inadmisible. ¿Cómo fue
posible que se llamará como el mismo Yavé YOSOY? ¿Cómo es posible que se
identificara con el maná de la Pascua primera y liberadora de la esclavitud
egipcia? ¿Cómo es posible que no recordara el catálogo, o al menos uno, de los
diez mandamientos de Moisés? ¿Cómo es posible que enseñara a quienes le
acompañaban y a nosotros ahora que todos somos mesías, es decir, liberadores,
con tan sólo ser capaces de compartir el agua como sucedió en aquel encuentro
junto al pozo de Samaría? ¿Cómo es posible que un galileo de Nazaret fuera
capaz de iniciar otros caminos religiosos? Jesús se hizo inadmisible. Carmelo
Bueno Heras
CINCO MINUTOS
con la Biblia entre las manos. Domingo
39º: 22.08.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos
¡completos!...
LOS MANDAMIENTOS DE ¿QUÉ DIOS?
Libros de texto para la enseñanza religiosa en la
escuela y materiales para la catequesis suelen ofrecer a educadores y alumnos
un ejercicio bíblico sugerente: relacionar los mandamientos con las
bienaventuranzas o, lo que es igual, leer en paralelo Ex 19-20 y Mt 5,1-13. En
este momento desearía vivamente que el lector se olvidara de estas líneas y
leyera con la mayor tranquilidad crítica en su Biblia los textos citados. Estoy
seguro de que se descubrirán evidentes relaciones de semejanza entre ambos
textos. Semejante es el lugar donde suceden los hechos, un monte. Semejantes
son los oyentes de las palabras de sus maestros, el pueblo de Israel reunido y
los discípulos que son el nuevo Israel acompañados de una multitud. Semejantes
son los maestros de la vida del espíritu, Moisés y Jesús. Se trata sólo de
semejanzas, no de identidades iguales.
Por eso,
precisamente al detenerse en estas tres semejanzas y en otras que fácilmente se
detectan en la lectura de ambos textos se descubren las profundas diferencias
entre sus mensajes. El monte de los mandamientos es el Sinaí, que se
alza solitario en medio del desierto. El monte de las bienaventuranzas se sitúa
en medio de la poblada región de Galilea. El monte está considerado en la
simbología religiosa como lugar de encuentro con Dios. Así, descubrimos una
sencilla clave de lectura comprensiva: al Dios de los mandamientos se le
encuentra en el alejamiento del desierto, mientras que al Dios de las
bienaventuranzas se le halla en medio de las gentes.
Esto nos lleva a fijar nuestra atención en los
oyentes. En el Sinaí y con Moisés están las gentes de Israel, el pueblo
liberado de la esclavitud y de la persecución de los egipcios. Está Yahvé Dios
con el pueblo que se ha elegido de entre todos los pueblos. Sólo Israel, nadie
más. Y, además, Dios exige que este pueblo esté ante él purificado. En el
galileo monte de las bienaventuranzas, los oyentes son los discípulos de Jesús
y una gran multitud procedente de Siria, Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y
Transjordania (Mt 4,24-25.5,1). Frente a la nacionalidad exclusivista del
Sinaí, la internacionalidad universal de los oyentes de las bienaventuranzas.
La tercera semejanza. Ambos maestros de la vida
del espíritu proponen sus discursos en nombre de Dios. Dios ordena al
pueblo por boca de Moisés: no tendrás otros dioses, no te postrarás ante nadie,
no matarás, no adulterarás, no robarás, no tendrás envidia... Ante estas
palabras, el pueblo se quedó lleno de miedo y a distancia. En cambio, Dios
enseña por boca de Jesús un camino de felicidad para los pobres, los que
sufren, los no violentos, los hambrientos y sedientos, los que trabajan por la
paz, los perseguidos... ¡Vivid alegres y contentos! ¿Qué lector no aprecia las
profundas diferencias entre ambos mensajes? ¿Acaso es posible pensar que ambas
enseñanzas pueden tener un mismo y único origen?, ¿divino?
A la luz de la lectura de estos textos, se puede
afirmar con cierta seguridad que Jesús no ha tenido la intención de restaurar
el proyecto del mosaico Dios del Sinaí, sino ofrecer a los seguidores de
esta religiosidad y a la universalidad de todos los vivientes una alternativa
de vida que es a la vez, personal, social, temporal, espiritual,
económica... Feliz y dichosa, en síntesis. A esto llegamos, entre otras muchas
conclusiones, al leer en paralelo las semejanzas y diferencias de Ex y Mt, de
los mandamientos y bienaventuranzas, de Yahvé Dios de Israel y del Dios de
Jesús. Y, por fin, este método de trabajo, este ejercicio de lectura sinóptica
puede parecer un trabajo meramente académico. Sin embargo, la iglesia ofrece
cada domingo en sus lecturas de la Palabra la oportunidad de realizar este
mismo ejercicio. ¿Quiénes deben realizarlo? El que habla y los oyentes. Carmelo
Bueno Heras. Educar hoy 80 (diciembre.2001).
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