miércoles, 29 de octubre de 2014

AMAR ES ESCUCHAR TODOS LOS INSTRUMENTOS (AUTOLIBERACIÓN INTERIOR) Anthony de Mello


4

AMAR ES ESCUCHAR TODOS LOS INSTRUMENTOS

 

Yo no soy nada de lo que creo ser: mis cosas, mi cuerpo, mis sentimien­tos. Mi yo es indefinible porque no hay nada que lo defina. Cuando yo me re­laciono con otra persona, ¿con quién me relaciono?, ¿con una imagen? Cuando me relaciono tengo noción del otro como unas experiencias, unos re­cuerdos, y con estas nociones constru­yo su imagen. Así es que no me rela­ciono con esta persona, sino con la me­moria que tengo de ella. Cuando abra­zo a un amigo, ¿a quién abrazo? Abra­zo un recuerdo. Es así, y lo cierto es que, si yo fijo la persona a la memoria que tengo de ella, la estoy fijando a un prejuicio.

Y así funcionamos por la vida, juz­gando por prejuicios. Como consecuen­cia de ellos, si conocemos a una persona sólo por sus hábitos, cuando esa persona cambia, lo notarán sólo las personas despiertas o los que acaben de conocerla, pues para los otros si­gue fijada a sus hábitos, que son lo que recuerdan.

Por ello, nadie es profeta en su tie­rra ni entre su familia, por regla gene­ral. Porque allí prevalecen los datos anecdóticos, las apariencias, y la per­sona queda apegada a esos recuerdos para sus convecinos o familiares. De Je­sús dijeron sus paisanos: "¿No era éste el hijo del carpintero?" Y Natanael, an­tes de conocer a Jesús, dice: "¿De Ga­lilea puede salir algo bueno?"

Nos movemos a base de prejuicios, de recuerdos y tópicos. Es peligroso vivir de la memoria, del pasado. Sólo el presente está vivo, y todo lo pasado está muerto, no tiene vigencia. Incluso el futuro no existe. Sólo hay vida en el presente, y vivir en el presente supone dejar los recuerdos, como algo muerto, y vivir las personas y los acontecimien­tos como algo nuevo, recién estrenado, abierto a la sorpresa que cada momento te puede descubrir. Es el ahora el que importa, porque ahora es la vida, ahora todo es posible, ahora es la realidad.

La idea que la gente tiene de la eter­nidad es estúpida. Piensa que dura para siempre porque está fuera del tiempo. La vida eterna es ahora, está aquí, y a ti te han confundido hablándote de un futuro que esperas mientras te pierdes la maravilla de la vida que es el ahora. Te pierdes la verdad. El temor al futu­ro, o la esperanza en el futuro, es igual, son proyecciones del pasado. Sin pro­yección no hay futuro, pues no existe lo que no entra en la realidad.

Cuentan que un indio, condenado a muerte, se escapa y como lo persiguen de cerca se sube a un árbol que está colgado sobre un precipicio. Abajo lo esperan sus guardianes. No tiene esca­patoria. Pero, de pronto, descubre que el árbol al que se subió es un manza­no. Entonces coge su fruto y se pone a saborear las manzanas que están a su alcance. Esto es saber saborear el pre­sente, sin proyectar el pasado en el fu­turo. ¿Sería posible vivir sin angustias ni preocupaciones? Eso sólo lo descu­briréis cuando estéis despiertos y viviendo en presente.

Cuando san Juan de la Cruz habla de la purificación de la memoria, se refiere a purificarla de toda emoción. No anclarse en los recuerdos, ni su­frir de nostalgia, ni de añoranzas. Li­berarse de las emociones del pasado; liberar la memoria de toda emoción para recibir limpiamente todo lo nue­vo. Estar disponible, para recibir a la persona en cada momento, limpio de todo recuerdo y emoción. Cuando te encuentro, para percibirte con clari­dad, he de dejar atrás todo lo pasado -tanto lo bueno como lo malo ­para estar abierto a tu presente sin re­lacionarte con ninguna imagen, sino con la realidad de ese presente.

 

El amor va siempre unido a la verdad y a la libertad, y por eso nunca es débil.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario