domingo, 26 de octubre de 2014

No tengas miedo (AUTOLIBERACIÓN INTERIOR) Anthony de Mello


No tengas miedo

¿Cómo sería Jesús para que todos los sencillos se sintieran tan a gusto con Él? Jesús no se sentía superior a los demás porque vivía en la realidad. La señal de estar en contacto con la realidad es la sencillez.

El miedo es lo que nos lleva a que­darnos en la programación. Lo con­trario al miedo es el amor. Donde existe el amor no hay miedo alguno. Y el que no tiene miedo alguno no teme la violencia, porque él no tiene violencia alguna. Toda violencia vie­ne del miedo y crea más violencia.

El que se enfada es que tiene mie­do. Nosotros huimos de los enfados porque provocan nuestros miedos y, a la vez, nos ponen violentos. Nos asustamos de la agresividad porque despierta nuestra propia agresividad. Nos defendemos no por justicia, sino por miedos.

El místico es el que es capaz de li­berarse completamente del miedo, por eso no es violento. El enemigo del amor no es el odio, sino el mie­do. El odio es sólo una consecuencia del miedo. El miedo genera los de­seos. Los deseos son otra consecuen­cia del miedo. El que nada teme está seguro y nada desea.

Hay un deseo común, que es el cumplimiento de lo que se cree que va a dar felicidad al yo, al ego. Ese deseo es apego, porque ponemos en él la seguridad, la certeza de la feli­cidad. Es el miedo el que nos hace desear agarrar con las manos la feli­cidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos obser­vando, bien despiertos, viendo cuán­do nos mueven los miedos y cuándo nuestras motivaciones son reales. Si nos agarramos a los deseos, es señal de que hay apego.

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