domingo, 27 de diciembre de 2015

Beato Odoardo Focherini - Loreta o Lorena Fusconi, Beata 27122015

Beato Odoardo Focherini

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Beato Odoardo Focherini, mártir
En Hersbruck, Alemania, beato Odoardo Focherini, periodista y lider de Acción Catolica, asesinado por odio a la fe.
El beato Odoardo fue un periodista italiano, padre de siete hijos y líder de la Acción Católica, que fue muerto por los nazis a los 37 años, tras salvar a numerosos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Era un ferviente católico que desde muy joven se opuso al fascismo, inspirado por la encíclica «Non abbiamo bisogno (No necesitamos)» de Pío XI. A los 19 años fundó los scouts católicos en Carpi, la ciudad donde había nacido el 16 de junio de 1907, llegando a ser jefe del movimiento scout en su diócesis y uno de los referentes en toda Italia.
A los 23 años se casó con María Marchesi, con quien tuvo siete hijos y a los 27 fue presidente de Acción Católica en Italia, en una época en que las asociaciones fascistas competían por captar a los jóvenes.
Lo que lo llevó al martirio fue su lucha por salvar a los judíos de la persecución, ante las leyes raciales de la época. En 1943, con 36 años, organizó una red para enviar a Suiza a más de cien judíos, y logró que escaparan del fascismo italiano. Al año siguiente fue detenido por los nazis en un hospital mientras atendía a un judío enfermo. Lo trasladaron al campo de concentración de Hersbruck en donde las condiciones eran muy difíciles. En ese lugar una herida en la pierna que nadie atendió le ocasionó una septicemia que le quitó la vida en 1944, a los 37 años.

Antes de morir dictó a un amigo suyo la siguiente carta:
«Mis siete hijos... Querría verlos antes de morir... No obstante, acepta, oh, Señor, también este sacrificio, y protégelos Tú, junto a mi mujer, a mis padres, a todos mis seres queridos. Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romana y en la plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego que digáis a mi esposa que siempre le he sido fiel, que siempre he pensado en ella y que siempre la he amado intensamente».
De los nueve meses transcurridos en los campos de concentración son testimonio 166 cartas y mensajes, oficiales o clandestinos, que hace llegar a su mujer, a sus padres y a su amigo Sacchetti. No son las únicas escritas, pero por motivos de seguridad e indicación del propio beato, su mujer destruyó varias de las que recibió de su marido en aquel período.
En su memoria, la Unión de las Comunidades judías de Italia le otorgó una medalla de oro en 1955 y el Instituto conmemorativo de los mártires y de los héroes Yad Vashem de Jerusalén le proclamó Justo entre las Naciones.


Loreta o Lorena Fusconi, Beata
Religiosa, 27 de diciembre


Por: . | Fuente: Catholic.net 



Religiosa y Virgen
Beata Tradicional,
no incluido en el actual Martirologio Romano

Monja del siglo XV, de esta Beata se conoce que nació en Norcia, en Umbría, el lugar de nacimiento de San Benito, era hija de uno de las familias más importantes de la ciudad. Su padre, Giovanni Fusconi era senador de Roma. Amigo del Papa Urbano VI, fue él quien se las arregló para salvar al Papa de un peligroso atentado urdido en su contra.

Sin duda fue en la casa de su padre, un senador cristiano ejemplar, que Loreta cultivó las primeras semillas de su propia vocación religiosa. No fue un paso fácil para ella el que dio cuando, siendo aún muy joven, alrededor del año 1400, decidió dejar a su familia para entrar en un convento dominico.

Vistió el hábito blanco y negro de las hijas de Santo Domingo en Norcia, en la iglesia suburbana dedicada -en ese entonces- a San Vicente y hoy dedicado a Nuestra Señora del Rosario. Junto a la iglesia, se había construido un convento dominico, que florecía en esos momentos. Ella sería la primera postulante del convento, y con el tiempo fue la primera monja que profesaría sus votos en él. Allí sirvió durante treinta años, hasta su muerte en 1430. Durante treinta años, la hija de la senatorial familia Fusconi fue un ejemplo de intensidad en la oración, a perseverancia en la penitencia, de delicada pureza, de heroísmo en la cotidiana caridad.

Aquellas con las virtudes que secretamente brillaron en quien parecía haber nacido para brillar en la pompa y admiración mundana, la chica que había salido de la opulencia de su casa patricia a la pobreza del asilo dominico, que había renunciado a un magnífico lugar en el mundo por la oscuridad y el silencio de un monasterio. Pero -como dicen los hagiógrafos- las renuncias hechas por amor a Dios, nunca se hacen en vano, siempre encuentran un premio sin parangón: la dulce satisfacción del alma, en esta vida, y de la felicidad eterna en la siguiente.

El mundo en su tiempo, y también el de hoy, no llega a entender tales renuncias, pero somos testigos que su nombre a pasado a la historia, se mantiene vivo el recuerdo y admiración que su sencilla vida genera, su memoria a trascendido a cualquier vivencia mundana. La pequeña flor de Norcia del gran árbol dominico aún irradia su delicada belleza y aun perdura su tierna fragancia.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!
Nota sobre la imagen: No representa a la beata, es tan sólo una figura genérica con el hábito dominico.

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