No se celebra hoy, porque hay una celebración de mayor rango (III Domingo de Pascua, solemnidad)
San Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo.
En Fermo, en el Piceno, santa Sofía, virgen y mártir.
En Roma, en el cementerio de Pretextato, en la vía Apia, san Quirino, mártir, el cual, siendo tribuno, coronó su confesión de fe con el martirio.
En Saintes, en Aquitania, san Eutropio, primer obispo de esta ciudad, que, según la tradición, había sido enviado a la Galia por el Romano Pontífice.
En Afrodisia, lugar de Caria, santos Diodoro y Rodopiano, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano fueron lapidados por sus conciudadanos.
En Evorea, en la región de Epiro, san Donato, obispo, que en tiempo del emperador Teodosio brilló por su eximia santidad.
En Novara, ciudad de Liguria, san Lorenzo, presbítero y mártir, que construyó una fuente bautismal en la que bautizaba a los niños que le confiaban para su educación. Un día, después de haber llevado a un número elevado de niños a Dios mediante el bautismo, unos impíos lo mataron junto con los neófitos.
En Forlí, en la Emilia, san Mercurial, obispo, a quien la tradición considera como el instaurador de esta sede episcopal.
En Nápoles, de la Campania, san Pomponio, obispo, que dentro de esta ciudad construyó una iglesia dedicada a la Santísima Virgen, y en tiempo de la ocupación por los godos defendió a su grey contra la herejía arriana.
En Roma, beato Pedro Diácono (o Levita), monje del monasterio del Celio, que por mandato del papa san Gregorio Magno administró con prudencia el patrimonio de la Iglesia Romana y, ordenado diácono, sirvió con fidelidad al pontífice.
En Viviers, junto al río Ródano, en Neustria, san Aulo o Augulo, obispo, que, según cuenta la tradición, fundó en esta ciudad el primer hospital y consiguió la libertad de muchos esclavos.
En Barking, lugar de Inglaterra, muerte de san Earconvaldo, obispo de Londres, que fundó dos monasterios, uno de varones, que presidió él mismo, y otro de mujeres, que puso bajo la autoridad de su hermana santa Ethelburga.
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Amador, presbítero, Pedro, monje, y Luis, los cuales, durante la persecución desencadenada por los musulmanes, fueron cruelmente martirizados por predicar insistentemente el evangelio de Cristo.
En Verona, en la región de Venecia, san Gualfardo, que, oriundo de Alemania y guarnicionero de profesión, después de pasar varios años en la soledad fue recibido por los monjes del monasterio de San Salvador, cercano a esta ciudad.
En Vernon, cerca del río Sena, san Adiutor, que, hecho prisionero en tiempo de guerra, fue torturado por razón de su fe y, vuelto a su patria, se retiró a un lugar apartado practicando una vida de penitente.
En Newcastle-upon-Tyne, en Inglaterra, beato Guillermo Southerne, presbítero y mártir, que, tras haber estudiado en Lituania, España y Douai, una vez ordenado sacerdote se dirigió a Inglaterra para ejercer su ministerio, razón por la cual, en tiempo del rey Jacobo I, sufrió atroces suplicios que le causaron la muerte.
En Fossombrone, del Piceno, en Italia, beato Benito de Urbino, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que fue compañero de san Lorenzo de Bríndisi en la predicación entre los husitas y luteranos.
En Québec, en Canadá, santa María de la Encarnación Guyart Martin, la cual, siendo madre de familia, después de la muerte de su esposo confió a su hijo, aún pequeño, a los cuidados de su hermana e, ingresando en las Ursulinas, estableció la primera casa de este Instituto en Canadá, distinguiéndose por su actividad.
En Chieri, cerca de Torino, en el Piamonte, san José Benito Cottolengo, presbítero, que, confiando solamente en el auxilio de la Divina Providencia, abrió una casa para acoger a pobres, enfermos y marginados de toda clase.
En la aldea de An Bái, en Tonkín, san José Tuan, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, detenido a causa de una delación por haber administrado a su madre enferma los sacramentos, en tiempo del emperador Tu Duc fue cruelmente decapitado.
En Paderborn, en Alemania, beata Paulina von Mallinckrodt, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas de la Caridad Cristiana, para atender a los niños pobres y ciegos y auxiliar a los enfermos y menesterosos.
En Shkodrë, Albania, beato Dedë Plani, presbítero de la arquidiócesis de Shkodrë-Pult y mártir.
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