Fiesta de san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, que, discípulo de su hermano Leandro y sucesor suyo en la sede de Sevilla, en la Hispania Bética, escribió con erudición, convocó y presidió varios concilios, y trabajó con celo y sabiduría por la fe católica y por la observancia de la disciplina eclesiástica. Descansó en el Señor el 4 de abril.
En Roma, conmemoración de san Cleto, papa, el segundo que rigió la Iglesia Romana después de san Pedro.
En el territorio de Gabi, en la trigésima milla de la vía romana de Prenestina, san Primitivo, mártir.
En Amasea, en el Ponto, san Basileo, obispo, mártir en tiempo del emperador Licinio.
En el eremo del bosque de Crézy, en la región de Amiens, en Neustria, san Ricario, presbítero, que, conmovido por la predicación de unos monjes escoceses, se convirtió a una vida de penitencia.
En el monasterio de Corbie, también en Neustria, san Pascasio Radberto, abad, que expuso de modo claro y lúcido la verdad sobre el Cuerpo y la Sangre del Señor en el misterio de la Eucaristía.
En Foggia, en la Apulia, santos Guillermo y Peregrino, eremitas.
En el reino de Aragón, beatos Domingo y Gregorio, presbíteros de la Orden de Predicadores, que sin llevar oro ni plata, mendigando cada día el alimento necesario, peregrinaban anunciando a todos la Palabra de Dios.
En el monasterio de la Transfiguración, en la ciudad de Moscú, en Rusia, sepultura de san Esteban, obispo de Perm, que evangelizó a los nativos zyrjani, inventó un alfabeto para su lengua en la que celebrar la liturgia, destruyó ídolos, erigió iglesias y confirmó las verdades de la fe entre aquellas gentes.
En el monasterio de san Isidoro de Dueñas, en España, san Rafael Arnáiz Barón, religioso de la Orden Cisterciense, que, aquejado todavía novicio por una grave enfermedad, soportó con gran paciencia su maltrecha salud, confiando siempre en el Señor.
En la aldea de Montjuic, cerca de Girona, también en España, beato Julio Junyer Padern, presbítero de la Sociedad Salesiana y mártir, que, durante la persecución contra la fe, alcanzó por el martirio la gloria de la vida eterna.
En el campo de concentración de Sachsenhausen, en Alemania, beato Estanislao Kubista, presbítero de la Sociedad del Verbo Divino y mártir, que durante la ocupación militar de Polonia, encerrado en durísima cárcel, entregó su alma a Dios. Con él se conmemora también al beato Ladislao Goral, obispo auxiliar de Lublín, que padeció en el mismo lugar por defender la dignidad de los hombres y de la fe, falleciendo en día impreciso, víctima de la enfermedad.
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