1914, cuando los soldados 'enemigos' confraternizaron por Navidad
Durante la Primera Guerra Mundial. Salieron de sus trincheras recordando que eran cristianos. Los mandos militares se alarmaron y tomaron medidas para evitar que el hecho se repitiera
Roma, (Zenit.org) H. Sergio Mora | 924 hits
En la vigilia de Navidad de 1914, sin que nada hubiera sido concordado, los soldados del frente occidental, de las dos diversas alianzas cesan el fuego. Se encienden velas, se cantan himnos navideños. Los alemanes iniciaron con el Stille Nacht y los británicos respondieron con villancicos en inglés.
Comienzan a hacerse los saludos de Navidad de una trinchera a otra. Hasta que alguien sale al descubierto para encontrar al enemigo y apretarle la mano. Se intercambian pequeños regalos como whisky, cigarrillos, etc.
Un hecho histórico extraordinario, conocido como 'La tregua de Navidad' que nació entre los soldados 'enemigos' movidos por el sentimiento cristiano de humanidad y hermandad. Las fotos llegaron a los diarios de la época. El Daily Mirror escribe sobre la imagen: 'Un grupo histórico, soldados británicos y alemanes fotografiados juntos'.
Por un lado se encontraba la Triple Alianza, integrada por las Potencias Centrales: el Imperio alemán y Austria-Hungría. Por otro lado se encontraba la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia y el Imperio ruso. Ambas alianzas sufrieron cambios durante la guerra que se prolongó hasta 1918. El Imperio otomano y Bulgaria se unieron a la Triple Alianza. Italia, Japón y Estados Unidos se unieron a la Triple Entente.
Más de 70 millones de militares, incluyendo 60 millones de europeos, se movilizaron y combatieron en un conflicto que dejó 9 millones de muertos.
“Mientras observaba el campo que aún dormía --narra una de las cartas de los soldados-- mis ojos vieron un resplandor en la oscuridad. A aquella hora de la noche una luz en la trinchera enemiga era algo raro y pasé la voz. No había aún concluido que en la trinchera alemana se encendía una luz después de otra. Enseguida, cerca de nuestras posiciones, tan cerca que me hizo apretar fuerte el fusil, sentí una voz. No era posible confundir ese acento, con su timbre ronco. Abrí los oídos, y me quedé escuchando, y eh aquí que llegó a lo largo de nuestra línea un saludo nunca antes escuchado en esta guerra: 'Soldado inglés ¡Feliz Navidad, feliz Navidad!'”
En la 'tierra de nadie' se realizó un entierro de los caídos las horas anteriores. Británicos y alemanes se reunieron recitaron juntos el salmo 23. El Señor es mi pastor, nada me falta. Sobre pastos verdes me hace reposar, por aguas tranquilas me conduce...
Estos hechos fueron asumidos con perplejidad por los mandos militares, al punto que en los años siguientes se tomaron medidas para evitar episodios de este tipo. Y no faltó quien calificó el hermoso hecho como una “despreciable fiesta pacifista”.
Roberto Morozzo della Rocca, docente de historia contemporánea en la Universidad de Roma III, indicó en una entrevista a Radio Vaticano que “las treguas fueron siempre prohibidas por los mandos militares, porque permitían a los soldados reconocerse como seres humanos, hijos de Dios. Y porque desenmascaraban la propaganda de guerra que describía al enemigo como una bestia”.
A cien años de distancia de esa 'inútil masacre', como la definió el papa de la época, Benedicto XV, es posible releer las cartas enviadas desde el frente que cuentan este gesto e interrogarse si es realmente imposible construir un mundo pacífico y solidario. 'La tregua di Natale. Lettere dal fronte', es el libro publicado en italiano por Edizioni Lindau, una compliación a cargo del abogado A. Del Bono.
(23 de diciembre de 2014) © Innovative Media Inc.
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