lunes, 23 de julio de 2018

Santos del día 24 de julio

Santos del día 24 de julio
Nono Kalendas augusti
   San Sarbelio Makhluf, presbítero y eremita (6 coms.) - Memoria litúrgica   
San Sarbelio Makhluf, presbítero de la Orden Libanesa Maronita, que, por amor a la soledad y para alcanzar la más alta perfección, dejó el cenobio de Annaya, en el Líbano, y se retiró al desierto, en el que sirvió a Dios día y noche, y donde vivió con gran austeridad, ayunando y orando. Murió el 24 de diciembre.
En Bolsena, ciudad de la Toscana, santa Cristina, virgen y mártir.
En Amiterno, en la Sabina, en la vía Salaria, san Victorino, mártir.
En Tauriana, de Calabria, san Fantino el Viejo, de sobrenombre «Taumaturgo».
En la Tebaida, en Egipto, santa Eufrasia, virgen, que, siendo de familia senatorial, optó por hacer vida eremítica en el desierto, en humildad, pobreza y obediencia.
En Ardmore, en la provincia irlandesa de Momonia (Waterford), san Declano, que esta Iglesia venera con gran devoción como su primer obispo.
En la región de Albi, de Aquitania, santa Sigolena, religiosa.
En Rusia, santos Boris y Gleb, mártires, príncipes de Rus e hijos de san Vladimiro, que prefirieron morir antes que oponerse por la fuerza a su hermano Svatopolk. Boris consiguió la palma del martirio cerca de Pereislavia, junto al río Altam, y Gleb, poco después, junto al río Dneper, cerca de Smolensko.
En Rieti, ciudad de la Sabina, san Balduino, abad, discípulo de san Bernardo en el monasterio de Claraval, que fue enviado por el mismo san Bernardo a esta ciudad para fundar y regir el cenobio de San Mateo de Montecchio.
En el convento de Saint-Trond, en Brabante, beata Cristina, llamada la «Admirable», porque en ella, la mortificación del cuerpo y el éxtasis místico en el Señor obró admirables maravillas.
En Stary Sacz, de Tarnow, en Polonia, santa Kinga o Cunegunda, hija del rey de Hungría y casada con el príncipe Boleslao, que de acuerdo con su esposo conservó su virginidad y, muerto éste, profesó la vida religiosa bajo la Regla de santa Clara, en el monasterio fundado por ella misma.
En Ferrara, ciudad de la Emilia, beato Juan de Tossiniano Tavelli, obispo, de la Orden de los Jesuatos.
En Colonia, de la Lotaringia, traslación de los tres magos, que, sabios procedentes de Oriente, fueron a Belén para ofrecer dones y contemplar en un niño el misterio insondable del Unigénito.
En l´Aquila, en la región Vestina, beato Antonio Torriani, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, médico de cuerpos y almas.
En Orbe, lugar de Saboya, beata Luisa, religiosa, hija del duque beato Amadeo, que contrajo matrimonio con el príncipe Hugo de Châlon-Arlay, y después de su muerte abrazó con fidelidad y humildad la Regla de santa Clara, según la reforma de santa Coleta.
En la ciudad de Derby, en Inglaterra, beatos Nicolás Garlick, Roberto Ludlam y Ricardo Simpson, presbíteros y mártires, que, en tiempo de la reina Isabel I, después de haber sufrido toda clase de vejaciones por su condición de sacerdotes, alcanzaron la gloria celestial al ser decapitados.
En Newcastle-on-Tyne, también en Inglaterra, beato José Lambton, presbítero y mártir, que, a los veinticuatro años, por ser sacerdote, fue atrozmente descuartizado.
En Durham, de nuevo en Inglaterra, san Juan Boste, presbítero, que en el mismo reinado de Isabel I, por ser sacerdote sufrió el martirio y ante el juez no cesó de confortar a sus compañeros.
En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, san José Fernández, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, decapitado a causa de su fe en Cristo, siendo emperador Minh Mang.
En Nápoles, ciudad de la Campania, beato Modestino de Jesús y de María (Domingo) Mazzarello, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, cercano siempre a toda clase de pobres y afligidos, durante una epidemia de cólera, al asistir a los moribundos, murió contagiado de la misma enfermedad.
En la ciudad de Guadalajara, en España, beatas María Pilar de San Francisco de Borja (Jacoba) Martínez García, Teresa del Niño Jesús (Eusebia) García y García, y Ángeles de San José (Marciana) Valtierra Tordesillas, de la Orden de Carmelitas Descalzas, vírgenes y mártires, coronadas todas ellas con el martirio en tiempo de persecución religiosa, mientras aclamaban a Cristo, su Esposo.
En Barcelona, también en España, beata María de la Merced Prat, de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, virgen y mártir, que durante la misma persecución padeció el martirio por ser religiosa.
De nuevo en Barcelona, beato Javier Bordas Piferrer, religioso salesiano, que con su propio martirio testimonió claramente ser discípulo del divino Maestro.
En Pozuelo de Alarcon, Madrid, España, beatos Juan Antonio Pérez Mayo, Francisco Polvorinos Gómez, Manuel Gutiérrez Martín, Cecilio Vega Domínguez, Juan Pedro Del Cotillo Fernández, Justo González Lorente, Pascual Aláez Medina, sacerdotes profesos de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y Cándido Castán San José, laico, casado, muertos en tiempos de la Guerra Civil por defender el nombre de Cristo.

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