viernes, 4 de diciembre de 2015

San Osmundo de Salisbury - San Bernardo de Parma - Beato Pedro Pettinario 04122015

San Osmundo de Salisbury

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San Osmundo de Salisbury, obispo
En Salisbury, en Inglaterra, san Osmundo, obispo, que junto con el rey Guillermo se había trasladado de Normandía a Inglaterra, donde, promovido enseguida al episcopado, consagró la iglesia catedral y se ocupó de proveer a la administración de la sede y al culto divino.
Un documento de fines del siglo XV afirma que Osmundo era hijo del conde Enrique de Séez y de Isabel, medio-hermana de Guillermo el Conquistador. Es cosa cierta que el santo fue a Inglaterra con los normandos y sucedió a Herfast en el cargo de canciller del reino. En 1078, el rey Guillermo nombró a Osmundo obispo de Salisbury. Lanfranco de Cantembury le confirió la consagración. Selisbury en aquella época no pasaba de ser una fortaleza construida sobre la colina conocida actualmente con el nombre de Old Sarum. Herman, el predecesor de Osmundo, había empezado a construir la catedral. Osmundo la terminó y la consagró en 1092, pero cinco días más tarde, un rayo cayó sobre la obra y la destruyó en gran parte. Los cimientos de la catedral construida por san Osmundo, se ven todavía en la colina, el sitio es actualmente un campo de juego en los suburbios de New Sarum. El santo organizó el capítulo de su catedral al modo normando: el canciller era a la vez director de la escuela de clérigos y los canónicos estaban obligados a residir allí y a cantar en el coro el oficio divino. El ejemplo tuvo gran trascendencia, ya que en esa época varias de las catedrales más importantes de Inglaterra estaban atendidas por monjes y no por el clero secular. San Osmundo formó parte de la comisión regia encargada de la revisión del «Domesday Book» [registro censal de propiedades encargado por Guillermo el Conquistador]. Igualmente, fue uno de los principales prelados que estuvieron en Old Sarum en 1086, cuando se aprobó el Domesday Book y los nobles juraron que permanecerían leales al rey contra cualquier enemigo. En el pleito entre Guillermo el Rojo y san Anselmo acerca de las investiduras, San Osmundo se puso del lado del rey, sin embargo, poco antes de su muerte, se arrepintió y pidió perdón a san Anselmo por habérsele opuesto.

El nombre de san Osmundo es particularmente conocido entre los liturgistas. En la época del santo y largo tiempo después, muchas diócesis de la cristiandad tenían sus «usos» litúrgicos propios, diferentes a los de Roma. Los libros litúrgicos de Salisbury eran particularmente confusos. san Osmundo se encargó de ordenarlos, y redactó una serie de reglas sobre la celebración de la misa, el rezo del oficio divino y la administración de los sacramentos, para uniformar las costumbres de su diócesis. Un siglo después, la mayoría de las diócesis inglesas y galesas habían adoptado ya «los usos de la distinguida y noble iglesia de Sarum». En 1172, fueron adoptados en Irlanda y, hacia 1250, en Escocia. En Inglaterra siguieron observándose ordinariamente hasta después de la época de María Tudor, es decir, hasta que fueron gradualmente sustituidos por el rito romano reformado por san Pío V. Esa obra de revisión litúrgica exigía comparar muchos manuscritos y, san Osmundo reunió una nutrida biblioteca en su catedral. Según se cuenta, el santo escribió una biografía de san Aldelmo, su predecesor en el gobierno eclesiástico del occidente de Wessex, a quien profesaba gran veneración, por ello asistió a la entronización de sus reliquias en Malmesbury.

A pesar de sus múltiples actividades públicas, san Osmundo pasó largas temporadas en su ciudad episcopal, donde copió y encuadernó muchos libros de la biblioteca de su catedral. Guillermo de Malmesbury le alaba por su pureza de vida y hace notar que estaba libre de las dos grandes tentaciones de los prelados de su época, la ambición y la avaricia. San Osmundo disgustaba por el rigor y la seriedad con que trataba a sus penitentes, pero no era más riguroso con ellos que consigo mismo; murió en la noche del 3 al 4 de diciembre de 1099 y fue sepultado en su catedral. El obispo de Salisbury, Ricardo Poore, pidió en 1228 que fuese canonizado, sin embargo el proceso llegó a término recién dos siglos más tarde. Las reliquias de san Osmundo fueron trasladadas de Old Sarum a la capilla de Nuestra Señora, en la nueva catedral de Salisbury. Enrique VIII destruyó el relicario. Alban Butler afirma que las reliquias fueron sepultadas en la misma capilla. Un fragmento de la dala sepulcral, en el que se lee la fecha MXCIX, se ve todavía en la nave de la catedral. Su fiesta se celebra en las diócesis de Westminster, Clifton y Plymouth.

 MS. Cotton, Titus F. III del Museo Británico. Casi todo lo que sabemos sobre el santo procede de Guillermo de Malmesbury y Simeón de Durham. Todavía se conservan varios documentos relacionados con la canonización; casi todos son catálogos de milagros. Fueron editados en 1901 por H. R. Malden (Wiltshire Record Society); los originales se hallan en la catedral de Salisbury. Véase también W. H. Frere, The Sarum Use, 2 vols (1898 y 1901); W. H. R. Jones, The Resgister of St Osmund, 2 vols (1883-84), en la Rolls Series. W. J. Torrance escribió en 1920 una biografía de criterio anglicano.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



San Bernardo de Parma

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San Bernardo de Parma, monje y obispo
En Parma, de la Emilia, san Bernardo, obispo, el cual, siendo monje, se aplicó a una vida de perfección, y después, como cardenal, buscó el bien de la Iglesia, para, finalmente, ya obispo, procurar la salvación de las almas.
Bernardo pertenecía a la gran familia florentina de los Uberti. Renunció a un brillante porvenir para ingresar en la austera Orden de Valleumbrosa, fundada poco antes por san Juan Gualberto. Con el tiempo, Bernardo llegó a ser el abad del monasterio de San Salvio y, más tarde, general de la orden. Urbano II le elevó al cardenalato y le confió varias embajadas. En aquélla época, Parma se vio violentamente desgarrada por el cisma del obispo Cadalo, quien se erigió en antipapa, así como por el de los obispos que apoyaron a otro antipapa parmesano, Guiberto de Ravena. Precisamente en esa época turbulenta, san Bernardo fue elegido obispo de Parma y recibió la consagración de manos del papa Pascual II. El santo apoyó celosamente al papa legítimo y aplicó las reformas de san Gregorio VIII, sobre todo en materia de simonía, pues ese abuso era muy común en su diócesis. Por esa razón, los partidarios del antipapa Maginulfo hicieron prisionero a san Bernardo el año 1104, en el momento en que celebraba la misa, y le desterraron de su diócesis durante dos años.

En tiempos en los que tantos obispos no sólo aceptaban el poder temporal, sino que lo buscaban, san Bernardo tuvo el mérito de renunciar al que había heredado de sus predecesores en la sede de Parma. Por otra parte, jamás olvidó -ni permitió que otros olvidasen- que había abrazado el estado de perfección en la vida monástica, de suerte que siguió observando la regla en cuanto se lo permitían sus deberes episcopales. En 1127, los jefes del partido de los Hobenstaufen proclamaron rey de Alemania a Conrado, olvidando los derechos de Lotario II; san Bernardo protestó contra la elección y tuvo que huir nuevamente de Parma. Lotario fue coronado emperador en Roma, en 1133. San Bernardo murió en Parma el 4 de diciembre de ese mismo año. A seis años de su muerte su sucesor procedió al reconocimiento y elevación de sus restos a la categoría de reliquias, lo que para la época constituían una forma de beatificación.

 Monumenta Germaniae Historica, vol. XXX, pte. II , fasc. II (1929). Véase sobre este punto Analecta Bollandiana, vol. XLVIII (1930), p. 414. I. Affó (1788);  Rivista di scienze storische, vol. III (1906), pp. 79-86 y 257-264. R. Davidson da una idea clara de la situación política de la época, en Geschichte von Florenz, vol. I, pp. 289 ss., y en Forschungen zur alt. Gesch. Florenz, pp. 66 ss.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



Beato Pedro Pettinario

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Beato Pedro Pettinario, religioso
En Siena, de la Toscana, beato Pedro Pettinario, religioso de la Tercera Orden de San Francisco, insigne por su peculiar caridad hacia los pobres y los enfermos, y por su humildad y silencio.
Pedro o Pettinaio nació en Campi, región del Chianti, de donde se trasladó con su familia a Siena. El sobrenombre le viene de su oficio de fabricante y comerciante de peines. Jocoso e impulsivo en su juventud, empezó a cambiar después de su conversión. El negocio le iba bien; era propietario de una casa y una viña. Se casó, pero, al comprobar la esterilidad de su mujer, hizo con ella el voto de castidad perfecta, pero se mostró excelente esposo, procurando hacerla sentirse a gusto hasta en las cosas más pequeñas. Comenzó a santificarse en el ejercicio de su profesión. Compraba y vendía siempre al precio justo; la calidad de sus productos era tan apreciada por los habitantes de Siena, que él iba tarde al mercado sólo por la tarde, para no perjudicar a sus competidores.
Pero nunca llegaba tarde a las predicaciones y los oficios religiosos; ni a las casas de los pobres, a los que llevaba ayudas junto con otros ocho amigos; ni al hospital de Santa María della Scala, donde curaba a los enfermos, aplicando remedios y besando sus llagas.
Al quedar viudo, vendió la viña de su propiedad, luego la casa, repartiendo todo a los pobres. Conservando sólo lo necesario para vivir modestamente, se fue a vivir a una casucha cerca de la Puerta dell’Ovile. Profesó la regla de la Orden seglar de penitencia fundada por San Francisco y, después de haber renunciado a todo, se esforzó por vivir en la mayor pobreza.
Era inclinado a la contemplación y gozó de arrobamientos y éxtasis, a veces en presencia de compañeros. Hacia el final de su vida parecía vivir siempre más retirado del mundo. Después de una grave enfermedad, obtuvo el permiso para vivir en una celda del convento de los franciscanos de Siena, donde pasaba las noches en oración. Mostraba una devoción ardiente hacia la Virgen, ayunando en su honor el sábado y encomendándose a ella noche y día. También fue peregrino, fue a Roma, a Pistoia, a Asís y a La Verna. Su espiritualidad lleva la impronta franciscana. No ha dejado escritos, pero son famosos sus silencios. Después de 14 años de esfuerzos adquirió el don de no hablar sino por necesidad. Por esto a menudo es representado en la iconografía con un dedo sobre los labios, y es llamado el «santo del silencio». Pero la pocas palabras que decía y las muchas cosas que obraba debían de ser de una gran eficacia.
Su incesante celo por las obras de misericordia lo hizo adquirir pronto fama de gran santidad entre sus conciudadanos. Los franciscanos de Siena lo llamaban a él cuando había que discernir acerca de la vocación de sus novicios. Los franciscanos más radicales, los llamados "espirituales", se inspiran en él. El futuro predicador dominico beato Ambrosio Sansedoni renunció a ser obispo, aconsejado por él. En 1282 le encargaron elegir entre los detenidos de las prisiones a cinco hombres entre los menos culpables, para ser liberados. En 1286 el municipio le confió el cuidado de repartir dinero a los pobres azotados por la carestía. ciertos traficantes pusieron en sus manos el dinero que habían defraudado a la ciudad, para que lo entregara a las autoridades.
Murió el 4 de diciembre de 1289 (dicen algunos que a los 128 años de edad) y sus últimas palabras fueron una advertencia a Siena, Florencia y Pistoia, a las cuales predijo grandes males. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de San Francisco, de Siena. A partir de entonces, muchos paisanos suyos invocaban su intercesión y le atribuyeron muchas gracias y prodigios. El municipio lo consideró enseguida beato, aunque la confirmación del culto no vino hasta el 2 de enero de 1802, por obra del papa Pío VII. Dante Alighieri exalta la eficacia de su oración en la Divina Comedia (Purgatorio, canto XIII), explicando al poeta que por sus pecados debería estar aún en el ante-Purgatorio, pero lo evitó gracias a las oraciones del santo varón Pier Pettinaio. La tumba quedó destruida tras un incendio, y del beato sólo quedó el brazo, que conservan las clarisas de Siena.
fuente: Frate Francesco



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