La ventana de mi hospital
Es un espacio sin leyes ni fronteras.
En mi ventana entra poca luz
que recuerda a la creación primera.
El ventanal del hospital
de una blanca rígida madera
levanta como el sello a su cruz.
Las casas grises, unos transeúntes
que corren apurados, agotados
con sus asuntos ( siempre los asuntos…)
por mi ventana están crucificados.
A cada vida Tú regalas su peregrinaje.
A cada ser das al único camino.
Del alma somos solo los empaques
y Tú nos abres con el último latido.
Fotos de Margaret Watkins y de una anónima ventana de Moscú
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