viernes, 21 de abril de 2017

San Román Adame. Sacerdote y mártir de la guerra cristera (21 de abril)

San Román Adame. Sacerdote y mártir de la guerra cristera

 
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San Román, sacerdote que, durante la persecución de la Iglesia en México, fue martirizado por confesar a Cristo Rey

 
San Román Adame Rosales fue un humilde sacerdote de Nochistlán, Zacatecas, México, que se carecterizó por impartir catequesis a los niños de su pueblo, ayudar al os enfermos y construir capilas para adoración al Santísimo. Fue martirizado durante la persecusión de los cristianos en la llamada guerra de los cristeros

Fiesta: 21 de abril

Martirologio romano: En lugares Nochistlán en la región de Guadalajara en México. San. Roman Adame, sacerdote y mártir, que, durante la persecución de la Iglesia fue martirizado por confesar a Cristo Rey.
San Román era oriundo en Teocaltiche, Jalisco (Diócesis de Aguascalientes) Fue Párroco de Nochistlán, Zacatecas., (Arquidiócesis de Guadalajara). Fue un Sacerdote profundamente humilde. Nunca se quejó ante nada; frente al dolor, dijo con calma: "Que se haga la voluntad de Dios" Se hizo cargo de la catequesis, misiones populares, construcción de capillas para que los fieles tuviesen muy cerca el Santísimo. Él ayudó a los enfermos y trató de educar a los niños en la Fe. Estas fueron las principales actividades de su ministerio parroquial.

Biografía de San Román Adame

Román nació en Teocaltiche, Jalisco, el 27 de febrero de 1859. De humilde cuna, en su juventud ingresó al seminario conciliar de Guadalajara.
Como superaba en edad y juicio a sus condiscípulos, de seminarista desempeñó algunos oficios de cierta responsabilidad con diligencia y gusto.
Presbítero desde el 30 de noviembre de 1890, se le encomendaron algunos oficios de gran responsabilidad, poco después fue nombrado párroco.
En su último destino, Nochistlán, Zacatecas, se conserva la memoria del párroco piadoso, promotor de la devoción al Santísimo Sacramento y a la Virgen María; confesor asiduo, predicó varias misiones populares y ejercicios espirituales; mejoró la catequesis y la instrucción en la fe y atendió con paternal solicitud a los enfermos.
Al suspenderse el culto público, continuó ejerciendo su ministerio. La prudencia no mermó su integridad, pues si bien evitaba el enfrentamiento, sabía que su vida corría peligro. La víspera de su captura dijo públicamente: ¡Qué dicha ser mártir, dar mi vida por mi parroquia!

El arresto y las torturas

Un vecino del rancho Veladores compareció ante el coronel Jesús Jaime Quiñones, jefe de armas del ejército federal establecido en Yahualica, para denunciar al párroco.
La madrugada del 19 de abril de 1927, Quiñones dirigió la captura y aprehensión del anciano, quien fue arrancado del lecho donde descansaba.
En ropa interior, casi desnudo, descalzo y a pie, fue obligado a recorrer casi treinta kilómetros; un soldado compadecido le cedió su caballo, lo que le granjeó injurias de sus compañeros.
El coronel Quiñones ordenó torturar al prisionero. Durante el día lo expuso a la vista de todos atándolo a una de las columnas de los portales de Yahualica.
Los vecinos solicitaron a Quiñones la libertad del reo. Tengo órdenes de perseguir y fusilar a todos los sacerdotes, pero si me dan seis mil pesos, a éste le perdonaré la vida, respondió.
Reunida la crecida suma, el militar se la apropió sin cumplir lo pactado, pues el 21 de abril decretó que el padre Adame fuera fusilado a las tres de la tarde en el cementerio municipal.
La orden fue cumplida con exactitud. A la hora señalada colocaron al mártir junto a la fosa que le serviría de sepulcro.
Uno de los soldados, Antonio Carrillo, se negó a disparar contra el sentenciado; el que dirigía el pelotón lo abofeteó, lo despojó de sus insignias y lo colocó en el paredón.
Con un valeroso gesto de bondad, San Ramón Adame trató de salvar la vida de soldado Antonio Carrillo, quien se había negado a disparar contra el Sacerdote, pero sus esfuerzos fueron en vano
Una descarga hizo caer en la tumba al párroco; acto continuo fusilaron a Carrillo, inhumándolo en el mismo sepulcro.
Los restos de ambos descansan en Nochistlán, Zacatecas.
Fue Beatificado en 1992 por San Juan Pablo II y posteriormente canonizado en el año 2000 por el mismo San Juan Pablo II
 
PildorasdeFe.net | Biografía de Santos y Beatos. Con información de Arquidiócesis de Puebla
 

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