María, nació en una familia judía muy devota, en Galilea, cuando formaba parte del antiguo Imperio Romano. Sus padres fueron San Joaquín y Santa Ana, a quienes, según la tradición, los ángeles visitaron por separado para informarles que Ana estaba esperando a María.
Los padres de María le prometieron a Dios consagrarle a su hija y entregársela al templo siendo aún una pequeña infante
Se cree que, según algunos historiadores, cuando María tenía unos 13 o 14 años, ya estaba comprometida con San José, un devoto judío del que la Biblia le pone el más alto grado de elogio: un hombre justo.
Fue durante su compromiso que, a través de la visitación del Ángel de Dios, Gabriel, ella aceptó el plan divino de servir como la madre de Jesucristo en la Tierra.
María respondió con fiel obediencia al plan de Dios, a pesar de los desafíos personales que le presentaba.
La Virgen María, llena de gracia y del Espíritu Santo, nos trae a todos los fieles, bendiciones del Cielo. Ella es la Madre que cuida, la Madre que no desampara, la Madre que protege y que guía.
1.- Háblale a Jesús sobre María
Jesús mío, me gusta orar a María, tu Santa Madre, ella me enseña con su manera de vivir, a ser dócil a tu Palabra, a tomarla en serio, y a dejarse guiar por ella; pero también María se presenta como una servidora, como una que sale a ayudar a su prima Isabel, cuando esta la necesita.
Así quiero ser yo, mi Señor y mi Dios, quiero ser uno que es dócil a tu Palabra y que sale de sí a servir a los hermanos que tanto necesitan de Ti.
Gracias por darme la oportunidad de ver a María y de aprender de ella, gracias por su amor de Madre y por todas las bendiciones que a través de ella, nos has dado a nosotros que la amamos y la descubrimos como modelo de discípulo que Tú nos has llamado a seguir.
Confío en tu compañía y en tu Bendición Señor, gracias por todo lo bueno que me das por ayudarme a ser cada día un mejor ser humanos.
Cómo mi madre María, me uno a sus eternas palabras de entrega que hacen y harán eco en nuestra historia de salvación: Hágase en mí según tu Palabra.
Amén
2.- Oración inicial
Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
- "No tienen vino": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
- "Hágan lo que Él les diga": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
- "He aquí la esclava del Señor": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.
3.- Reflexión para el día 29: Que no se burlen de tu Madre
Balduino fue el Rey de Bélgica hasta 1994, año en el que muere. Muchos de sus allegados han hablado y escrito acerca de la vida cristiana ejemplar de este Rey.
Un buen amigo suyo era el Cardenal Suenens. Escribe esta anécdota. Iban de viaje en coche ellos dos solos.
"La escena tiene lugar en una carretera secundaria del país. El Rey conducía el coche y yo era el único pasajero. Al pasar cerca de la estación de un pueblo, vio una imagen de Nuestra Señora rodeada de un jardincillo de flores, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco de punta alemán de la Gran Guerra.
Arriesgándose a que lo reconocieran, frenó en seco y, sin decir palabra, salió del coche, se subió al pedestal y quitó el casco, que tiró en una zanja. Cogió de nuevo el volante sin hacer ningún comentario, como la cosa más natural del mundo.
Yo vi en este gesto la actitud de un caballero que no permite que se burlen de su madre y que ignora cualquier tipo de respeto humano que en ese momento pudiera pasársele por la cabeza"
Santa María, que cuando vea algo que pueda no gustarte a ti o a tu hijo, que sepa reaccionar igual que el Rey Balduino. Que no me dé vergüenza comportarme como tu hijo
4.- Oración final
Amado Jesús, al igual que María, tu Santa Madre, quiero estar abierto siempre a la acción del Espíritu Santo, configurarme completamente a tu amor y tu misericordia.
Como ella, acepto también ser tu esclavo, tu siervo, atento siempre a escuchar tu Palabra y hacerla una acción de vida.
Deseo responderte siempre con generosidad y sencillez, como lo hizo María, quien supo escucharte y obedecerte desde siempre.
Y a ti, Oh María, amada universal del Verbo, la nueva Eva escogida, auxilio de los pecadores y de los que buscan tu intercesión, acógeme siempre bajo tu manto protector, soy también tu hijo y sé que te preocupas por mí.
Te ruego que poses tu mano sobre mis hombros y me guíes por el camino de tu hijo Jesús.
Como tú, quiero poder decir y sentir con toda la pasión de mi alma: "Mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador".
Amén
Reflexión: Padre José Pedro Manglano | Diálogos y oraciones: Qriswell J. Quero | Publicado originalmente en: PildorasdeFe.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario