martes, 30 de mayo de 2017

Santa Juana de Arco. Patrona de los soldados y de Francia (30 de mayo)



Santa Juana de Arco. Patrona de los soldados y de Francia
 
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Santa Juan de Arco, después de luchar valientemente en defensa de su país, fue entregada al enemigo y quemada en la hoguera acusada de brujería

 
Santa Juana de Arco, heroína nacional de Francia, y conocida como la Doncella de Orleans, fue una campesina que experimentó visiones místicas de San Miguel Arcángel, Santa Catalina y Santa Margarita e, inspirada bajo esta dirección divina, llevó al ejército francés a una victoria trascendental en Orléans que rechazó un intento inglés de Conquistar Francia durante la Guerra de los Cien Años. Es la patrona de los soldados y de Francia. Fue quemada en la hoguera por sus enemigos acusada de herejía después de un juicio muy injusto con motivos políticos. Juana fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920.

Fiesta: 30 de mayo

Martirologio romano: En Ruán, en Normandía, Francia, Santa Juana de Arco, virgen, conocida también como la Doncella de Orleans, que, después de luchar valientemente en defensa de su país, fue finalmente entregada al enemigo, quienes la condenaron en un juicio muy injusto a ser quemada en la hoguera.

Biografía de Santa Juan de Arco

Juana de Arco, Nació el 6 de enero 1412, de padres muy piadosos y humildes de la clase campesina francesa al sureste de París, en la oscura aldea de Domrémy, cerca de la provincia de Lorena
A la edad de 12 años, comenzó a experimentar visiones y a escuchar voces que más tarde se identificarían como San Miguel Arcángel, Santa Catalina de Alejandría, y Santa Margarita de Antioquía.
Al principio, los mensajes eran personales, pero luego eran de carácter general. En mayo de 1428, las voces de San Miguel Arcángel, Santa Catalina y Santa Margarita, le dijeron a Juana que fuese con el rey de Francia y que le ayudara a reconquistar su reino.
Después de superar la oposición de los clérigos y cortesanos, el Rey le dio a la chica de diecisiete años, un pequeño ejército con el que levantó el asedio de Orleans, el 8 de mayo de 1429.
A continuación disfrutó de una serie de espectaculares éxitos militares, durante el cual el Rey pudo entrar Reims y coronado con ella a su lado.

Su cautiverio y martirio

En mayo de 1430, cuando ella estaba tratando de aliviar las guerras en la Compiegne, fue capturada por los borgoñones y vendida a los ingleses. El rey Carlos y los franceses pudieron hacer nada para salvarla.
Después de meses de prisión, fue juzgada por herejía y brujería en Ruán. Profesores de la Universidad de París apoyaron obispo Pierre Cauchon de Beauvis, quien era el Juez. El cardenal Henry Beaufort de Winchester, Inglaterra, participó en el interrogatorio de Juana en la cárcel. Al final, también se le condenó por llevar ropa de hombre
A pesar de su escasa familiaridad con los aspectos técnicos de la teología, Juana no podía negar los aspectos místicos de su vida, siendo para ella unas declaraciones perjudiciales.
Le incitaron a que se retractara de todo lo que había dicho de esas visiones, pero ella se negó rotundamente a negar el hecho de que se trataba de los santos de Dios que le habían enviado a hacer lo que había hecho.
Fue condenada a muerte por hereje, hechicera, y adúltera, además de que también se le condenó por llevar ropa de hombre. Fue quemada en la hoguera el 30 de mayo 1431. Ella tenía diecinueve años. Sus cenizas fueron esparcidas en el río Sena
Unos treinta años más tarde, fue exonerada de toda culpa y fue canonizada en última instancia, en 1920 por el Papa Benedicto XV. Su fiesta es el 30 de mayo.
Recordada por la mayoría de la gente por sus hazañas militares, Juana también tenía un gran amor por los sacramentos, que fortaleció su compasión hacia los pobres.
La devoción popular aumentó considerablemente en el siglo 19 en Francia y más tarde entre los soldados franceses durante la Primera Guerra Mundial. E
l teólogo George Tavard escribe que su vida "ofrece un perfecto ejemplo de la conjunción de la contemplación y la acción"

Oración a Santa Juan de Arco

Oh Santa Juana de Arco, tú que, en el asecho de tus enemigos, en el acoso, burlas, y en los falsos testimonios, mantuviste firme tu fe.
Tú que, siendo abandonada, estando sola y sin amigos, mantuviste firme tu fe. Tú que, enfrentaste un juicio muy injusto y tu propia muerte, mantuviste firme tu fe.
Pido a Dios Padre, que me permita ser tan audaz en mis creencias como tú. Pido, en el nombre del Señor, que seas mi auxilio en mis propias batallas.
Ayúdame a ser conscientes de aquello por lo que vale la pena luchar.
Ayúdame a mantener firme mi fe.
Ayúdame creer en mi capacidad de actuar bien, con sabiduría y santidad.
Amén

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