Oraciones para después de comulgar
QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO
(Plegaria del Padre Pío para después de la comunión)
Has venido a visitarme,
como Padre y como Amigo.
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
como Padre y como Amigo.
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Por el mundo envuelto en sombras
voy errante peregrino.
Dame tu luz y tu gracia.
¡Quédate, Señor, conmigo!
voy errante peregrino.
Dame tu luz y tu gracia.
¡Quédate, Señor, conmigo!
En este precioso instante
abrazado estoy contigo.
Que esta unión nunca me falte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
abrazado estoy contigo.
Que esta unión nunca me falte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Acompáñame en la vida.
Tu presencia necesito.
Sin Ti desfallezco y caigo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Tu presencia necesito.
Sin Ti desfallezco y caigo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Declinando está la tarde.
Voy corriendo como un río
al hondo mar de la muerte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Voy corriendo como un río
al hondo mar de la muerte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
En la pena y en el gozo
sé mi aliento mientras vivo,
hasta que muera en tus brazos.
¡Quédate, Señor, conmigo!
sé mi aliento mientras vivo,
hasta que muera en tus brazos.
¡Quédate, Señor, conmigo!
ACCIÓN DE GRACIAS
Os doy gracias, mi Jesús, del favor que me habéis hecho de venir a mí.
Si al recibir un regalo cualquiera, doy gracias, ¡cuántas más os las daré a Vos, que me habéis dado a Vos mismo en persona!
Gracias os sean dadas por un tan grande beneficio. Ahora puedo decir que yo soy vuestro, y Vos todo mío.
Como correspondencia a este beneficio, procuraré llevar una vida más santa, más pura, más agradable a Vos. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
SALMO DEL AMOR A JESÚS
Amor
Os amo como os aman los Ángeles y Santos, que con Vos están en el Cielo.
Oh Jesús, os amo y deseo que todos los hombres os conozcan y amen.
Os amo por tantos infieles que no os conocen y por tantos impíos que os blasfeman.
Os amo por tantos herejes que os niegan y por tantos malos cristianos que os ofenden.
Os amo por los condenados en el infierno, que nunca tendrán la dicha de amaros.
Adoración
Os adoro, Jesús mío, dentro de mi alma, porque sois mi Creador y mi Señor.
Os adoro, como os adoran los Ángeles del Cielo que están en vuestra presencia.
Os adoro como os adoran los Ángeles que están alrededor de vuestros altares.
Os adoro como os adora vuestra Santísima Madre; os adoro dentro de mi corazón.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
ORACIÓN DE LA PIEDAD
POSTRADO a vuestros pies, Oh Jesús, os dirijo con todo fervor las siguientes súplicas:
OJOS DE JESÚS, MIRADME. Ahora que estáis en mí, mirad a mi alma y salvadla.
LABIOS DE JESÚS, HABLADME. Decidme qué he de hacer para santificarme.
OH PIES DE JESÚS, SEGUIDME. No quiero en adelante ir a ningún sitio malo.
MANO DE JESÚS, BENDECIDME. Con vuestra bendición me será fácil el no pecar.
CORAZÓN DE JESÚS, AMADME. Sabiendo que Vos me amáis, nada más quiero y deseo.
BRAZO DE JESÚS, CONDUCIDMEE. Guiadme por el camino del bien y apartadme de mal.
Y A LA GLORIA ETERNA LLEVADME. Sí, al Cielo con Vos, con la Virgen Santísima, con los Ángeles y Santos. Amén, amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
ORACIÓN DE LA CONFIANZA
CORAZÓN de Jesús, en Vos confío y espero que me concederéis las gracias que necesito para imitaros y ser verdadero santo.
Por vuestro Corazón, ahora tan unido al mío, os pido que no permitáis que jamás me aparte de Vos por el pecado mortal.
Por vuestro Corazón, tan humillado, haced manso y humilde mi corazón.
Por vuestro Corazón, tan mortificado, dadme fuerza para poder alejar de mí todo cuanto pueda ponerme en peligro de ofenderos.
Por vuestro Corazón tan obediente, haced que sea obediente a mis padres y superiores.
Por vuestro Corazón tan piadoso, concededme el espíritu de piedad hacia Dios, y de hacer con perfección mis devociones.
Por vuestro Corazón tan casto y puro, dadme el don de la pureza y castidad. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
ORACIÓN DEL REFUGIO EN JESÚS
Alma de Cristo, santifícame. Pidamos a Jesús que nos haga santos y que no pequemos.
Cuerpo de Cristo, sálvame. Tenemos un alma; debemos salvarla a toda costa.
Sangre del Costado de Cristo, embriágame. Significa que nos llene de su amor.
Agua del Costado de Cristo, purifícame. Pidamos que nuestra alma sea siempre pura.
Pasión de Cristo, confórtame. Pidamos a Jesús que sepamos resistir las tentaciones.
Oh buen Jesús, óyeme. Que Jesús oiga nuestras oraciones.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti. Es la mayor desgracia separarse de Jesús.
Del maligno enemigo, defiéndeme. Nuestro mayor enemigo es el demonio.
En la hora de mi muerte, llámame.Y mándame ir a Ti. ¿Qué más podemos desear? Ir a Jesús, estar con Jesús.
Para que con tus Santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN DEL TEMOR Y DE LA ESPERANZA
Oh Jesús mío, atended a mi oración:
Temo al infierno; pero espero en Vos.
Temo el pecado mortal; pero espero que me daréis gracia para no caer en él.
Temo presentarme delante de Vos; pero espero que me daréis sentencia de salvación.
Temo los escándalos del mundo; pero espero que con vuestra gracia no me engañarán.
Temo las malas compañías; pero espero que me ayudaréis a apartarme de ellas.
Espero, Jesús mío, ir al Cielo. Ayudadme.
Espero vivir siempre en gracia de Dios.
Espero presentarme limpio ante Vos.
Espero no dejarme engañar del mundo.
Espero huir de malas compañías.
Os contemplo, Jesús mío, adorado por los ángeles, los Reyes y los pastores.
Os admiro en los brazos de María y en la casa de Nazareth
Os contemplo predicando y haciendo milagros, muerto en una cruz y resucitado.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto
ORACIÓN DE LOS PROPÓSITOS
Acabo de comulgar: acabo de recibiros, Jesús, en mí. Escuchad mis propósitos.
¿Me enfado con facilidad? ¿Me domina el orgullo? ¿Tengo mal genio? Me corregiré.
¿Me porto mal con mi familia? ¿Doy algún disgusto a mis padres? Me portaré mejor.
¿Leo algún libro, novela o revista con relatos o figuras poco decentes? No los leeré más
¿Tengo alguna amistad peligrosa? La dejaré. Mi primer amigo será siempre Jesús.
¿No cumplo con mis deberes en el estudio o en el trabajo? Los cumpliré por amor de Jesús. ¿Me encomiendo a Dios? ¿Dejo por pereza mis oraciones? Las rezaré todos los días.
¿Tengo demasiada afición al juego? Jugaré, pero con orden y a su debido tiempo.
¿Tengo algún defecto, del cual me ha avisado muchas veces? Procuraré enmendarme.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
EL COLOQUIO CON JESÚS
JESÚS: ¿Estás contento de haberme recibido?
Joven: No puedo negarlo, Jesús mío; siento en el fondo de mi corazón un gran gozo.
JESÚS: ¿No te gustaría tener siempre íntima, amistad conmigo?
Joven: Sí, me gustaría mucho.
JESÚS. De ti depende; Yo te amo.
Joven: Es verdad; pero hay una cosa en mí que me estorba para estar en vuestra compañía
JESÚS: Dime, ¿cuál es ésta?
Joven: Os lo diré mi buen Jesús. Son las pasiones de mi corazón.
JESÚS: Precisamente uno de los efectos de la Comunión es calmar esas Pasiones.
Joven: Oh Jesús, procuraré comulgar con frecuencia y con todo el fervor posible.
Jesús, guardad mi alma del pecado.
Jesús, infundid en mí toda virtud.
Jesús, haced que yo sepa imitaros.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
EL COLOQUIO CON MARÍA
MARÍA: Has recibido ya a mi Hijo. Como yo le tenía en mis brazos, tú le tienes en Tu corazón. Agradécele esta visita.
Joven: Sí, Madre mía desearía yo serle muy agradecido: pero ¿cómo lo he de hacer?
MARÍA: Amándole mucho y tratándole bien, o sea, no echarle fuera con el pecado mortal.
Joven: Es lo que pido a Jesús: que nada me separe de Él.
MARÍA: ¡Qué pena me dan ciertos jóvenes que reciben, es verdad a Jesús, pero le vuelven en seguida las espaldas!
Joven: ¿Es esto Posible? ¿Recibir a Jesús y poco después abandonarle?
MARÍA: Sí, esto hacen los que por la mañana comulgan, y después van con malas compañías, y a malos espectáculos.
Joven: Pues yo prometo que no he de ser de estos. Ayudadme a saberlo cumplir.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
PETICIONES
Vos habéis dicho, Oh Jesús: Pedid y recibiréis. Vengo, pues, a pediros:
...que seáis en todas partes más conocido, más amado, más adorado;
... que bendigáis y sostengáis al Papa de Roma, vuestro representante en la tierra-
... que aumentéis los Sacerdotes y Misioneros que trabajan por la salvación de las almas;
...que los que están en gracia de Dios no caigan en pecado y que los pecadores se conviertan a Vos y no se condenen; r
... que bendigáis y santifiquéis a mis padres, hermanos, parientes, amigos y enemigos, para que todos os sirvamos en la tierra y gocemos juntos de Vos en el Cielo;
...que bendigáis a todos mis superiores y encargados de mi educación.
Y para mí os pido estas tres gracias:
que no cometa ningún pecado mortal ...
que me deis una buena y santa muerte...
que, al morir, me abráis las puertas del Cielo.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu santo; Un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
LAS PALABRAS DE JESÚS
Jesús habla al corazón de aquel que acaba de comulgar y le dice:
¿De qué le aprovecha al hombre el ganar todo el mundo si se va al infierno?
Aprended de Mí, que soy manso y humilde de Corazón.
Dichosos son los que tienen el corazón limpio de pecado, porque ellos verán a Dios.
Vigilad y haced oración, para que no caigáis en la tentación.
El que toma mi Cuerpo en la Sagrada Comunión habita en Mí, y Yo en él.
Tengo Yo todo poder en el Cielo y en la tierra. Confiad en Mí. Yo he vencido al mundo.
Yo soy el buen pastor, y vosotros sois mis ovejuelas. Escuchad mis palabras.
Si me pedís alguna cosa, os la concederé, si os conviene para vuestra alma.
Yo he venido al mundo, para que los que creen en Mí no anden en las tinieblas.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo: a un Dios en Tres Personas bendigo y canto.
ADORO TE DEVOTE
Te adoro con fervor, deidad oculta,
que estás bajo de estas formas escondidas;
a ti mi corazón se rinde entero,
y desfallece todo si te mira.
Se engaña en ti la vista, el tacto, el gusto.
Mas tu palabra engendra fe rendida;
cuanto el Hijo de Dios ha dicho, creo;
pues no hay verdad cual la verdad divina.
En la Cruz la deidad estaba oculta.
aquí la humanidad yace escondida;
y ambas cosas creyendo y confesando,
imploro yo lo que imploraba el ladrón arrepentido.
No veo, como vio Tomás, tus llagas,
mas por su Dios te aclama el alma mía:
haz que siempre, Señor, en ti yo crea,
que espere en ti, que te ame sin medida.
Oh memorial de la pasión de Cristo,
oh pan vivo que al hombre das la vida:
concede que de ti viva mi alma,
y guste de tus célicas delicias.
Jesús mío, pelícano piadoso,
con tu sangre mi pecho impuro limpia,
que de tal sangre una gotita puede
todo el mundo salvar de su malicia.
Jesús, a quien ahora miro oculto,
cumple, Señor, lo que mi pecho ansía:
que a cara descubierta contemplándote,
por siempre goce de tu clara vista. Amén.
que estás bajo de estas formas escondidas;
a ti mi corazón se rinde entero,
y desfallece todo si te mira.
Se engaña en ti la vista, el tacto, el gusto.
Mas tu palabra engendra fe rendida;
cuanto el Hijo de Dios ha dicho, creo;
pues no hay verdad cual la verdad divina.
En la Cruz la deidad estaba oculta.
aquí la humanidad yace escondida;
y ambas cosas creyendo y confesando,
imploro yo lo que imploraba el ladrón arrepentido.
No veo, como vio Tomás, tus llagas,
mas por su Dios te aclama el alma mía:
haz que siempre, Señor, en ti yo crea,
que espere en ti, que te ame sin medida.
Oh memorial de la pasión de Cristo,
oh pan vivo que al hombre das la vida:
concede que de ti viva mi alma,
y guste de tus célicas delicias.
Jesús mío, pelícano piadoso,
con tu sangre mi pecho impuro limpia,
que de tal sangre una gotita puede
todo el mundo salvar de su malicia.
Jesús, a quien ahora miro oculto,
cumple, Señor, lo que mi pecho ansía:
que a cara descubierta contemplándote,
por siempre goce de tu clara vista. Amén.
Quédate Señor, conmigo
Quédate, Señor, conmigo, porque ten necesito ver presente para no olvidarte, pues ya sabes con cuenta frecuencia te abandono.
Quédate, Señor, conmigo, porque soy muy débil y necesito de tus alientos y de tu fortaleza para no caer tantas veces.
Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi vida y sin Ti con frecuencia decaigo en el fervor.
Quédate, Señor, conmigo, porque Tú eres mi luz y sin Ti estoy en tinieblas.
Quédate, Señor, conmigo, para que oiga tu voz y la siga.
Quédate, Señor, conmigo, para demostrarme todas tus voluntades.
Quédate, Señor, conmigo, porque deseo amarte mucho y vivir siempre en tu compañía.
Quédate, Señor, conmigo, porque todo mi ser te está consagrado y Tú me perteneces.
Quédate, Señor, conmigo, y haz de mi corazón una celda de amor de la cual nunca te alejes.
Quédate, Señor, conmigo, si quieres que se te fiel.
Quédate, Señor, conmigo, porque aunque mi alma es muy pobre, deseo que sea para Ti un lugar de consuelo, un huerto cerrado, un nido de amor.
Quédate, Señor, conmigo, y haz que tu amor me inflame tanto que me consuman sus amorosas llamas.
Quédate, Señor, conmigo, porque se hace tarde y declinan las sombras, es decir, se pasa la vida, se acerca la cuenta, la eternidad, y es preciso que redoble mis días, mis esfuerzos, que no me detenga en el camino y por eso te necesito. Se hace tarde y se viene la noche, me amenazan las tinieblas, las obscuridades, las tentaciones, las sequedades, penas, cruces, etc., y Tú me eres preciso, Jesús mío, para alentarme en esta noche de destierro, ¡Cuánta necesidad tengo de Ti!
Quédate, Señor, conmigo, porque en esta noche de la vida y de los peligros, deseo ver tu claridad, muéstrateme y haz que te conozca como tus discípulos en el partir del pan, es decir, que la unión Eucarística sea la luz que aclare mis tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única dicha que embriague mi corazón.
Quédate, Señor, conmigo, porque cuando llegue la muerte, quiero estar junto a Ti y si no realmente por medio de la Sagrada Comunión al menos quiero tener mi alma unida a Ti por la gracia y por un abrasado amor.
Quédate, Señor, conmigo, no te pido sentir tu adorable presencia y tus regalos divinos que no los merezco, pero tu residencia en mi por la gracia ¡oh, sí que te la pido!
Quédate, Señor, conmigo, pues a Ti sólo te busco, tu amor, tu intimidad, tu Corazón, tu espíritu y tu gracia. Te busco por Ti mismo porque te amo; y no te pido más recompensa que amarte con solidez, prácticamente, amarte únicamente, amarte cuento puedo, amarte con todo mi corazón en la tierra para seguir amándote con perfección por toda la eternidad.
Web católico de Javier
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