sábado, 27 de mayo de 2017

Día 27: Mayo, mes de María. Reflexión: Si tuviese un sólo instante con María

Día 27: Mayo, mes de María. Reflexión: Si tuviese un sólo instante con María


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Comparte y vive la experiencia de estar 31 días con nuestra Madre amada María, reflexionando y creciendo en el amor de Dios

El Evangelio nos cuenta que la Santísima Virgen María fue acogida por el discípulo Juan cuando Jesús se la entregó colgado en la cruz. Ella ofrecería a los discípulos sus oraciones, cuidados maternales y testimonio.
Nuestra Virgen Madre continúa ofreciéndonos su amor maternal e intercesión a todo el pueblo cristiano.
Durante este mes de mayo, tengamos la tarea de redescubrir el papel maternal de María en cada una de nuestras vidas.
Ofrezcamos a nuestra madre espiritual nuestras oraciones sinceras, que así como Ella ayudó a los primeros Apóstoles con sus oraciones, también puede guiar e interceder por nosotros en nuestro camino de fe.
Aprendamos de María cómo amar y confiar completamente en Dios y cómo ser testigos fieles del Señor resucitado.

1.- Háblale a Jesús sobre María

Jesús mío, me gusta orar a María, tu Santa Madre, ella me enseña con su manera de vivir, a ser dócil a tu Palabra, a tomarla en serio, y a dejarse guiar por ella; pero también María se presenta como una servidora, como una que sale a ayudar a su prima Isabel, cuando esta la necesita.
Así quiero ser yo, mi Señor y mi Dios, quiero ser uno que es dócil a tu Palabra y que sale de sí a servir a los hermanos que tanto necesitan de Ti.
Gracias por darme la oportunidad de ver a María y de aprender de ella, gracias por su amor de Madre y por todas las bendiciones que a través de ella, nos has dado a nosotros que la amamos y la descubrimos como modelo de discípulo que Tú nos has llamado a seguir.
Confío en tu compañía y en tu Bendición Señor, gracias por todo lo bueno que me das por ayudarme a ser cada día un mejor ser humanos.
Cómo mi madre María, me uno a sus eternas palabras de entrega que hacen y harán eco en nuestra historia de salvación: Hágase en mí según tu Palabra.
Amén

2.- Oración inicial

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
  • "No tienen vino": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
  • "Hágan lo que Él les diga": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
  • "He aquí la esclava del Señor": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.

3.- Reflexión para el día 27: ¡Si yo tuviera un sólo instante con María!

En cierta ocasión, cuando estaban rezando por un chaval endemoniado, ocurrió lo siguiente, según cuenta un testigo presencial: que "el demonio multiplicaba sus gritos con más fuerza y confusión, diciendo: "¿Por qué he de salir?", entonces, una religiosa allí presente exclamó con fervor:
"¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros! ¡María, Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!".
Al oír estas palabras, el espíritu infernal redobló sus horribles alaridos:
"¡María! ¡María! ¡Para mí no hay María! No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer. ¡Si hubiese una María para mí, como la hay para ustedes, yo no sería un demonio! Pero para mí no hay María".
Todos los presentes lloraban. Y entonces, el demonio repitió
"¡Si yo tuviese un solo instante de los muchos que ustedes pierden! ¡Un sólo instante y una María y yo no sería un demonio!".
¡Qué fuerte! Satanás es un ángel que se separó de Dios; y dice que si tuviera a María no sería demonio. Esto es, porque no contó con Ella, ha caído tan bajo.
Con qué alegría puedo gritar, en momentos de bajón, de dificultad, de vacas flacas: "¡Tengo a María!" Eso es lo importante; lo demás cambia.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final

4.- Oración final

Amado Jesús, al igual que María, tu Santa Madre, quiero estar abierto siempre a la acción del Espíritu Santo, configurarme completamente a tu amor y tu misericordia.
Como ella, acepto también ser tu esclavo, tu siervo, atento siempre a escuchar tu Palabra y hacerla una acción de vida.
Deseo responderte siempre con generosidad y sencillez, como lo hizo María, quien supo escucharte y obedecerte desde siempre.
Y a ti, Oh María, amada universal del Verbo, la nueva Eva escogida, auxilio de los pecadores y de los que buscan tu intercesión, acógeme siempre bajo tu manto protector, soy también tu hijo y sé que te preocupas por mí.
Te ruego que poses tu mano sobre mis hombros y me guíes por el camino de tu hijo Jesús.
Como tú, quiero poder decir y sentir con toda la pasión de mi alma: "Mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador".
Amén

Reflexión: Padre José Pedro Manglano | Diálogos y oraciones: Qriswell J. Quero | Publicado originalmente en: PildorasdeFe.net

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