Ya es oficial: la ONU excluye al no nacido del Derecho a la Vida
Las Naciones Unidas llevan
desde su origen siendo, a través de sus distintas organizaciones filiales, un
poderoso patronizador del aborto en todo el mundo, financiando grupos como
Planned Parenthood o abogando por campañas malthusianas radicales, muy próximas
a veces a la coacción, en continentes enteros como África.
Pero, por otra parte, uno de los hitos de la ONU es la Carta
Universal de los Derechos Humanos, el primero de los cuales es, naturalmente,
la vida. Y hasta ahora, pese a todo su entusiasmo abortista, la posición
oficial del concebido no nacido se beneficiaba indirectamente del silencio en
cuanto a su inclusión -por lo demás, evidente- en este derecho universal.
Pero ahora, y a pesar de la oposición explícita de un centenar
de gobiernos -como los de Polonia y Estados Unidos- y asociaciones provida, el
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha excluido explícitamente a
los no nacidos del derecho a la vida en la legislación internacional esta
semana en Ginebra.
Estados Unidos, que había basado su independencia en “el derecho
a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad” de los que todos los
hombres han sido dotados por su Creador, se vieron en su día ante una
contradicción similar con la esclavitud, lo que obligó a la llamada Cláusula de
los Tres Quintos, que en la práctica suponía negar a los negros una plena
humanidad para no tener que reconocer su inalienable derecho a la libertad.
Así, en el texto queda claro no solo que el ser humano concebido
y aún en el seno de su madre no tiene derecho a la vida, sino que el acceso al
aborto se convierte en derecho, y ha de ser “efectivo” y al alcance de
cualquier economía, exactamente lo que había recomendado el lobby abortista.
Ni una sola voz, ni un solo ‘experto’, mencionó en las deliberaciones
preocupación alguna por el hecho de que el niño en el vientre materno siente
dolor, según numerosas pruebas, ni se mencionaron los códigos de todo el mundo
que prevén una protección especial para el nasciturus.
Para mayor sarcasmo, las discusiones estuvieron dominadas por un
tono de moralina. “Soy muy sensible a mi consciencia”, llegó a decir el
profesor italiano Mauro Politi, aunque lo que conmovía su conciencia no era la
muerte del concebido mediante métodos brutales sino la idea de que alguna mujer
pudiera verse privada del derecho de acabar con la vida de su hijo no nacido
Carlos Esteban
4 noviembre, 2017
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