domingo, 6 de julio de 2014

Trigo de las tumbas egipcias y Enmienda las Escrituras (El canto del pájaro (Anthony de Mello))

TRIGO DE LAS TUMBAS EGIPCIAS
En la tumba de uno de los antiguos . Faraones de Egipto fue hallado un puñado de granos de trigo. Alguien tomó aquellos granos, los plantó y los regó.

Y, para general asombro, los granos tomaron vida y retoñaron al cabo de cinco mil años.
Cuando alguien ha alcanzado la luz, sus palabras son como semillas, llenas de vida y de energía. Y pueden conservar la forma de semillas durante siglos, hasta que son sembradas en un corazón fértil y receptivo.

Yo solía pensar que las palabras escritas estaban muertas y secas. Ahora sé que están llenas de energía y de vida. Era mi corazón el que estaba frío y muerto, así que ¿Cómo iba a crecer nada en él?
ENMIENDA LAS ESCRITURAS
Se acercó un hombre sabio a Buda y le dijo: «Las cosas que tú enseñas, señor, no se encuentran en las Santas Escrituras». «Entonces, ponlas tú en las Escrituras», replicó Buda.

Tras una embarazosa pausa, el hombre siguió diciendo: «¿Me permitiría sugerirle, señor, que algunas de las cosas que vos enseñáis contradicen las Santas Escrituras?».

«Entonces, enmienda las Escrituras», contestó Buda.
En las Naciones Unidas se hizo la propuesta de que se revisaran todas las Escrituras de todas las religiones del mundo. Cualquier cosa en ellas que pudiera llevar a la intolerancia, a la crueldad o al fanatismo, debería ser borrada. Cualquier cosa que de algún modo fuera en contra de la dignidad y el bienestar del hombre debería omitirse.

Cuando se descubrió que el autor de la propuesta era el propio Jesucristo, los periodistas corrieron a visitarle en busca de una más completa explicación. Y ésta fue bien sencilla y breve: «Las Escrituras, como el Sábado, son para el hombre», afirmó, «no el hombre para las Escrituras».
 
  

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