Lilongwe - “Nos perseguían como perros”, han dicho los primeros llegados los 3200 malawianos que el gobierno está repatriando desde Sudáfrica, donde se están produciendo enfrentamientos violentos xenófobos. Así lo informa a la Agencia Fides desde Malawi el p. Piergiorgio Gamba, misionero Monfortino, que habla de “autobuses llenos de gente descalza, que ha escapado sin poder tomar nada de sus cosas”.
“Una vez más, en el extremo sur de África, reaparece la pesadilla de la caza de extranjeros como había ocurrido en 2008”, dice el misionero. “La gran Sudáfrica, la primera economía del continente, el país capaz de organizar los campeonatos del mundo, deja emerger el odio latente bajo los colores de la rainbow nation, que todavía lucha por construir una nación compuesta por muchos grupos diferentes”.“Las imágenes de grupos de jóvenes sudafricanos que apuñalan a otros africanos de Zimbabwe, Mozambique y Malawi han terminado en las primeras páginas de los periódicos y en la televisión, destruyendo la hermandad que el color de piel siempre había mantenido”, continua el misionero.
El p. Gamba dice que “el que se haya limitado el número de muertes es mérito de una toma de posición inmediata de las organizaciones de protección de los derechos humanos y de las iglesias, en particular” . El mensaje de protesta del cardenal Wilfrid Napier, arzobispo de Durban, donde han estallado los primeros ataques xenófobos que luego se han extendido a muchas otras ciudades como Johannesburgo y la capital Pretoria, ha sido una advertencia severa. “La xenofobia es contraria a la Constitución de Sudáfrica, al humanismo africano y a la fe cristiana, que quieren construir puentes, no muros de defensa”, ha repetido, citando al Papa Francisco. Se ha repetido a menudo, en estos días, lo que era “el sueño de Mandela de una sociedad democrática y libre, donde todas las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades”.
En Malawi, la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal en un comunicado ha instado a evitar represalias contra los ciudadanos sudafricanos que en Malawi poseen diferentes casas de vacaciones a lo largo del lago y grandes supermercados. Justicia y Paz también pide que se vaya más allá de la repatriación de los compatriotas y se llegue a un diálogo constructivo entre los gobiernos y que las manifestaciones de protesta sean pacíficas.
“Una vez más, en el extremo sur de África, reaparece la pesadilla de la caza de extranjeros como había ocurrido en 2008”, dice el misionero. “La gran Sudáfrica, la primera economía del continente, el país capaz de organizar los campeonatos del mundo, deja emerger el odio latente bajo los colores de la rainbow nation, que todavía lucha por construir una nación compuesta por muchos grupos diferentes”.“Las imágenes de grupos de jóvenes sudafricanos que apuñalan a otros africanos de Zimbabwe, Mozambique y Malawi han terminado en las primeras páginas de los periódicos y en la televisión, destruyendo la hermandad que el color de piel siempre había mantenido”, continua el misionero.
El p. Gamba dice que “el que se haya limitado el número de muertes es mérito de una toma de posición inmediata de las organizaciones de protección de los derechos humanos y de las iglesias, en particular” . El mensaje de protesta del cardenal Wilfrid Napier, arzobispo de Durban, donde han estallado los primeros ataques xenófobos que luego se han extendido a muchas otras ciudades como Johannesburgo y la capital Pretoria, ha sido una advertencia severa. “La xenofobia es contraria a la Constitución de Sudáfrica, al humanismo africano y a la fe cristiana, que quieren construir puentes, no muros de defensa”, ha repetido, citando al Papa Francisco. Se ha repetido a menudo, en estos días, lo que era “el sueño de Mandela de una sociedad democrática y libre, donde todas las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades”.
En Malawi, la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal en un comunicado ha instado a evitar represalias contra los ciudadanos sudafricanos que en Malawi poseen diferentes casas de vacaciones a lo largo del lago y grandes supermercados. Justicia y Paz también pide que se vaya más allá de la repatriación de los compatriotas y se llegue a un diálogo constructivo entre los gobiernos y que las manifestaciones de protesta sean pacíficas.
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