lunes, 27 de abril de 2015

EL VUELO DEL QUETZAL 82 - 84 (TESTIMONIO DE FRONTERA - PARA DAR VIDA - OFRECER LA VIDA A UNA CAUSA).(Pedro Casaldáliga)

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TESTIMONIO DE FRONTERA

PARA DAR VIDA

Joven campesino, agente de pastoral en una zona bajo control popular

Cuando hay operativos se nos hace bastante difícil el trabajo pastoral. Porque nosotros, de por sí, somos ilegales dentro de la zona. Entonces, los compas, cuando se dan cuenta de que va a haber operativos -a veces dos o tres días antes- nos avisan, para darnos seguridad, y empezamos a maniobrar con ellos. Muchas veces hemos estado cerca de la muerte. Pero gracias a Dios vamos caminando. En medio de tantas dificultades va comprendiendo uno que Dios se hace presente en medio de ese pueblo.
Muchas veces ha habido operativos fuertes, en los que uno se siente más cerca de la muerte que de la vida. Recuerdo que una vez, el 24 de diciembre, íbamos a celebrar el nacimiento del niño Dios cuando empezó a sobrevolar un A-37. Se habían congregado todas las comunidades. Iban en procesión. Para mí era la primera experiencia. Yo tuve bastante miedo. Nunca había visto un A-37.
La procesión iba hacia el pueblo, rumbo al templo. Venía de otra comunidad. Las bombas caían allá cerca. La procesión caminando, y las bombas cayendo. Si bien es cierto que las bombas caían y que la muerte se hacía presente, la esperanza era más fuerte. Si eso hubiera ocurrido en una zona que no fuera de conflicto, la gente hubiera salido corriendo. Pero allí, la gente seguía adelante, a pesar de las bombas. La fe y la esperanza son más fuertes que la muerte. Nos han pasado muchas cosas de éstas.
Cuando llega el ejército dice a la gente que no se reúnan con "esos sacerdotes" que son comunistas, socialistas, que les están llenando la cabeza con cosas que no son religiosas. Pero la gente sabe perfectamente que los sacerdotes están acompañando al pueblo. El ejército con sus operativos trata de intimidar a la gente, pero la gente no hace caso y sigue participando en el trabajo y en la vida eclesial.
En octubre llegó el ejército en un operativo hasta la montaña, en un operativo que llegó hasta X, casi en la frontera. En una comunidad les destruyó la granja, les descabezó las gallinas y les dijo que no siguieran reuniéndose con "esos sacerdotes". Una señora se enfrentó con el militar y le dijo que si tener gallinas era ser comunista, que la mataran. Se enfrentó al ejército. Se fueron los militares, pero luego regresaron, la fueron a buscar a su casa y se la llevaron lejos. Trataron de sobornarla, y luego, de violarla. Ella les dijo que si su delito era reunirse con esos sacerdotes, que la mataran... Les acusaban de que esa granja era de la guerrilla; pero es una granja que se ha conseguido con mucho trabajo, y con ayuda del arzobispado. Esa granja es un signo, porque aunque no se puede abastecer sigue en pie. Es un signo de fe y de esperanza.
Es hermoso ver cómo un pueblo alzado en armas va acompañando la procesión. Algunos dicen que todos los guerrilleros son ateos, pero muchas veces son más cristianos que nosotros. Es hermoso ver cómo un guerrillero va con su arma a recibir la comunión.
Hay veces, cuando los operativos, en que hay que salir de allí todos pero alguien tiene que cubrir la retirada, y ellos te dicen: yo me quedo aquí cubriéndoles, váyanse ustedes. En esos momentos ellos no saben si van a salvar la vida o no, si regresarán... Se arriesgan a morir, pero a morir para dar vida.
Estando en una zona conflictiva, donde la muerte se hace más presente que la vida, unos compas me preguntaron si tomaría un arma para defenderme. (Porque hay veces que uno no sabe si va a sobrevivir si cae en manos del ejército). Eso me cuestionó mucho. Porque yo siempre había dicho: yo voy a servir a mi pueblo pero sin la opción de las armas. Realmente ese ha sido un conflicto grande para mi, muy serio. Me preguntaba a mí mismo: ¿cómo yo, haciendo un trabajo pastoral, voy a coger un arma?
Pero, con el pasar del tiempo fui evolucionando. Fui descubriendo que los cristianos como cristianos, tenemos que dar vida. Hasta entonces, si a mí, en un momento determinado, en un operativo, me pedían hacer posta en favor de los demás, yo lo hacía sin armas. Y me puse a pensar: ¿qué pasaría si llega el ejército y yo estoy haciendo la posta sin armas y soy yo el responsable de toda esa gente que queda en el suelo... ? Me cuestionó tanto el pensar que yo sería el responsable, y que como cristiano tenía que dar vida... Pensé que siendo el responsable de la seguridad de los demás, con un arma podría defender las vidas ajenas, podría dar vida a toda esa gente que estaba allí, y que con un tiro podría matar a la misma muerte (mientras que el ejército con un tiro puede matar la vida...).
Digo esto porque la guerra que hay en mi país es una guerra santa porque es de los pobres. Es una guerra que se inició para alcanzar salarios más justos, para cambiar estructuras injustas, para librarnos de la muerte que se nos había impuesto... Y aunque yo agarre un arma para asegurar a los demás, aún me siento cuestionado. Pero veo claro que como cristiano tengo que dar vida, y que si como cristianos con un tiro tengo que matar a la misma muerte, pues tengo que hacerlo como cristiano que soy. Porque allí, sólo así, dando muerte a la muerte podemos dar vida.
El hecho de que yo esté allí se debe a que yo siempre he tenido inquietudes religiosas. No sé cómo lo van a ver ustedes. Y yo siento que no me puedo aislar del pueblo mismo y meterme en un seminario. No puedo aceptar una congregación religiosa, porque primero tendría que obedecer a la congregación y al obispo, y yo siento que a quien tiene uno que obedecer es al pueblo, a ese pueblo pobre, a ese pueblo de Dios... Ese es el conflicto serio que yo tengo...


OFRECER LA VIDA A UNA CAUSA

Rigoberta Menchú

Yo soy humana, soy una mujer, y no puede decir que yo rechazo el matrimonio, pero mi tarea principal pienso que es primero mi pueblo y después mi alegría personal... Tenemos compañeras que son casadas y que aportan igual que yo. Compañeras que tienen cinco y seis hijos y que son admirables en la lucha. Es un cierto trauma que yo tengo y que tengo miedo a todo esto... Mi conclusión es que mientras existan problemas, no hay que buscarse más, porque ya tenemos suficientes con los problemas que hay que solucionar. Mientras que no tenga problemas, no los busco.
Yo tenía un novio y llega un momento en que ese novio ambicionaba muchas cosas en la vida, quería tener una casa buena para sus hijos y vivir tranquilo. Eso era todo lo contrario de mis ideas... Entonces, cuando empecé con mi convicción revolucionaria, tuve que definir dos cosas: la lucha o el novio... Llegó un momento en que yo estaba entre dos cosas, o él u optar por la lucha de mi pueblo. Y llegué a eso, pues, que tuve que dejar al novio con dolor, y sentimientos, pero yo decía que tenía mucho que hacer por mi pueblo y no necesitaba una casa bonita mientras que mi pueblo vivía en condiciones de horror como en las que yo nací y crecí. Así es cuando yo me separé por un lado y el por otro... Así es cuando yo seguí la lucha y estoy sola. Y, como decía, llegará un momento en que las condiciones sean diferentes. Cuando todos seamos quizá no felices estando en una buena casa pero por lo menos no veamos más a nuestras tierras llenas con sangre y el sudor de muchos.
A partir de los sucesos de la Embajada de España los cristianos revolucionarios decidieron formar una organización y ponerle el nombre de mi padre: se llama "Cristianos Revolucionarios Vicente Menchu". Los cristianos toman el nombre de mi padre como un héroe nacional de los cristianos, que a pesar de sus duras experiencias, nunca perdió la fe. Nunca confundió lo que es el cielo y lo que es la tierra. Optó por luchar con un pueblo. Un pueblo que necesita desde su fe, denunciar todos los secretos de los riesgos y de la explotación. Luchó en contra de eso como cristiano. Esto debido a la diferencia de Iglesias que existe en Guatemala. Existe la Iglesia pobre que está en pie de lucha. Así como nosotros hemos optado por la violencia justa. En el Quiché muchos curas abandonaron la Iglesia. Ellos vieron que no era comunismo lo que había, sino una justa lucha del pueblo. El pueblo cristiano había visto la necesidad de una organización. No es solamente para tener una organización y ser representados en la lucha sino que es más bien la imagen de todos los cristianos que se encuentran hoy día en la montaña, motivados por la fe cristiana. La jerarquía cristiana no tiene el espacio para meterse en la lucha del pueblo. Eso significa que desaparecerá de Guatemala. Muchos no entienden la situación a pesar de las masacres. No quieren entender la situación. Dicen que debemos perdonar, pero no ven que el régimen no nos pide perdón por matar a nuestros hermanos. Prácticamente la Iglesia se ha dividido en dos: la de los ricos, en la que muchos curas ni quieren tener problemas, y la Iglesia pobre que se une a nosotros.
La Iglesia ha hablado siempre de amor y de libertad y no hay libertad en Guatemala. Para nosotros al menos. Tampoco vamos a esperar hasta que veamos el Reino de Dios en el cielo. Ante esto, puedo decir que la mayor parte de los obispos están conservando la Iglesia como un privilegio. Pero hay otros que se han dado cuenta de que su deber no es defender un edificio, una estructura; han comprendido que su compromiso es con su mismo pueblo los han perseguido y los han obligado a abandonar la Iglesia. La jerarquía eclesiástica no ha definido una actitud clara...
Yo opté por mi reflexión cristiana, por los "Cristianos Revolucionarios Vicente Menchu". No es porque sea el nombre de mi padre sino porque es la tarea que me corresponde como cristiana, trabajar con las masas. Mi tarea era la formación cristiana de los compañeros cristianos que a partir de su fe están en la organización. Es un poco lo que yo narraba anteriormente, que yo fui catequista. Entonces, mi trabajo es igual que ser catequista, sólo que soy una catequista que sabe caminar sobre la tierra y no una catequista que piensa en un reino de Dios sólo para después de la muerte...
Llegábamos a grandes conclusiones con los compañeros. Reflexionando la Biblia. Hemos encontrado que la Biblia se ha utilizado como un medio para acomodarse y no llevar la luz al pueblo pobre...
Entonces, también denunciamos la postura de la Iglesia como jerarquía, que muchas veces se toman la mano con el régimen. Eso es precisamente lo que yo reflexionaba mucho, pues, porque se llaman cristianos pero muchas veces son sordos y mudos ante el sufrimiento del mismo pueblo. Y eso es precisamente a lo que yo me refería anteriormente al pedir que los cristianos cumplan verdaderamente con la práctica de lo que es ser cristiano. Muchos se llaman cristianos pero ni merecen llamarse cristianos. Tienen toda la tranquilidad y una casa bonita y eso es todo. Por eso puedo decir que la iglesia en Guatemala está dividida en dos. En la iglesia de los pobres y muchos han optado por la iglesia de los pobres y tienen la misma convicción que el pueblo. Y la iglesia como jerarquía y como institución que sigue siendo como una camarilla. La mayor parte de nuestro pueblo es cristiano. Pero, sin embargo, si sus mismos pastores, como se llaman, son los que enseñan los malos ejemplos, se toman de la mano con el régimen, tampoco vamos a soportarlos. A mí me da mucho que pensar eso. Por ejemplo, las monjas, su vida cómoda, me daba pena, porque eran mujeres desperdiciadas, que hacen nada por los otros...
Yo no soy dueña de mi vida, he decidido ofrecerla a una causa. Me pueden matar en cualquier momento pero que sea en una tarea donde yo sé que mi sangre no será algo vano sino que será un ejemplo más para los compañeros. El mundo en que vivo es tan criminal, tan sanguinario, que de un momento al otro me la quita. Por eso, como única alternativa lo que me queda es la lucha, la violencia justa, así lo he aprendido en la Biblia. Eso trato de hacerle comprender a una compañera marxista que me decía que cómo quería hacer la revolución siendo cristiana. Yo le dije que toda la verdad no estaba en la Biblia, pero que tampoco en el marxismo estaba la verdad. Que ella debía aceptar eso así. Porque tenemos que defendernos en contra de un enemigo, pero al mismo tiempo defender nuestra fe como cristianos, en el proceso revolucionario y, al mismo tiempo estamos pensando que después del triunfo nos tocarán grandes tareas como cristianos en el cambio. Yo sé que mi fe cristiana nadie me la va a quitar. Ni el régimen, ni el miedo, ni las armas. Y eso es lo que tengo que enseñar también a mi gente...


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