jueves, 23 de abril de 2015

San Jorge (+303) - San Adalberto (Acta) - Beata Alessandrina - Beato Gil Asís - Beata María Gabriella Sagheddu - Beata Teresa Croce - Beata Elena (1459) 23042015


San Jorge (+303)

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Mártir (+ 303), el Gran Mártir, les llama los griegos. El defensor de la Iglesia, el portaestandarte de la fe, el defensor de los perseguidos e inocentes, el Patrón de los Cruzados.  Recorriendo los museos de Oriente y Países eslavos, queda el turista maravillado al contemplar cómo San Jorge ha sido uno de los temas, por no decir el tema, más llevado a los lienzos de aquellos países, lo que indica el fervor popular que siempre han sentido hacia él.    Nació en Palestina, en la ciudad de Lidda o en Mitilene, allá por el año 280.
Sus padres  eran fervorosos cristianos y emparentados con la alta aristocracia del país.  Diocleciano dictó leyes terriblemente duras contra los seguidores de Jesús de Nazaret. El último edicto del emperador ordenaba que, porque habían llegado noticias de que hasta en los cargos más delicados del imperio se habían introducido seguidores de  Cristo.     «Señor, ni he cumplido ni espero cumplir de ahora en adelante cuanto habéis ordenado por juzgarlo altamente injusto. ¿Por qué abusáis de los pobres y de las vírgenes? ¿Por qué, si hay libertad para adorar a dioses falsos, no debe haberla para adorar al único Dios verdadero?...». El emperador quedó de piedra.     Y le dijo: - «¿Te das cuenta, tribuno Jorge, lo que dices? ¿ Sabes que puedo darte la muerte o por lo menos privarte de cuanto tienes?» - «No me importa nada todo esto. Mi vida es de Cristo, mi Dios y Señor, y Él me ayudará... hasta que llegue a poseerle en el cielo a donde espero ir...»
El emperador dictó que le atormentasen con toda clase de los más refinados instrumentos para hacerle claudicar de su fe. Pero por más que le hicieron sufrir, la fe crecía y el valor aumentaba en el tribuno Jorge, siendo la admiración de cuantos le contemplaban...    Descargó el verdugo el golpe de gracia cortando su cabeza de un hachazo. Jorge será el Patrón de los militares valientes y de cuantos luchen por defender la fe. Era por el 303 cuando recibió la palma del martirio.







Oremos

Señor, tú que hiciste fiel imitador de la pasión de tu Hijo al glorioso mártir San Jorge, muestra, por su intercesión, el poder de tu fuerza a quienes confesamos la propia debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo  tu Hijo.





Calendario de  Fiestas Marianas: Nuestra Señora de Mende, África (Siglo XVI).


San Adalberto (Acta)

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Adalberto (Acta Sanctorun)
(Acta Sanctorun, Aprilis, III, pp. 186 – 187)  Abrazó la cruz con todo su cuerpo   De todas partes acude el populacho, y a la expectativa de lo que el jefe de la ciudad hará con San Adalberto, vociferan mostrando las fauces como perros furiosos. Entonces el santo hombre, a quién se la había preguntado quién era, de dónde era y porqué motivo había llegado allí, responde por su parte con voz suave:    “ Nací en Bohemia, me llamo Adalberto,  monje por profesión, en otro tiempo obispo por ordenación, ahora apóstol de ustedes por oficio.
El motivo de mi viaje es la salvación de ustedes, para que abandonando los ídolos sordos y mudos, conozcan a su Creador, que es el único Dios y fuera del cual no hay otro, a fin de que creyendo en su nombre tengan vida y merezcan recibir los premios de los gozos celestiales en los atrios inmarcesibles “.   Esto dijo San Adalberto. Pero aquellos, indignados desde hacía tiempo y gritando blasfemias contra el, lo amenazan de muerte.   El furor pagano llegó al extremo y cayendo ellos con gran ímpetu sobre él y sus compañeros, los encadenaron. San Adalberto de pié, atado contra Gaudencio y el otro hermano, les dijo:   “ Hermanos, no se entristezcan. Saben que padecemos estas cosas por el nombre del Señor, cuya virtud supera todas las virtudes; su belleza, todas las hermosuras; cuyo poder es inexpresable; su piedad única: ¿que hay más fuerte, más bello que entregar la dulce vida por el dulcísimo Jesús?”   De entre esa turba enfurecida saltó violentamente Sigo, y arrojando con todas sus fuerzas una flecha inmensa, la atravesó de pare a parte el corazón, y de la doble herida brotó sangre purpúrea.
San Adalberto, de pie, ora con los ojos y las manos vueltos hacia el cielo. Un torrente rojo sale de la vena y una lluvia de flechas abre siete inmensas heridas.   Librado de sus cadenas extiende los brazos en cruz y, con humilde súplica clama al Señor por su salvación y la de sus perseguidores. De este modo aquella alma santa vuela de su cárcel, de este modo su noble cuerpo luego de haber experimentado la Cruz, cae en tierra: de este modo después de entregar su vida en un río de sangre, goza por fin para siempre de su amadísimo Cristo en las moradas celestiales.







Oremos

Señor, tú que hiciste fiel imitador de la pasión de tu Hijo al glorioso mártir San Adalberto, muestra, por su intercesión, el poder de tu fuerza a quienes confesamos la propia debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo  tu Hijo.



Beata Alessandrina

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Beata Alessandrina María da Costa
Laica de origen portugués, quien hizo de su vida, un continuo ofrecimiento por la conversión de los pecadores y por la paz del mundo.    Alessandrina  María Costa nace el 30 de marzo de 1904 en Balasar, en la provincia portuguesa de Oporto.
Es una pequeña campesina llena de vida, divertida, afectuosa. A los 14 años se lanza desde de una ventana a cuatro metros de altura del jardín para preservar su pureza, amenazada por unos hombres que habían entrado en la casa.     Las lesiones derivadas de la caída le provocaron una parálisis total que la mantuvo en cama durante más de 30 años, hasta el final de su vida.    Se ofreció como víctima a Cristo por la conversión de los pecadores y por la paz del mundo. Durante cuatro años (1938-42) revivió todos los viernes, durante tres horas, la pasión de Cristo.     En 1936, por orden de Jesús –explica la biografía difundida por la Santa Sede-- solicitó a Pío XII la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María. Renovó su petición varias veces. Finalmente, así lo hizo el Santo Padre el 31 de octubre de 1942, con un mensaje transmitido a Fátima en lengua portuguesa. Este acto lo renovó en Roma en la Basílica de San Pedro el 8 de diciembre del mismo año     Del 27 de marzo de 1942 hasta su muerte (esto es, durante 13 años y 7 meses), no ingirió ninguna otra bebida ni alimento más que la Eucaristía.    Orientada por su director espiritual --un salesiano, Don Humberto Pasquale--, «mi cirineo en las horas más trágicas de mi vida» (1944-48), decía
Alessandrina, se hizo cooperadora salesiana, ofreciendo sus sufrimientos por la salvación de la juventud.     El 13 de octubre de 1955, por la tarde falleció en Balasar, donde se encuentra su sepulcro y adonde acuden multitud de peregrinos.    «Alessandrina es una figura ejemplar, en su sencillez y autenticidad», reconoció el cardenal Jose Saraiva Martins, prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, pues con su vida ofrece «un estímulo, una motivación para ennoblecer, lo que la vida presenta de doloroso, de triste»     La futura beata hasta 1928 «no dejó de pedir al Señor, por intercesión de la Virgen, la gracia de la curación. «Decía: “Nuestra Señora me ha concedido una gracia aún mayor.
Primero la resignación, después la conformidad completa a la voluntad de Dios, y en fin el deseo de sufrir”. Se remontan a este período los primeros fenómenos místicos --prosigue--, cuando Alessandrina inició una vida de gran unión con Jesús» en los Sagrarios.    «Un día que estaba sola, le vino inesperadamente este pensamiento: “Jesús, tú estás prisionero en el Sagrario y yo en mi lecho por tu voluntad. Nos haremos compañía”. Desde entonces comenzó su misión: ser como la lámpara del Sagrario. Pasaba sus noches “peregrinando” de Sagrario en Sagrario.    Además Alessandrina «fue elegida misteriosamente por el Señor para que se convirtiera en apóstol de la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María», recordó el cardenal Saraiva Martins.    Sobre la sepultura se leen estas palabras que ella quiso: «Pecadores, si las cenizas de mi cuerpo pueden ser útiles para salvaros, acercaos, pasad sobre ellas, pisadlas hasta que desaparezcan. Pero ya no pequéis; ¡no ofendáis más a nuestro Jesús!».







Oremos

Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a la Beata Alessandrina María da Costa, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 



Beato Gil Asís

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Beato Gil, compañero de San Francisco, 1272. Fray Gil se asoció al patriarca en 1209. Fue el tercero de la nueva compañía.
Su humildad, aunque a veces se manifestaba en rasgos peregrinos, era extraordinaria. Las anécdotas de las Florecillas nos dan a conocer su espíritu evangélico, su gran austeridad y su amor a la penitencia.
Su fama era casi tan grande cómo la de su maestro, y se dice que el mismo San Luis llegó disfrazado a las puertas de su convento, por el gusto de conocerle. Murió en Perusa.


Beata María Gabriella Sagheddu

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


 
«Ofreció su vida por la unidad de los cristianos. Esta religiosa trapense falleció a los 25 años, consumando su afán victimal que, según recordó, no se halla en la consecución de grandes obras, sino en la ofrenda total del propio yo»
 Nació en Dorgali, una localidad de la isla italiana de Cerdeña, el 17 de marzo de 1914. Su padre trabajaba en el pastoreo al servicio de otra persona. Fue la quinta de ocho hermanos. Era una persona idealista y activa que no se detenía ante nada cuando estaba convencida de la grandeza de algo. Y aunque en su infancia y adolescencia dio muestras de terquedad, siempre terminaba imponiéndose su bondad. Así reflejaron su carácter quienes la conocieron: «Obedecía refunfuñando, pero era dócil»; «decía que no y, sin embargo, iba inmediatamente». En esta época en la que rondaba los 6 años de vida había perdido a su hermano mayor y a su padre, todo lo cual influía en el hogar. Y puede que, aún siendo tan niña, se reforzaran los rasgos de una personalidad como la suya tendente a la rebeldía y al autoritarismo. Entre sus aficiones destacaba la lectura y el juego de las cartas.
Dio un giro radical a su comportamiento cuando tenía 18 años, tras fallecer una hermana tres años menor. Hay quienes ante una tragedia de esta naturaleza se enfrentan a Dios o pierden su fe. A otros le sirve para reconciliarse con Él. En ninguno de estos dos polos extremos frente al dolor –hay otras respuestas– se hallaba la beata. Su caso, bastante común, era el de quien sigue la vida con una cierta rutina hasta que es golpeado por un hecho dramático. Pero al sufrir esta pérdida se comprometió con la Acción Católica, se hizo catequista y comenzó a acudir a misa recibiendo la comunión diariamente. Consciente de la muralla que suponían sus debilidades para el progreso espiritual, se afanó en corregirlas. Lo que se propuso: estudios, apostolado, oración..., alcanzó altas cotas porque no escatimó esfuerzo, ni sacrificios. Hubo pretendientes que se hubieran casado con ella, pero en dos ocasiones rechazó las propuestas de matrimonio. A los 20 años eligió el cister de Grottaferrata, vía sugerida por su confesor, para entregar por completo su vida a Cristo. Conmovida por la misericordia divina que le había trazado ese camino, exclamaba: «¡qué bueno es el Señor!». La gratitud fue una de las virtudes que la adornaron.
Ingresó en la Trapa en septiembre de 1935. Confiada a la voluntad de Dios, vivía desasida de sí misma, sabiéndose guiada por Él. Condensaba este sentimiento haciendo notar: «ahora actúa Tú». Es lo que brotó de lo más íntimo de su ser cuando le sobrevino la idea de que podría quedar fuera del noviciado. Era servicial, dócil, noble. No le costaba aceptar sus defectos y pedía perdón sin ampararse en justificación alguna. Solía rezar el rosario que llevaba entre sus dedos en muchos instantes del día. Discreta y abnegada, buscaba el ejercicio de labores ingratas con sumo gozo. A veces le asaltaba un sentimiento de incapacidad, pero la obediencia le ayudaba a progresar en la virtud y a no dejarse llevar por el desánimo. «Estoy en el coro, porque la reverenda madre lo ha querido así. Cantar sé bien poco, mas desafinar, mucho. Por esto habría querido retirarme del oficio, pero la reverenda madre no ha querido, diciendo que poco a poco aprenderé». En un momento dado, manifestó: «Ahora he entendido verdaderamenteque la gloria de Dios y el ser víctima  no consiste en hacer grandes cosas sino en el sacrificio total del propio yo».
Deslumbrada por la elección divina de la que había sido objeto, confesaba por carta a sus allegados: «Él, mi Jesús, habría podido elegir tantas otras almas más amantes, más puras, inocentes, más dignas. Pero no, Él ha querido elegirme a mí, si bien yo soy indigna…». «Podéis imaginar mi alegría… Rezad siempre para que sea fiel a mis obligaciones y a mi regla, haciendo siempre la voluntad de Dios, sin ofenderle nunca y así vivir feliz para toda la vida en su casa»Sabía que la obediencia es llave de libertad: «Es una gran gracia vivir en el monasterio, donde todas las acciones, aún las más viles, cuando son por obediencia, aportan un gran mérito».
Poco a poco fue conquistando el anonadamiento sintetizado en esta sencilla y profunda confesión: «Mi vida no vale nada; puedo ofrecerla tranquilamente». En ese tiempo, el abad padre Couturier impulsaba un movimiento ecuménico, y encomendó a la abadesa María Pía Gullini celebrar ocho días de oración por la unidad de los cristianos. Cuando María Gabriela emitió los votos, los ofreció por la misma intención, al igual que hizo el 25 de enero de 1938, tres meses después de haber profesado, justo en la semana dedicada al octavario. Yendo más lejos, ofreció su propia vida: «Siento que el Señor me lo pide –confió a la madre Gullini– me siento impulsada incluso cuando no quiero pensar en ello». La abadesa no se manifestó en ese momento. Le sugirió que hablase con el capellán. Lo que él dijera sería lo que Dios quería para ella. La respuesta del sacerdote fue afirmativa, y Dios tomó la palabra a la beata. Después de haberse entregado en holocausto, repentinamente se sintió débil y agotada, y se le diagnosticó tuberculosis. El director supo por ella la metamorfosis que se operó en su organismo casi instantáneamente: «desde el día de mi ofrecimiento, no he pasado un sólo día sin sufrir. Soy feliz por poder ofrecer algo por amor de Jesús». María Gabriela solo tenía este sentimiento: «la voluntad de Dios, su gloria».
Hospitalizada, le dijo a la madre abadesa: «El Señor me tiene sobre la cruz y yo no tengo más consolación que la de saber que sufro por cumplir la voluntad divina con espíritu de obediencia». Durante quince meses soportó heroicamente sus padecimientos hasta que el 23 de abril de 1939 falleció en Grottaferrata. Tenía 25 años, y había permanecido en la vida monástica tres años y medio. Su oblación llegó a oídos de una comunidad anglicana que manifestó: «Una caridad como la suya destruye todos los perjuicios que muchos anglicanos tienen contra Roma. Si todos sintiesen su caridad, el muro de la separación dejaría de existir». Juan Pablo II la beatificó el 25 de enero de 1983, último día del octavario de oración por la unidad de los cristianos.







Oremos

Todo lo que para mí era ganancia lo he estimado pérdida comparado con Cristo. Más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él, lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo. Flop 3, 7-8


Beata Teresa  Croce

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Teresa Adelaida Cesina Manetti nació de humilde familia en San Martino a Campo Bisenzio (Florencia-Italia), el 2.3.1846.
Familiarmente le llamaban todos "Bettina". Quedó huérfana de padre muy pronto y conoció lo dura que era la vida. A pesar de ello, ayudaba a los pobres privándose hasta de lo más necesario.
En 1872, junto con otras compañeras, se retiró a una casita de campo y allí "oraban, trabajaban y reunían a algunas jóvenes para educarlas con buenas lecturas y enseñarles la doctrina cristiana".
El 16.7.1876 fueron admitidas a la tercera Orden del Carmen Teresiano y cambió su nombre por el de Teresa María de la Cruz.
El 1877 recibió las primeras huérfanas, cuyo número fue creciendo día a día. Aquellas niñas abandonadas "eran su mejor tesoro".
El 12.7.1888 las 27 primeras religiosas vistieron el hábito de la Orden de Carmen Descalzo, a la que se habían agregado el 12.6.1885.
El 27.2.1904 el papa Pío X aprobaba el Instituto con el nombre de "Terciarias carmelitas de Santa Teresa".
Madre Teresa Maria vio con gran alegría extenderse el Instituto hasta Siria y el Monte Carmelo de Palestina.
Gozó siempre de muy poca salud y también su espíritu fue duramente probado, por ello le cuadraba muy bien su sobrenombre "de la cruz". Recorrió valientemente su "calvario", y con frecuencia, decía: "Tritúrame, Señor, exprímeme hasta al última gota".
Su caridad no tenía Límites. Se entregaba a todos y en todo, olvidándose siempre de sí misma. EI obispo Andrés Casullo. que la conocía bien a fondo, afirmaba de ella: "Se desvivía por hacer el bien".
Después de pasar por noches oscurísimas de su alma, preparada por la gracia, le llegó la muerte en su mismo pueblo natal el 3.4.1910, mientras repetía una vez mas. "Oh Jesús mío, sí quiero padecer más..." Y murmuraba extática: "¡Está abierto!... ya voy".
Sus escritos, sencillos y profundos a la vez, fueron aprobados el 27.11.1937.
El papa Juan Pablo II la beatificaba el 19.10.1986.
Su fiesta se celebra el 23 de abril.
Son muchas las facetas de la vida espiritual en las que descolló nuestra Beata.
Ya desde niña la caridad fue su virtud principal
Cuando ya sea religiosa acudirán a ella toda clase de personas para que Madre Teresa María solucione sus más delicados problemas materiales y espirituales.
Ella, con luces especiales que recibió de lo alto, tranquilizaba a aquellos espíritus atormentados, hacía las paces entre los encontrados y el Señor obraba milagros por su medio. Eran las "florecilías" de las que están llenos sus Procesos.
La oración era su vida y tuvo el carisma de una perenne comunión con el Señor, hasta el punto de que, como asegura un testigo refiriéndose a una afirmación de la beata, "le daba lo mismo estar retirada en el convento, que tratar con las personas, porque doquiera se sentía unida con Dios".
Devotísima del Santísimo Sacramento y del Sagrado Corazón de Jesús, solía decir:
"Quisiera hacer de todos los corazones un solo corazón y meterlo en el Corazón de Jesús".
El amor a Jesús la unía más íntimamente a la Sma. Virgen, a la que, como buena carmelita, trataba de amar e imitar siempre y en todo.
Pero su gran vocación y su gran misión fue la Cruz. Sobre ella veía a Cristo, y con Cristo quería a toda costa estar crucificada. Quiso que su fiesta fuera el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz.
En lo más arduo de la persecución o de la prueba, exclamaba, llena de gozo: "¡Viva la Cruz!'.
Su mensaje
  • que los pobres y abandonados sean nuestros preferidos.
  • que estemos dispuestos a arrastrar toda clase de sufrimientos por Cristo y por nuestros hermanos.
  • que la Eucaristía y María sean nuestros Maestros y nuestro consuelo.
  • que la cruz sea nuestro mejor libro y maestro.










Oremos

Oh Dios, que has sostenido en el camino de la cruz a la Beata Teresa Maria Manetti, virgen, gracias a su ardiente amor por la Eucaristía, y la colmaste de ternura maternal para con los humildes y los pobres; concédenos, por su intercesión, que, fortalecidos con el pan de los ángeles, nos alegremos de participar en la pasión de Cristo, y colaboremos, con obras de caridad, a la venida tu Reino. Amén.


Beata Elena (1459)

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


Beata Elena, de la tercera Orden de San Agustín, que el mismo día de los funerales de su marido se cortó su espléndida cabellera y la arrojó al ataúd del difunto, diciendo: "La conservaba sólo por ti: llévala a la tumba", 1459.

No hay comentarios:

Publicar un comentario