Beato Bertoldo de Garsten | |
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Beato Bertoldo, abad
En el cenobio de Garsten, en Estiria, beato Bertoldo, abad, que estuvo siempre dispuesto a aconsejar a quienes se lo pedían y a favorecer a los necesitados que acudían a él.
Bertoldo nació hacia el año 1060, a orillas del Lago Constanza. Su mujer murió cuando él tenía unos treinta años y, al quedar viudo, Bertoldo ingresó en el convento de San Blas. Más tarde, fue nombrado abad del convento de Goettweig, en la Selva Negra. Otocar, el margrave de Estiria, había fundado algunos años antes una residencia de canónigos seculares en Steyer-Garsten, pero, como dicha residencia no correspondiese a las esperanzas que el margrave había puesto en ella, decidió despedir a los canónigos y sustituirlos por monjes benedictinos. Así lo hizo alrededor del año 1111. Nombró abad del nuevo monasterio al Beato Bertoldo, quien inmediatamente estableció la disciplina en todo su rigor. La fama del abad y de sus monjes convirtió pronto el monasterio en un sitio de peregrinación.
Para hospedar a los peregrinos, Bertoldo construyó una hostería; junto a ella edificó un hospital para los enfermos del pueblo y los peregrinos. Tal liberalidad y la generosidad con que el beato socorría a cuantos le pedían ayuda eran una pesada carga económica para el monasterio; pero Dios socorrió en varias ocasiones milagrosamente a los monjes. Bertoldo llevaba la vida ordinaria de un monje. Repartía su tiempo entre la oración, el estudio y la administración del monasterio. En esa forma alcanzó la santidad. A ello contribuyó también su gran penitencia, ya que jamás comía carne ni pescado y pasaba buena parte de la noche en oración. Las gentes acudían desde muy lejos a oírle predicar y a pedirle la bendición. Es interesante hacer notar, dada la época en que vivió el beato, que su celo se manifestaba, sobre todo, en el ministerio de la confesión, que practicaba así entre sus religiosos como entre el pueblo.
La biografía sobre Bertoldo fue escrita unos veinte años después de su muerte. Puede verse en Acta Sanctorum, julio, vol. VI, junto con otros documentos importantes. N.ETF: Butler indicaba como fecha de nacimiento «hacia el año 1090», pero se trata sin duda de un error de imprenta, quizás de al edición castellana; la fecha de 1060 (ca) la he tomado de Santi e beati.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Beato Raimundo Palmerio | |||||||
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En Piacenza, beato Raimundo Palmerio, padre de familia, que, al quedar privado de su esposa y de sus hijos, fundó un albergue para recibir a los pobres.
Beato Nevolone de Faenza![]() ![]()
Beato Nevolone, eremita
En Faenza, en Romagna, beato Nevolone, insigne por sus santas peregrinaciones, por su austeridad y por la práctica de la vida eremítica.
La Tercera Orden fue fundada por san Francisco para aquellos laicos que no podían o no querían renunciar a su condición en el mundo, y querían seguir la regla franciscana y «el secreto de la santidad», y sembrar en todos los estratos de la población los ideales de pobreza, castidad y obediencia. Para dar una idea de la vitalidad del movimiento franciscano basta citar los nombres de terciarios, como el beato Luquesio, san Luis rey de Francia, santa Isabel Langravia de Turingia, san Fernando rey de Castilla, santa Rosa de Viterbo, san Ivo de Bretaña, santa Margarita de Cortona, la beata Humiliana de Cerchi, el beato Contardo Ferrini y también figuras pintorescas como Pedro Pettinaio y Bartolo Bompedoni. A estos nombres se añade el curioso y simpático de Novelón o Nevolone, terciario franciscano de Faenza.
Hijo de artesanos y artesano él mismo, Nevolone de Faenza ejercía el oficio de zapatero y vivió en su juventud una vida que los biógrafos definen como «desordenada», pero que quizás fue solamente despreocupada; una vida dedicada al trabajo para ganar lo más posible, para seguir disfrutando de los placeres del mundo: buen vino, buena cocina, bellas mujeres, alegres compañías.
Una grave enfermedad indujo al despreocupado zapatero a ceñirse la cuerda de la Tercera Orden Franciscana y sobre todo a hacer que este gesto no fuera meramente simbólico. En efecto, sin abandonar su oficio, volteó por completo la medalla de su vida, y se volvió gran ayunador e insaciable penitente, caritativo y rigurosamente pobre. Muchas veces peregrinó a pie y descalzo, a pesar de su profesión de zapatero, convirtió a su mujer, antes compañera de sus despreocupaciones. Sobre todo trabajó fabricando zapatos y más zapatos, no ya para ganar más, sino para regalar todo a los pobres, hasta reducirse a la extrema indigencia. Al quedar solo, vivió en la celda de un ermitaño camaldulense pobre como él y como él, devoto.
Once veces fue en peregrinación a Santiago de Compostela. Oración, obras de caridad y penitencias fueron la síntesis de su vida. Murió hacia la medianoche del 27 de julio de 1280 a la edad de 80 años y en cuanto expiró las campanas comenzaron a tocar a fiesta. Su cuerpo fue llevado con grandes honores a la iglesia catedral de San Pedro de Faenza y sepultado en un arca de mármol. Numerosos milagros lo hicieron popular. Era tal la afluencia de peregrinos a su tumba, que, para mantener el orden, fue necesario colocar guardia en 1282. Los faentinos lo veneran con culto público, que fue aprobado por Pío VII el 4 de junio de 1817.
fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
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