martes, 1 de diciembre de 2015

San Agerico de Verdún - Beato Antonio Bonfadini - Beato Juan Beche - Beato Ricardo Langley 01122015

San Agerico de Verdún

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San Agerico de Verdún, obispo
En Verdún, de Austrasia, san Agerico, obispo, que edificó iglesias y bautisterios, y, habiendo convertido su iglesia en asilo de prófugos, tuvo que padecer mucho por parte del rey Teodorico.
Agerico nació en Verdún o en las cercanías (tal vez en Arville), hacia el año 521. Llegó a formar parte del clero de la iglesia de San Pedro y San Pablo de Verdún. A los treinta y tres años, sucedió a San Desiderio en el gobierno de la diócesis.San Gregorio de Tours y san Venancio Fortunato, quienes fueron a visitarle a Verdún, escribieron sobre él en forma muy laudatoria: «Los pobres reciben socorro; los tristes, esperanzas; los desnudos, vestido. Lo que es de uno es de todos», dice Venancio Fortunato. San Agerico gozó del favor del rey Sigeberto I y fue él quien bautizó a su hijo Childeberto y actuó como consejero de éste cuando ascendió al trono.

Sin embargo, el santo no consiguió obtener del joven rey gracia para Bertefredo y otros nobles rebeldes que se refugiaron en el santuario. En efecto, Bertefredo fue asesinado por los hombres del rey en la propia capilla del obispo. Más agradable es otra anécdota que se cuenta acerca de la amistad de Childeberto y Agerico. En cierta ocasión, el santo invitó a palacio a todos los personajes de la corte y éstos bebieron tanto, que el vino comenzó a escasear. Entonces, san Agerico mandó traer la última barrica y la bendijo; gracias a ello, la barrica alcanzó para satisfacer a todos los comensales. También se le atribuye el milagro de haber salvado a un criminal de Laon que estaba condenado a muerte, y para quien el santo obtuvo el perdón. Agerico murió el año 588. Se dice que sufrió un ataque al corazón por no haber podido salvar a Bertefredo. Fue sepultado en la iglesia de San Andrés y San Martín, que él mismo había construido en Verdún. A principios del siglo XI, se estableció allí una abadía dedicada a San Agerico.

Además de los datos que nos dan san Gregorio de Tours y san Venancio Fortunato, Hugo de Flavigny escribió una especie de biografía, reuniendo los datos de esas fuentes (Migne, PL., vol. CLIX, cc. 126-131).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



Beato Antonio Bonfadini

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Beato Antonio Bonfadini, religioso presbítero
En la ciudad de Cotiniola, en la Emilia, beato Antonio Bonfadini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, predicando la Palabra de Dios, durante largo tiempo recorrió diversas regiones de Italia y lugares de Tierra Santa.
Antonio Bonfaddini pasó los últimos días de su vida en Cotignola, donde murió y quedó su cuerpo incorrupto. Nació en Ferrara el año 1400. Se doctoró en su ciudad natal en 1439. A los 37 años entró entre los Hermanos Menores en el convento observante del Espíritu Santo, en Ferrara y destacó por la fidelidad a la regla franciscana, por su espíritu de oración y su provechosa predicación. Ordenado sacerdote, se sintió atraído por la predicación de San Bernardino de Siena, que produjo un despertar maravilloso de virtudes también entre sus hermanos. Así que se puso enseguida a recorrer los caminos de Italia como predicador de la palabra de Dios. Es el siglo XV, el siglo de oro de la predicación y de la santidad de la observancia franciscana. Baste recordar sus cuatro espléndidas columnas: San Jacobo de la MarcaSan Juan de CapistranoSan Bernardino de Siena y Alberto de Sarteano. En semejante clima no es de admirar que Antonio se sintiese atraído por ellos. Su intenso y fructuoso apostolado desempeñado en Italia duró algunos decenios, y llevó muchísimas almas a una renovación de la vida cristiana.
Antonio quiso también extender su apostolado a los pueblos a los que aún no había llegado la luz del Evangelio. Inspirado por Dios pensó en la misión de Tierra Santa, que fue recorrida por el mismo Hijo de Dios hecho hombre y guarda los más grandes recuerdos de nuestra redención. Dicha misión había sido fundada por el mismo San Francisco en 1217, con su compañero fray Elías como primer ministro de la provincia de Oriente o de Ultramar. Más adelante la orden franciscana se haría cargo de algunos santos lugares, en nombre de la Iglesia.
No sabemos de cierto el tiempo que permaneció el beato Antonio Bonfadini en Palestina, ni las actividades que desempeñó. Pero su avanzada edad no le permitía desarrollar una actividad apostólica normal, y tal vez por eso decidió regresar a Italia.
Lleno de méritos y de años, con profundo pesar, emprendió el viaje de regreso, que fue más pesado que el de ida. Su meta debía ser el convento de Ferrara, donde deseaba terminar sus días. Sin embargo, al llegar a Italia se olvidó del cansancio, de las enfermedades y de los años, y reemprendió con renovado ardor su apostolado de predicación por ciudades y campos. Fue inmenso el bien realizado en este final de su vida.
Agotadas sus fuerzas, entregó su alma a Dios en Cotignola, en el Hospital de los Peregrinos el 1 de diciembre de 1482. Tenía 82 años de edad. En dicha ciudad gozó siempre de una gran veneración, y lo llaman "el Santo de Cotignola". Allí lo celebran el lunes de Pascua, día en que su cuerpo es expuesto y venerado por multitud de fieles de toda la región. El papa León XIII aprobó su culto el 13 de mayo de 1901, y su fiesta se celebra el 1 de diciembre.

fuente: Frate Francesco



Beato Juan Beche

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Beato Juan Beche, abad y mártir
En Colchester, en Inglaterra, beato Juan Beche, presbítero de la Orden de San Benito y mártir, el cual, siendo abad del monasterio de San Juan, por mantener la fidelidad al Romano Pontífice fue acusado de crimen de traición y condenado a la pena capital por el rey Enrique VIII, causa por la que acabó en el patíbulo.
En 1534 el clero inglés fue llamado a prestar el juramento de supremacía, que reconocía al soberano inglés como cabeza de la Iglesia en el territorio del Reino. A excepción de santo Tomás Moro, san Juan Fisher, de los monjes cartujos y de los franciscanos observantes, muy pocos se opusieron inmediatamente a esta confrontación con el papa. Los abades de Glastonbury, Reading y Colchester prestaron todos juramento junto con sus monjes, esperando poder así proteger sus monasterios de la tiranía del rey, pero los tres tuvieron que escoger cuando se intensificó la supresión de las órdenes monásticas.

A pesar de que el abad de Colchester fue beatificado con el nombre de Juan Beche, parece que su verdadero apellido fue Marshall, y su nombre religioso Tomás. Nada sabemos acerca de sus orígenes. Se laureó en Oxford en 1515, y por algunos años fue abad en St. Werburgh, en Chester. En 1533, finalmente, fue elegido abad de San Juan de Colchester. Juan Beche era sin duda un hombre erudito, amigo de los santos mártires Tomás Moro y Juan Fisher. Interesado en las nuevas doctrinas protestantes, junto con su congregación benedictina aceptó el juramento previsto en el Acta de Supremacía. Sin embargo protesto contra la ejecución de los dos mártires mencionados, y por ello fue denunciado al rey. En noviembre de 1538 fueron enviados algunos inspectores para cerrar la abadía de Clochester, pero el abad los expulsó diciendo: «El rey nunca tendrá mi monasterio en contra de mi voluntad y mi corazón, porque sé que no puedo darlo en derecho y con base en la ley. Así que en buena conciencia no puede aceptar, ni voy a hacerlo con el corazón y la voluntad.»

Durante los primeros cuatro días de noviembre de 1539, los inspectores permanecieron en Brentwood, Essex, para recabar testimonios contra Beche. Probado que él se había declarado contrario a la supresión de los monasterios, al matrimonio de Rey con Anna Bolena, y a la potestad regia sobre la Iglesia inglesa, el abad fue interrogado sobre la base de esas acusaciones, pero intentó retractarse de sus tesis temiendo la dureza de la cárcel. El documento que testimonia estos hechos fue hallado después de la beatificación, autógrafo del propio Juan Beche. De todos modos, durante el proceso se retractó de esas últimas declaraciones. No hay rastros del proceso seguido en Clochester, pero sí del juicio atribuido a Cromwell de que el prisionero «en sustancia se reconocía culpable, en base a las acusaciones», y por lo cual fue ajusticiado el 1 de diciembre de 1539.

Junto con otras víctimas de la misma persecución, Juan Beche fue beatificado por León XIII en 1895, por un proceso sumario de confirmación del culto. Su memoria se celebra entre los benedictinos ingleses y la arquidiócesis de Westminster este mismo 1 de diciembre, pero junto a los otros dos abades Hugo Faringdon y Ricardo Whiting.

Traducido para ETF, con escasos cambios, de un artículo de Fabio Arduino.
fuente: Santi e Beati



Beato Ricardo Langley

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Beato Ricardo Langley, mártir
En York, también en Inglaterra, beato Ricardo Langley, mártir, que bajo el reinado de la misma Isabel I fue condenado a la pena capital y ahorcado, por haber hospedado a sacerdotes.
Langley o Ungley era un rico terrateniente de Grimthorpe en East Yorkshire y parece que nació allí mismo unos cuarenta años antes de su martirio, hacia 1546. Tenía tierras también en Rathorpe y en Ousethorpe. Estaba casado con Joan Beaumont de Mirfield y tenía cuatro hijas y un hijo. Era también un católico fervoroso que daba acogida en su casa a los sacerdotes y que llegó a hacer un refugio subterráneo para ellos donde muchos pudieron pasar desapercibidos. Delatado, el 28 de octubre de 1586 fue enviado un piquete militar a examinar el asunto y se hallaron en efecto dos sacerdotes, lo que trajo el arresto inmediato de Langley.

Los recuerdos que hablan de él dicen que era un alma grande, de notable piedad, gran crédito social, respetado de todos por su honestidad, sabiduría y sobriedad, bien cualificado en toda virtud. Llevado a juicio, al entrar en la sala, un grupo de protestantes lo insultó, pero él se dirigió al P. Cerowe que estaba allí y le pidió la bendición. Declaró no arrepentirse de haber alojado a los sacerdotes, por ser mensajeros de Dios, y más bien lamentaba no haber podido hospedar a más. Dijo también que daba gracias a Dios por concederle morir por una causa tan buena. Durante todo el período que pasó en la cárcel estuvo siempre jovial y alegre. Se ganó el corazón del carcelero, y cuando era llevado a la muerte mostraba tanta alegría que llegó al patíbulo antes que el propio sheriff. Una vez ahorcado, destripado y descuartizado el 1 de diciembre de 1586, y pese a que lo reclamaban sus amigos, su cuerpo fue echado al fondo de una fosa y encima echaron los de varios ladrones ejecutados. Su hija Isabel murió en la cárcel por la fe, y decía que veía a su padre junto a ella. Fue beatificado el 15 de diciembre de 1929 por el papa Pío XI.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

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