lunes, 25 de enero de 2016

Beata Arcángela Girlani, virgen y fundadora - Beato Francisco Zirano, presbítero y mártir (25 de enero)

Beata Arcángela Girlani, virgen y fundadora

fecha: 25 de enero
fecha en el calendario anterior: 13 de febrero
n.: 1460 - †: 1495 - país: Italia
canonización: 
Conf. Culto: Pío IX 1 oct 1864
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Mantua, ciudad de la Lombardía, beata Arcángela (Leonor) Girlani, virgen de la Orden del Carmen, priora del convento de Parma y fundadora del cenobio de Mantua.
Eleonor Girlani nació en Trino, en el norte de Italia, en el año 1460. Desde su más tierna infancia se mostró intensamente seria y devota. Se educó en el convento benedictino de Rocca delle Donne, que estaba cercano a su casa, pero pronto se dio cuenta de que su familia la iba a ver con demasiada frecuencia; y de que la disciplina que las monjas observaban no era suficientemente estricta para ella. Como estaba resuelta a consagrarse a Dios, y como su padre le negara el consentimiento, imploró la intervención de la marquesa de Monferrato. Al fin su padre accedió, pero sólo con la condición de que tomara el velo en la casa benedictina ya mencionada. Ya se habían hecho todos los preparativos para que su entrada en religión fuera con gran solemnidad. El marqués en persona estaba presente en traje de ceremonia. Salió la procesión, pero cuando el caballo que montaba Eleonor había andado un corto trecho, se paró en seco y por nada se pudo hacerlo avanzar más. Al fin la concurrencia se dispersó, y Eleonor, al volver a su casa poco después, se encontró con un fraile carmelita, quien le relató con mucho detalle la vida edificante que llevaban las monjas de su orden en Parma. La joven entró allí el día en que cumplió diecisiete años, tomó el nombre de Arcángela e hizo sus votos un año después, en 1478.
Es extraño leer que en poco tiempo fue elegida priora. No se nos dice cuánto tiempo después, pero parece que fue pronto, porque fue enviada, a petición de los Gonzaga, a fundar un nuevo convento carmelita en Mántua (donde después murió) y había elevado esta nueva comunidad a un estado de gran perfección, antes de que la llevaran a otro sitio. Probablemente debamos atribuir mucho de esta precipitación a su posición social. Como consta claramente por los archivos de las casas religiosas a principios de la edad media, cuando una princesa o gran dama tomaba el velo y daba pruebas de ser razonablemente observante y virtuosa, casi siempre era elegida abadesa tan pronto como había una vacante. Parece ser que esta práctica perduró a través de los siglos. En el caso de Arcángela, parece que estuvo acertada la distinción que se le hizo por su alcurnia. Era modelo de todas las virtudes religiosas: sumamente austera en la práctica de la penitencia, caritativa con todos y poseía un espíritu maravilloso de oración. Muchas veces fue hallada en su celda arrobada en éxtasis y elevada algunos metros del piso. En una ocasión, estuvo en éxtasis completamente insensible a impresiones externas por más de veinticuatro horas.
Cuando debido a unas inundaciones, el convento de Mántua estuvo amenazado por el hambre, Arcángela cayó de rodillas en oración y en seguida una persona desconocida trajo a la puerta suficiente provisión de alimentos. Se conservan relaciones de sucesos extraños que tuvieron lugar después de su muerte, acaecida el 25 de enero, de 1494, de los cuales tal vez el más interesante sea la historia del peral: poco después de su llegada a Mántua, la madre Arcángela plantó un peral en el jardín del convento. Pues bien, se creía que el árbol siempre daba tantas flores y después tantas peras, como hermanas había en la comunidad. Y aún más, si se caía una pera, era señal cierta que alguna de la comunidad moriría dentro del año. La priora, durante el tiempo que tuvo el cargo, cuando caía una pera, exhortaba a su comunidad a hacer una buena preparación a la muerte, en vista de que nadie sabía a quién iba dirigido el aviso. Se cuenta que esta misma maravilla continuó por mucho tiempo, aun años después de la muerte de Arcángela.
Su culto se confirmó en 1864. Es difícil formarse una idea clara del valor de las pruebas sobre las que se basan estos detalles y otros similares relacionados con la vida de la beata Arcángela. Pueden leerse en un folletito escrito por el Abad Alberei, sacado de unas notas proporcionadas por un dominico piamontés. Ostenta la divisa carmelita de la cruz y las estrellas, y se titula «Notice sur la vie de la bse. Archangela Girlani», editado en Poitiers en 1865.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=319



Beato Francisco Zirano, presbítero y mártir

fecha: 25 de enero
n.: ca. 1564 - †: 1603 - país: Argelia
canonización: 
C: Francisco 12 oct 2014
hagiografía: Hermanos Menores Conventuales
En la ciudad de Argel, beato Francisco Zirano, presbítero y mártir, profeso de los franciscanos conventuales.
Francisco Zirano nació en Sassari, Italia, aproximadamente en 1564, ingresó a los Franciscanos Conventuales, y en 1602 fue a rescatar esclavos a Argelia, donde fue asesinado por odio a la fe el 25 de enero de 1603.
El nuevo beato se movía en el espíritu del capítulo XVI de la Regla no bulada que indica a los hermanos que sienten la particular misión de estar “inter  sarracenos” cuál ha de ser la actitud con que dar el bello testimonio de Evangelio:  “No promuevan disputas ni altercados, mas sométanse a toda criatura por amor a  Dios y confiesen que son cristianos”. Ni palabras ni discursos, y menos aún  predicaciones, sino presencia ofrecida con total discreción y, sobre todo, con  corazón pacífico y fraterno.
Francisco Zirano muere, como Cristo, encomendándose totalmente a las  manos de Dios (“A tus manos, Señor, encomiendo mi alma”, fueron sus últimas  palabras), guardando en el corazón aquella caridad que le impide -aun en el crisol  de la prueba- cualquier animosidad hacia quien desgarra su cuerpo. Lo mismo que  quedó firme ante el apremio a renegar de su fe: “Soy cristiano y religioso de mi padre san Francisco y como tal quiero morir. Y suplico a Dios que os ilumine para  que lleguéis a conocerlo”. Se repite la expresión, mansa e intrépida al mismo  tiempo, del “christianus sum” presente en casi todas las actas de los mártires; expresión  con la que los mártires de los primeros siglos respondían a los procuradores  romanos que los halagaban, invitándoles a renegar de la fe. Tan clara y vibrante la referencia a “mi padre san Francisco”, habla de su radicada y amorosa integración  en la Orden. Sin que falte, en fin, el deseo hecho casi oración de que los  perseguidores se arrepientan y perciban y acojan en sus vidas la luz de la fe a  través del encuentro con Cristo.
La convicción de que su muerte era la de un verdadero mártir quedó inmediatamente manifestada por los esclavos cristianos, que recogieron sus huesos y su piel como reliquias; enseguida recibió culto público popular.
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ingreso o última modificación relevante: 18-10-2014
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=5013

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