sábado, 30 de enero de 2016

Beatos Ogasawara Gen`ya, Miya Kagayama y trece compañeros, mártires - Beato Sebastián Valfré, religioso presbítero (30 de enero)

Beatos Ogasawara Gen`ya, Miya Kagayama y trece compañeros, mártires

fecha: 30 de enero
†: 1636 - país: Japón
canonización: 
B: Benedicto XVI 24 nov 2008
hagiografía: «L`Osservatore Romano»
En Kamamoto, Japón, beatos Ogasawara Gen`ya, su esposa Miya Kagayama, sus nueve hijos y cuatro sirvientes, que después de sufrir destierro y persecución y de pasar cuarenta días en la cárcel, fueron decapitados en el patio del templo budista Zengo-In.
La familia Ogasawara Gen'ya (él con su esposa Miya, nueve hijos y cuatro sirvientes) fueron decapitados en Kumamoto, año 1636. Después del martirio de sus parientes—familia Kagayama— habían sufrido destierro y prisión, confesando su fe cristiana ante todo género de amenazas. Clandestinamente recibieron ayuda espiritual y sacramentos, especialmente por parte del futuro mártir japonés padre Julián Nakaura. 
De los esposos Ogasawara y Miya Kagayama, y de algunos de sus hijos mártires, se conservan cartas, escritas desde la cárcel, que reflejan claramente sus actitudes martiriales y las de toda la familia. Después de pasar cuarenta días en la cárcel, el 30 de enero de 1636 los esposos con sus nueve hijos y cuatro sirvientes fueron todos decapitados en el patio del templo budista Zengo-In de Kumamoto. Posteriormente se ha descubierto la tumba de la familia Ogasawara, y se han hallado dieciséis cartas, a modo de testamento, escritas desde la cárcel, donde aflora la actitud martirial cristiana ante la incomprensión de sus parientes.
Tomado de la noticia grupal escrita por Mons Esquerda Bifet.


fuente: «L`Osservatore Romano»
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=4895





Beato Sebastián Valfré, religioso presbítero

fecha: 30 de enero
n.: 1629 - †: 1710 - país: Italia
canonización: 
B: Gregorio XVI 31 ago 1834
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Turín, ciudad del Piamonte, en Italia, beato Sebastián Valfré, presbítero de la Congregación del Oratorio, que con su entrega desinteresada ayudó a pobres, enfermos y encarcelados, y condujo a muchos hacia Cristo con su amistad y su eximia caridad.
Sebastián Valfré nació en Verduno del Piamonte, en 1629. Sus padres eran pobres y la familia numerosa. Desde su niñez decidió ser sacerdote, y trabajó para pagarse todos sus estudios, copiando libros. Se cuenta que al partir del hogar, lo único que sus padres pudieron darle fue un tonel de vino. Sebastián ingresó en la Congregación de los Padres del Oratorio, en Turín, el día de la fiesta de san Felipe Neri, en 1651. Un año después, fue ordenado sacerdote y cantó su primera misa en Verduno para consuelo de sus padres. Desde el primer momento, se entregó con toda el alma al cumplimiento de sus deberes sacerdotales. Un hecho notable fue que desde el arribo del beato, el Oratorio de Turín, que hasta entonces había estado en decadencia por muchas dificultades, empezó a prosperar y a atraer al pueblo. El primer cargo de Sebastián fue el de prefecto del "Pequeño Oratorio", es decir una cofradía de laicos que se reunían para los ejercicios de piedad. El beato desempeñó durante muchos años el cargo con gran fruto y su extraordinario don de entusiasmar a los jóvenes parece haberle ganado el puesto de maestro de novicios. En 1661, habiendo cumplido la edad canónica de cuarenta años, fue elegido superior, contra su voluntad. Se dice que su gobierno fue una imitación perfecta del de san Felipe, tanto por el cuidado de la observancia hasta en los menores detalles, como por la gran bondad de Sebastián con los enfermos, para los que nada le parecía demasiado bueno.
Entre tanto, la fama del beato como director de almas se había ido extendiendo. Pasaba largas horas en el confesionario, al que asistía con puntualidad escrupulosa y, en sus exhortaciones a la comunidad, insistía mucho sobre la necesidad de la confesión frecuente. Toda clase de personas se confesaban con él, hallándole siempre dispuesto a hacer cualquier cosa por aquellos que necesitaban ayuda o mostraban deseos serios de perfección. Por otra parte, era implacable con los falsos y parecía gozar de un don sobrenatural o de un poder de telepatía para descubrir la falta de sinceridad. Entre sus penitentes se contaba el duque Víctor Amadeo II, más tarde rey de Cerdeña, quien en 1690, con el consentimiento del Papa Alejandro VIII, se esforzó en vano por persuadirle para que aceptara la sede arzobispal de Turín. El beato Sebastián predicaba, algunas veces, tres sermones al día. Emprendía también largas expediciones misionales a los distritos de los alrededores y, algunas veces, hasta territorio suizo, con gran fruto de conversiones. Además, consagraba mucho tiempo a la instrucción de los jóvenes y de los ignorantes. Acostumbraba reunir a los mendigos que iban al Oratorio a pedir limosna y les daba alimento para el cuerpo y para el alma. Era infatigable en sus visitas a los hospitales y prisiones, y tenía especial simpatía por los soldados, cuyas dificultades comprendía y compadecía.
Como su modelo, san Felipe, el beato estaba siempre alegre, de suerte que las gentes consideraban que tenía un carácter ligero y sin preocupaciones. Esto es tanto más de admirar, cuanto que sabemos, por otra parte, la terrible historia de sus desolaciones y pruebas interiores. Con frecuencia le asaltaba la tentación de sentirse dejado de la mano de Dios y de creer que había perdido la fe y estaba destinado al infierno. A pesar de ello, aun cuando se acercaba ya a los ochenta años de edad, jamás cejó en sus trabajos por las almas, predicando al aire libre, en lo más crudo del invierno, al primer grupo de perdidos que encontraba. Más aún, cuando le parecía conveniente para la gloria de Dios, no temía entrar en los mismos antros de vicio. Por extraño que pueda ser, Dios parece haber bendecido abundantemente su osadía, ya que los rufianes más groseros se sentían impresionados por la santidad del beato y no se atrevían a levantar la voz, cuando éste criticaba sus vicios en los términos más severos. Su vida podría servir de modelo a todos los pastores de las ciudades en las que abundan el vicio y la miseria, y nada tiene de extraordinario que los contemporáneos del beato le hayan considerado como un santo. Se cuentan muchos ejemplos de su don de leer los corazones y de hacer profecías que se cumplieron. Entre otras cosas, parece que el beato sabía desde varios meses antes la fecha exacta en que iba a morir. Dios le llamó a Sí, a los ochenta y un años de edad, el 30 de enero de 1710. Fue beatificado en 1834.
Ver Lady Amabel Kerr, Life of Bd. Sebastián Valfré (1896); G. Callen, Vita del B. Sebastiano Valfré; P. Capello, Vita del b. Sebastiano Valfré 2 vols., (1872).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=376

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