Beato Basilio Antonio María Moreau, presbítero
y fundador
fecha: 20 de enero
n.: 1799 - †: 1873 - país: Francia
canonización: B: Benedicto XVI 15 sep 2007
hagiografía: Vaticano
n.: 1799 - †: 1873 - país: Francia
canonización: B: Benedicto XVI 15 sep 2007
hagiografía: Vaticano
En Le Mans, Francia, beato Basilio Antonio María
Moreau, presbítero, fundador de la Congregación de la Santa Cruz.

El beato Basilio Antonio María Moreau
(Basile-Antoine-Marie) nació en Laigné-en-Bélin, distrito de Le Mans (Francia),
el 11 de febrero de 1799. Fue el octavo de catorce hijos de una familia
piadosa. Con su párroco, el P. Julián Le Provost, aprendió las primeras
nociones de latín, prosiguió los estudios en el colegio de Château-Gontier, y
los terminó en el seminario mayor de Le Mans. El 12 de agosto de 1821 recibió
la ordenación sacerdotal. En su corazón ardía el celo por las misiones, pero su
obispo, Mons. De la Myre, que lo quería para profesor en el seminario
diocesano, lo envió a realizar estudios superiores, primero en San Sulpicio, en
París, y después en la «Solitude D'Issy», dirigida también por los sulpicianos.
Allí permaneció de 1822 a 1823, y encontró a quien sería su padre espiritual,
el p. Gabriel Mollevaut. Al volver a Le Mans, enseñó filosofía, teología
dogmática y Sagrada Escritura desde 1823 hasta 1836. Al mismo tiempo,
desarrolló con fruto una intensa actividad pastoral.
En 1833 participó en la fundación del Buen
Pastor de Le Mans, institución destinada a la reeducación de delincuentes
juveniles. En 1835 su obispo, mons. Bouvier, le encargó la guía espiritual de
la congregación de los Hermanos de San José, constituida por laicos fervorosos
que tenían como misión instruir a la gente del campo de Le Mans. En ese mismo
año fundó la sociedad de Sacerdotes Auxiliares, con la finalidad de ayudar a
los párrocos mediante retiros espirituales, predicaciones de misiones populares
y cursillos. El 1 de marzo de 1837 el p. Basilio unió los Sacerdotes Auxiliares
con los Hermanos de San José en una única comunidad, que tomó el nombre de
Congregación de la Santa Cruz.
Completó su obra en 1841, fundando la rama
femenina de las Marianitas de la Santa Cruz. De ese modo, realizó su ideal de
una única congregación religiosa con tres secciones, siguiendo el ejemplo de la
Sagrada Familia de Nazaret: a los sacerdotes les dio el nombre de
Salvatoristas; a los hermanos, el de Josefinos; y a las religiosas, el de
Marianitas. La finalidad de la Congregación era la educación, la predicación,
sobre todo en las zonas rurales y en las misiones extranjeras, el ministerio parroquial,
la difusión de la buena prensa, así como la dirección de casas destinadas a la
acogida de delincuentes jóvenes o de personas abandonadas. Entre los años 1840
y 1847 la Congregación, respondiendo al impulso misionero de su fundador, envió
a algunos de sus miembros a Argelia, Estados Unidos y Canadá para establecer
nuevas casas. Por deseo expreso del papa Pío IX, el p. Basilio fundó en Argelia
las primeras escuelas cristianas del país y contribuyó a la introducción y al
progreso de la Iglesia católica en Estados Unidos. En 1853 la Congregación
asumió la responsabilidad de la misión en Bengala (actualmente Bangladesh).
La vida del p. Basilio, como la vida de
casi todos los fundadores, estuvo marcada por el sufrimiento y la
incomprensión, pero él se sintió siempre un simple instrumento en las manos de
Dios: «La obra de la Santa Cruz -escribió a sus hijos espirituales- no es obra
del hombre, sino obra de Dios mismo. (...) Por eso os exhorto a renovar el
espíritu de vuestra vocación, que es un espíritu de pobreza, castidad y
obediencia». Aunque el nombre elegido para la Congregación no fue fruto de su
devoción particular a la cruz de Cristo, esta estuvo muy presente en su vida, e
insistió a menudo en ella para formar la vida espiritual de sus miembros. Por eso
dio como lema a su comunidad el verso de un himno litúrgico: «Salve, oh cruz,
nuestra única esperanza».
El beato vivió retirado durante sus
últimos años en una casita junto al Instituto de la Santa Cruz; predicaba en
las parroquias de los alrededores de Le Mans, donde murió el 20 de enero de
1873. Fue beatificado el 15 de septiembre de 2007.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=4743
Santa María Cristina de la Inmaculada
Brando, virgen y fundadora
fecha: 20 de enero
n.: 1856 - †: 1906 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 27 abr 2003 - C: Francisco 17 may 2015
hagiografía: Vaticano
n.: 1856 - †: 1906 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 27 abr 2003 - C: Francisco 17 may 2015
hagiografía: Vaticano
En la ciudad de Casoria, cerca de Nápoles, en Italia,
santa María Cristina de la Inmaculada (Adalheides) Brando, virgen, que dedicó
su existencia a la formación cristiana de los niños y fundó la Congregación de
Religiosas Víctimas Expiadoras de Jesús Sacramentado, con la cual promovió
intensamente la adoración a la Sagrada Eucaristía.

Nació en Nápoles el 1 de mayo de 1856. Su
madre murió pocos días después. De carácter amable y dócil, recibió una buena
educación religiosa. Pronto dio signos de una clara inclinación a la oración y
a la virginidad. Atraída por las cosas de Dios, huía de las vanidades mundanas,
amaba la soledad, acudía con frecuencia al sacramento de la penitencia y
diariamente a la sagrada Comunión. Solía repetir: "Debo ser santa; quiero
ser santa". A los doce años hizo voto de castidad perpetua ante una imagen
del Niño Jesús. En 1876 ingresó en la congregación de las Sacramentinas de
Nápoles, tomando el nombre de María Cristina de la Inmaculada Concepción. Por
motivos de salud tuvo que abandonar ese camino que había iniciado con tanto
fervor.
Entonces comprendió que había llegado el
momento de dar vida a un instituto, misión a la que se sentía llamada. En 1878
fundó las Religiosas Víctimas Expiadoras de Jesús Sacramentado, congregación
que creció rápidamente, a pesar de las estrecheces económicas, las oposiciones
y la salud precaria de la fundadora. Después de cambiar de sede varias veces,
la comunidad, por consejo del siervo de Dios Michelangelo da Marigliano y de san Ludovico de
Casoria, se estableció en Casoria, cerca de Nápoles. El nuevo
instituto afrontó numerosas y serias dificultades, pero siempre experimentó la
ayuda de la divina Providencia, y pudo contar con el apoyo de muchos
bienhechores y amigos eclesiásticos. La congregación se incrementó con nuevos
miembros y casas, mostrando gran solicitud por la educación de niños y niñas.
En 1897 la sierva de Dios emitió los votos temporales. El 20 de julio de 1903
la congregación obtuvo la aprobación canónica por parte de la Santa Sede, y el
2 de noviembre de ese mismo año la fundadora, juntamente con muchas hermanas,
emitió la profesión perpetua. Vivió su consagración con generosidad, con
perseverancia y gozo espiritual, y desempeñó el cargo de superiora general con
humildad, prudencia y amabilidad, dando a las hermanas continuos ejemplos de
fidelidad a Dios y a la vocación.
Su vida siempre estuvo iluminada por una
fe sencilla, firme y viva, que alimentó con la escucha de la palabra de Dios,
con la fructuosa participación en los sacramentos, con la asidua meditación de
las verdades eternas y con la oración ferviente. Cultivó particularmente la
devoción a la Encarnación, a la pasión y muerte de Cristo, y a la Eucaristía.
Para estar más cerca del Sagrario, con el espíritu y con el cuerpo, mandó
construir una celda contigua a la iglesia.
Fue muy intensa su espiritualidad
reparadora, hasta el punto de que se convirtió en el carisma de su
congregación. "El fin principal de la Obra -afirma- es la reparación de
los ultrajes que recibe el Sagrado Corazón de Jesús en el santísimo Sacramento,
especialmente las muchas irreverencias y descuidos, comuniones sacrílegas, sacramentos
recibidos indignamente, misas mal escuchadas, y, lo que amargamente traspasa
aquel Corazón santísimo, es que muchos de sus ministros y muchas almas
consagradas a él se unen a esos ingratos (...). A las Adoratrices perpetuas el
divino Corazón de Jesús ha querido encomendarles el dulce y sublime oficio de
víctimas de perpetua adoración y reparación a su divino Corazón horriblemente
ofendido y ultrajado en el Sacramento del amor". Recorrió con gran empeño
el camino de la santidad y progresó ininterrumpidamente en la imitación del
Señor, en la obediencia al Evangelio y en la perfección cristiana. Murió el 20
de enero de 1906.
fuente: Vaticano
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