jueves, 7 de enero de 2016

Beato Mateo Guimerá - Beato Ambrosio Fernández 07012016

Beato Mateo Guimerá

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Beato Mateo Guimerá, religioso y obispo
En Palermo, ciudad de Sicilia, tránsito del beato Mateo Guimerá, obispo de Agrigento, de la Orden de los Hermanos Menores, propagador devoto del Santísimo Nombre de Jesús.
Mateo de Gallo Cimarra nació en Agrigento en 1380 de padres oriundos de España, el mismo año en que nació san Bernardino de Siena. Su madre lo educó en el santo temor de Dios, en la bondad, la pureza, en la fe más ardiente. El joven correspondió generosamente a los cuidados maternos. A los 18 años se hizo franciscano en España, a donde se había trasladado con su familia; se doctoró en filosofía y teología, se ordenó sacerdote en 1403. Enseñó a sus cohermanos en España por espacio de cuatro años.
Cuando san Bernardino de Siena comenzó su apostolado por toda Italia, Mateo parte de España, se va a Siena, donde es acogido por san Bernardino como compañero de apostolado. Los dos trabajan juntos por unos 15 años en la difusión del culto al Smo. Nombre de Jesús y la devoción a nuestra Señora y se empeñan en volver al primitivo ideal a la Orden franciscana. Edificó muchos nuevos conventos, centros de espiritualidad franciscana. En 1427-28 fue a España para difundir la Observancia, y fundó los conventos de Valencia y Barcelona. En 1443 fue elegido Provincial de Sicilia, que contaba con 50 conventos, de los cuales 38 llevaban el nombre de Santa María de Jesús.
Con el Santo Nombre de Jesús recorrió la Sicilia, predicó el Evangelio, recordó a los sacerdotes su dignidad, reavivó la fe del pueblo, convirtió pecadores; su predicación fue confirmada por milagros. Fue maestro y forjador de santos, a quienes quiso como colaboradores: Beatos Juan de Palermo, Cristóbal Giudici, Gandolfo de Agrigento, Arcángel de Calatafimi, Lorenzo de Palermo y Santa Eustoquia de Mesina.
San Bernardino de Siena había sido acusado de herejía ante el Papa Martín V por haber predicado el culto al Nombre de Jesús. El Beato Mateo y san Juan de Capistrano defendieron enérgicamente al gran maestro. Y el proceso concluyó en triunfo.
Eugenio IV lo nombró obispo de Agrigento y fue consagrado el 30 de enero siguiente. Desarrolló una intensa actividad; reformó su rebaño, extirpó los abusos, restauró la disciplina, destinó a los pobres las ricas rentas de su obispado, combatió la simonía. Fue injustamente acusado ante Eugenio IV, quien lo llamó a sí y reconoció su inocencia. Después de tres años de episcopado, renunció a la diócesis y obtuvo permiso del Papa para volver al convento de Santa María de Jesús de Palermo, donde vivió los últimos años en oración y soledad, dando ejemplo de admirables virtudes. El 7 de enero de 1451 pasó al descanso eterno. Tenía 71 años. Su sepulcro se hizo célebre por frecuentes milagros. Aprobó su culto Clemente XIII el 22 de febrero de 1767.

fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.


Beato Ambrosio Fernández

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Beato Ambrosio Fernández, mártir
En Suzute, en Japón, beato Ambrosio Fernández, mártir, que se dirigió a tierras de Oriente con fines de lucro, pero, convertido, fue admitido como religioso en la Compañía de Jesús y, después de haber sufrido muchas privaciones, murió por Cristo en la cárcel.
Nació en Sisto, Oporto (Portugal), en 1551. Con tan solo 20 años migró a la India, y trabó relación con los jesuitas, quienes le aconsejaron entrar al servicio del rey de Portugal en la guarnición cristiana de Salsete. Este enclave era continuamente atacado por musulmanes, y tras caer en una ocasión cautivo de ellos, dejó las armas y dirigió su vida al comercio.
Sirvió a un mercader de Goa como administrador, pero más tarde se trasladó a Macao, donde cambió de patrón. Pasó, también como administrador, a trabajar para un comerciante, bajo cuyas tareas tenía que realizar frecuentes viajes. En un viaje a Japón, la nave Sâo sebastiâo fue arrastrada por un tifón y, luego de casi perder la vida, pudo desembarcar en Hirado. Esta experiencia le llevó a realizar el voto de consagrarse como jesuita. El superior del japón, Francisco Cabral, lo admitió como hermano, hacia el 1590. 
Llevó una vida de entrega a las tareas misioneras de la Compañía en Japón, y fue durante 20 años sotoministro en Nagasaki. Desatendió la expulsión de cristianos de 1614 decretada por Tokugawa Ieyasu, y continuó en Nagasaki su trabajo misionero hasta que fue apresado en 1618, junto con el P. Carlos Spinola (que será martirizado en 1622) y el seglar Domingo Jorge (martirizado en 1619). Murió el 7 de enero de 1620 en la cárcel, de malos tratos, por lo que fue reconocido como mártir por Pío IX en la beatificación de los mártires del Japón de 1867. Se conservan del beato una pocas cartas.
Aunque el Martirologio Romano (incluso en su edición latina) escribe el apellido en la forma española «Fernández», corresponde, por ser portugués y no español, escribirlo Fernandes, y así aparece en la bibliografía especializada.
 «Diccionario histórico de la Compañía de Jesús: biográfico-temático», Vol 2, pág 1394-5, por J Ruiz de Medina. Hay allí mismo bibliografía.

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