jueves, 7 de enero de 2016

Canción de la vida solitaria, de Fray Luis de León.(Comentario de texto)

Comentario de texto: Canción de la vida solitaria, de Fray Luis de León.
¡
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido; 5
Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspes sustentado!
 10
No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
 15
¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?
 20
¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.
 25
Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.
 30
Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.
 35
Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.
 40

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,]
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.]
 45
Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.
 50
Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va
 esparciendo.55
El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.
 60
Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfí
an.65
La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.
 70
A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme
 airada.75
Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.
A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.
 85

Vocabulario esencial para una lectura completa del texto:
No le enturbia el pecho: no le da envidia.
No cura: no le preocupa.
Encarama: alaba.
Presta: aprovecha.
Viento: presunción, vanidad.
Almo: vivificador, que alimenta.
Arbitrio: albedrío, voluntad.
Flaco leño: barco frágil.
No es mío: no me interesa.
Antena: mástil del barco.
La mar enriquecen a porfía: sus riquezas se hunden en el mar.
Abastada: abastecida.
Con sed insaciable / del peligroso mando: que ansía el poder.
Acordado: afinado.
Plectro: púa para tocar instrumentos de cuerda.
Seguro: lugar que ofrece seguridad.
Del que las sangre sube o el dinero: se refiere al rico que se deja llevar por el orgullo.

El poema que vamos a comentar es, tal vez, el más célebre de su autor, Fray Luis de León (1527 – 1591). Se trata, sin duda, de uno de los grandes poetas renacentistas en español. En primer lugar, por su dominio de las formas italianizantes, tanto el endecasílabo como los temas propios de esta poética; también por su conocimiento de la literatura anterior (Garcilaso, Boscán, Hurtado de Mendoza, Montemayor, Cetina, Manrique, la poesía cancioneril, los libros poéticos de la Biblia… todos dejan huella en sus versos) y, sobre todo, de las fuentes. Fray Luis es seguidor de Horacio, admirador y traductor de su poesía, y de Virgilio. El agustino es un buen ejemplo de la imitatio renacentista, que va mucho más allá de una simple adaptación de lo escrito por los clásicos latinos o griegos.

En esta poesía Fray Luis desarrolla un tópico característico de la poesía renacentista: el llamado “menosprecio de corte y alabanza de aldea”, que toma su nombre de la obra de Antonio de Guevara, publicada en 1539. El poeta pretende, por tanto, loar el cariz bienhechor de la vida retirada en contraste con la doblez malintencionada del que habita en la corte o con su vida esclavizada por las obligaciones de la civilización. Es necesario percibir la dimensión alegórica de la oposición “vida retirada” / “vida en la ciudad”. Si bien este poema puede haber sido escrito con motivo del retiro de Carlos I a Yuste o para expresar líricamente la serenidad experimentada en la finca “La Flecha”, que la orden poseían cerca de Salamanca, la vida apartada responde a un anhelo de paz espiritual, de libertad, que toma forma en un deseo de vivir retirado, dedicado a la música y al cultivo de las letras.

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