jueves, 7 de enero de 2016

San Raimundo de Peñafort - San Alderico de Le Mans - San Canuto Lavard 07012016

San Raimundo de Peñafort

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San Raimundo de Peñafort, religioso presbítero
San Raimundo de Peñafort, presbítero de la Orden de Predicadores, eximio maestro en derecho canónico, que escribió de modo muy acertado sobre el sacramento de la Penitencia. Elegido maestro general de la Orden, preparó la redacción de las nuevas Constituciones, y tras llegar a edad muy avanzada, se durmió en el Señor en la ciudad de Barcelona, en España.

Vivió entre sabios y santos. Tuvo la dicha de estar rodeado de hombres tan santos y sabios como San Alberto Magno, que fue su profesor, y San Pedro Nolasco el que dirigió su conciencia... En su tiempo vivían hombres que marcarán época como San Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Tomás de Aquino, Antonio de Padua...

Nació por el 1180, muy cerquita de Villafranca del Panadés -Cataluña-, y hechos los estudios en su pueblo, marchó a Barcelona para graduarse en leyes. A la vez que aprendía, enseñaba la moral y las virtudes a los demás y así, casi sin darse cuenta, formó escuela que después sería famosa en toda la ciudad Condal.

Marchó a Bolonia para ampliar estudios y se dedicó de lleno al estudio de las leyes en las que será un gran maestro. Ya había echado raíces en esta hermosa ciudad italiana cuando apareció su Obispo de Barcelona, D. Berenguer de Palou, para decirle: "Os necesito en Barcelona. Por favor, venid a ayudarme en la dirección de la diócesis y en la corrección de sus defectos. Quiero y necesito vuestra ayuda". Viendo que era la voluntad del Señor volvió a su tierra y pronto su fama se extendió como en Bolonia.

Todos acudían a él con sus dificultades y a todas partes llegaba su acción iluminadora y caritativa. Pero él se veía un tanto vacío y buscaba más tiempo para entregarse a la oración y a su trato íntimo con el Señor. Por ello cierto día apareció ante el P. Prior de los Dominicanos y le dijo "Padre, he visto en Bolonia el maravilloso ejemplo que me ha dado vuestro fundador el P. Domingo. Quiero seguir su vida. Admitidme y vestidme el hábito de vuestra Orden"... Era el Viernes Santo de 1222 cuando vestía el hábito dominicano.

Un día le llegó un joven con acento provenzal y le abrió su alma. Le vino a decir: "Padre mío, ya hace días que vengo siguiendo sus clases y tratando de imitar su vida pero necesito algo más. Vendí cuanto tenía y abandoné mi patria para entregarme a Dios, y desde Francia llegué hasta aquí buscando a los pobres y necesitados... pero aún quiero algo más. Quiero descubrir la voluntad del Señor respecto a mí. Necesito que Vd. me ayude a descubrirla...". Era el joven Pedro Nolasco quien venía de tan lejos. De aquel maravilloso encuentro saldría una gran amistad y una obra común: La fundación de la Orden de la Merced...

A sus 47 años dice un día al P. Provincial que se llamaba Sugerio: "Padre, écheme, por favor una buena penitencia por mis muchos pecados, sobre todo por los que cometí en Bolonia por mi soberbia". Y el P. Provincial le impuso el escribir una SUMA sobre Teología moral que aún hoy es una maravilla de precisión y seguridad y que tantos juristas durante siglos se aprovecharon de ella.

El Señor quería favorecer en aquellos momentos el gran apostolado de la redención de cautivos que tanto abundaban, inspiró a tres grandes hombres lo misma idea: Fundar la Orden de la Merced. Para ello se manifestó al rey Jaime I, a Pedro Nolasco y a nuestro Raimundo de Peñafort. A cada uno le manifestó lo que de ellos esperaba. Cada uno tuvo una gran misión en el nacimiento y desarrollo de esta Orden...

Raimundo, a pesar de huir de puestos honoríficos, fue encargado por los reyes y Papas de grandes misiones y embajadas y en todas salió airoso y con gran fruto. Huyó desde Palma hacia Barcelona, porque el rey no quería oír sus consejos, sobre su propio manto haciendo de barquichuela... Fue elegido Superior General de su Orden en la que tanto y tan bien trabajó... Recorrió varias naciones y países para predicar, con ardiente caridad, la fe en Jesucristo a judíos y moros... Fue el consejero de miles de personas y gran director de conciencias... Ya centenario murió el 6 de enero de 1275 y se le hicieron funerales como de persona regia. Otros Santos de hoy: Luciano, FéIix, Clero, Julián, Jenaro, Teodoro, Crispín.





Oremos


Señor Dios nuestro, tú que hiciste admirable a San Raimundo de Peñafort prebístero, por su gran misericordia para con los pecadores y los cautivos, concédenos, por su intercesión, que, libres de la esclavitud del pecado podamos servirte, con libertad filial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Calendario de fiestas marianasNuestra Señora de Egipto.



San Alderico de Le Mans

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San Alderico de Le Mans, obispo
En Cenomanum, hoy Le Mans, en el reino de los francos, san Alderico, obispo, que se esforzó en promover el culto a Dios y a los santos.
El santo nació de una noble familia, de ascendencia en parte sajona y en parte bávara, hacia el año 800. A los doce años su padre le envió a la corte de Carlomagno, donde formó parte de la servidumbre de Luis el Piadoso y se ganó la estima de todos. Hacia el año 821 pasó de Aquisgrán a Metz, para ingresar en la escuela episcopal, y recibió la tonsura clerical. Después de su ordenación, el emperador Luis le llamó de nuevo a la corte y le nombró capellán y confesor suyo. El año 832, san Alderico fue elegido obispo de Le Mans. Empleó toda su fortuna y sus fuerzas en socorrer a los pobres, mejorar los servicios públicos, construir iglesias y monasterios y promover la religión. Su fidelidad a Luis el Piadoso y a Carlos el Calvo permaneció inalterable durante las guerras civiles que dividieron el Imperio. Una facción le expulsó de su sede durante casi un año, por haber declarado a los monjes de Saint-Calais que estaban sujetos a su jurisdicción. Tal pretensión del santo obispo no estaba en realidad justificada, pues se apoyaba en documentos falsificados, aunque no nos consta que el prelado haya sido personalmente responsable de tal falsificación.

Han llegado hasta nosotros algunos fragmentos del reglamento que san Alderico redactó para su catedral. En él ordena que se enciendan diez cirios y noventa lámparas en todas las grandes fiestas. También nos son conocidos tres testamentos del santo prelado. El último de ellos es un edificante testimonio de su piedad. En los dos primeros cede tierras y posesiones a muchas iglesias de su diócesis, y da prudentes consejos y reglas para mantener el orden y el espíritu de caridad. Alderico quedó paralítico dos años antes de su muerte. Confinado al lecho, redobló su fervor y su asiduidad a la oración. Murió el 7 de enero del año 856, y fue sepultado en la iglesia de San Vicente, de la que había sido un gran bienhechor.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

San Canuto Lavard

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San Canuto Lavard, mártir
En los bosques cercanos a Ringsted, en Dinamarca, san Canuto, llamado Lavard, mártir, quien, hecho duque de Schleswig, ejerció el poder con equidad y justicia, favoreciendo la piedad de su pueblo. Murió asesinado por enemigos que rechazaban su autoridad.
Canuto Lavard «el Señor», como lo llaman sus compatriotas, fue el segundo hijo de Erico el Bueno, rey de Dinamarca. Cuando alcanzó la mayoría de edad, su tío, el rey Niels, le hizo duque de la Jutlandia del sur y le confió la responsabilidad de defender una parte del país contra los ataques de los vendos. Canuto se estableció en Silesia y se consagró a la tarea de hacer reinar la justicia y la paz en su territorio. Desgraciadamente, los vikingos, acostumbrados a la rapiña, no se mostraron dispuestos a cooperar en tan noble empresa. Un día en que Canuto había condenado a la horca a algunos de ellos, en castigo por sus piraterías, uno de los condenados alegó que era de sangre real y que estaba emparentado con Canuto, El duque respondió que, si era cierto, la distinción que le merecía su nobleza era que le colgaran del palo mayor de su navío, y así se hizo.
Canuto había pasado una parte de su juventud en la corte de Sajonia. En 1129, el emperador Lotario III reconoció la autoridad de Canuto sobre los vendos y le dio el título de rey. Esto provocó la ira de Niels, rey de Dinamarca, y el 7 de enero de 1131, Canuto fue asesinado a traición en el bosque de Haraldsted, cerca de Ringsted, por sus primos Magno Nielsen y Enrique Skadelaar. Canuto, que había favorecido la actividad misionera de san Vicelino, fue canonizado por el papa alejandro III en 1169, a petición de su hijo Valdemar I de Dinamarca, y de Esquilo, obispo de Lünd. El Martirologio Romano, ateniéndose al culto que el santo recibía en Dinamarca, le llama mártir, pero en realidad se trata más bien del héroe de una dinastía que de un mártir.
Ver Acta Sanctorum, 7 de enero; C. Gertz, Vitae sanctorum Danorum (1908-1912); Schubert, Kirchengeschichte von Scheleswig-Holstein (1907), vol I, Imagen: Fresco en la iglesia de San Benito en Ringsted, Dinamarca.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI


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