San Vivencio | |
, en el monasterio de Vergi, Francia, 400.
| |
Santa Gláfira | |
, virgen, Amasea, ciudad del Ponto, 324.
| |
Beata Verónica de Binasco Negroni, virgen
fecha: 13 de enero
n.: c. 1445 - †: 1497 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: León X 1517
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 1445 - †: 1497 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: León X 1517
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Milán, de Lombardía, beata Verónica Negroni de
Binasco, virgen, que entró en el monasterio de Santa Marta, donde se seguía la
Regla de san Agustín, y allí se, dedicó profundamente a la contemplación.

Todos los estados de vida ofrecen abundantes medios de
santificación; lo único que nos impide aprovecharlos es nuestra negligencia y
nuestra tibieza. La beata Verónica no podía gloriarse ni de su nacimiento, ni
de su fortuna. Sus padres mantenían el hogar a fuerza de duro trabajo, en un
pueblecito cercano a Milán. El padre de Verónica era tan honrado, que jamás
vendió caballo ni animal alguno, sin poner en antecedentes al comprador tanto
de las cualidades, como de los defectos de la bestia. Su pobreza le impidió
mandar a su hija a la escuela, de suerte que Verónica no aprendió nunca a leer;
pero el ejemplo y los consejos de sus padres hicieron crecer el amor de Dios en
su corazón, y los misterios cristianos nutrieron su piedad. La beata era muy
laboriosa y tan obediente, humilde y sumisa, que parecía no tener voluntad
propia. En los trabajos de la cosecha y en las otras labores campestres,
procuraba mantenerse a cierta distancia de sus compañeras para poder entregarse
con mayor libertad a la contemplación. Sus compañeras se admiraban de que
gustara tanto de la soledad. Con frecuencia la encontraban bañada en lágrimas,
aunque Verónica ocultaba con tal celo lo que pasaba entre ella y Dios, que
nunca supieron que la causa de su llanto era la devoción.
Verónica concibió el deseo de hacerse religiosa en el
pobre y austero convento de Santa Marta de Milán, en la orden de San Agustín. A
fin de llenar las condiciones requeridas, empezó a aprender a leer y escribir,
durante la noche. En una ocasión en que se sentía desalentada al ver los pocos
progresos que hacía, la Madre de Dios le mandó desechar toda ansiedad, puesto
que sólo tres lecciones le bastaban para ser buena religiosa: la pureza de los
afectos, que consistía en poner todo su corazón en Dios; la de no murmurar, ni
impacientarse por los defectos y pecados de los otros, sino soportarlos con
paciencia y pedir a Dios por los culpables; por último, la de reservar algún
tiempo cada día para meditar la Pasión de Cristo. Después de tres años de
preparación, Verónica tomó el hábito religioso en el convento de Santa Marta.
Su vida en él fue una encarnación de las reglas, que consistían en la práctica
de la perfección evangélica reducida a ciertos ejercicios piadosos. Verónica se
esforzaba por cumplir las reglas hasta en los menores detalles, y por ser
perfectamente obediente a la menor indicación de la voluntad de su superiora.
Durante tres años sufrió de reumatismo agudo, pero
jamás pidió que le redujesen el trabajo, ni que usasen con ella de indulgencia.
Cuando sus superiores le ofrecían algún alivio, respondía siempre: «Mi deber es
trabajar mientras pueda y Dios me dé tiempo para ello». Su mayor placer era
ayudar y servir a los demás. Su silencio era una señal del recogimiento y
constante oración en que vivía, de los que su don de lágrimas era una
manifestación exterior. La beata hablaba siempre de su vida pecadora, como ella
la llamaba, con gran congoja; pero en realidad había llevado siempre un vida de
inocencia. Dios favoreció a la beata con extraordinarias visiones y
consolaciones. Se conserva todavía un relato sobre los principales incidentes
de la vida del Señor, tal como ella los vio en sus éxtasis. Sus oraciones
ablandaron y convirtieron a muchos pecadores empedernidos. Verónica murió a la
hora que ella misma había predicho, en 1497, a los cincuenta y dos años de
edad. El Papa León X, en 1517, permitió que fuera honrada en su convento, como
si hubiese sido beatificada en la forma usual.
Ver la biografía escrita por el P. Isidoro de
Isolanis, en Acta Sanctorum, 13 de enero. Dicha biografía contiene un relato
relativamente completo de las revelaciones de la beata; el P. Bolando previene
a los lectores que deben tomarse con cautela esas revelaciones, ya que
contienen muchas afirmaciones extravagantes. En Acta Sanctorum se encuentra
también la bula de León X. Cf. Moiraghi, La B. Veronica de Binasco (1897).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert
Thurston, SI
accedida 913 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=173
San Vero Viena | |
, obispo de Viena, en el Delfinado, 314.
| |
Beato Bernón | |
, fundador de la abadía de Cluny, 927.
| |
No hay comentarios:
Publicar un comentario