Santos Berardo, Otón, Pedro, Acursio y
Aiuto, mártires
fecha: 16 de enero
†: c. 1220 - país: Marruecos
canonización: C: Sixto IV 7 ago 1481
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. 1220 - país: Marruecos
canonización: C: Sixto IV 7 ago 1481
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Marrakech, en el Magreb, santos mártires Berardo,
Otón y Pedro, presbíteros, y Acursio y Aiuto, religiosos, todos de la Orden de
los Hermanos Menores, que, enviados por san Francisco para anunciar el
Evangelio a los musulmanes, fueron apresados en Sevilla y trasladados a
Marrakech, donde les ajusticiaron con la espada por orden del príncipe de los
sarracenos.
refieren a este santo: Santos Daniel,
Samuel, Ángel, León, Nicolás, Hugolino y Domno, Beato Juan de
Prado

Estos cinco frailes fueron enviados por
san Francisco a convertir a los mahometanos del Occidente, en tanto que el
propio santo iba a predicar a los del Oriente. San Berardo y sus compañeros
predicaron primeramente a los moros de Sevilla, ciudad de la que fueron
expulsados después de haber sufrido mucho por su celo. De ahí pasaron a
Marruecos, donde se dedicaron a predicar y a servir de capellanes a los
mercenarios cristianos del sultán. Las gentes consideraban a los frailes como
locos y les trataban como a tales. Cuando se negaron a retomar a sus tierras y
a dejar de predicar la palabra de Cristo, el sultán les decapitó con su propia
cimitarra, el 16 de enero de 1220. Estos santos formaron la vanguardia del
glorioso ejército de mártires que la orden seráfica ha dado a la Iglesia.
Cuando llegó a oídos de san Francisco la noticia del valor heroico y el triunfo
de sus hijos, exclamó: «Ahora puedo decir con verdad que tengo cinco hermanos».
Eran éstos san Berardo, san Pedro, san Odón, san Acurso y san Adyuto. Fueron
canonizados en 1481.
Ver Acta Sanctorum, 16 de enero; Wadding,
Annales Minorum, s.a., 1220; Analecta Franciscana, vol. III, pp. 579-596. Ver
igualmente Karl Müller, Die An/iinge des Minoritenordens, pp. 207.210; Léon,
Auréole Séraphique, vol. t, pp. 99-111; y H. Koehler, L'Eglise du Maroc...
(1934), pp. 3-20.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston,
SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=215
Beato José Antonio Tovini, laico
fecha: 16 de enero
n.: 1841 - †: 1897 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 20 sep 1998
hagiografía: Vaticano
n.: 1841 - †: 1897 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 20 sep 1998
hagiografía: Vaticano
En Brescia, en Italia, beato José Antonio Tovini, el
cual, siendo maestro, se ocupó en erigir numerosas escuelas cristianas y en
promover la construcción de obras públicas, y en toda su actividad dejó
testimonio de su oración y de sus virtudes.
refieren a este santo: Beato Moisés
Tovini
Fragmento de la homilía de SS
Juan Pablo II en Brescia, en la misa de beatificación de
José Tovini, el 20 de septiembre de 1998; la misma misa conmemoraba el
centenario del nacimiento de SS Pablo VI, en Brescia, de allí el paralelismo
que el Papa destaca.

Un gran testigo del Evangelio encarnado en
las vicisitudes sociales y económicas de la Italia del siglo pasado es,
ciertamente, el beato Giuseppe Tovini. Brilla por su fuerte personalidad, por
su profunda espiritualidad familiar y laical, así como por el empeño con que se
prodigó para mejorar la sociedad. Si observamos bien, entre Tovini y Giovanni
Battista Montini existe un íntimo y profundo vínculo espiritual e ideal.
En efecto, el mismo Pontífice escribió
sobre Tovini: «El recuerdo que dejó entre las primeras personas que conocí y
estimé era tan vivo y presente, que muy a menudo escuché comentarios y encomios
de su singular persona y de sus diversas actividades; oí con sorpresa
expresiones de admiración ante su virtud y de añoranza por su muerte prematura
» (Prólogo de Giovanni Battista Montini a la biografía de Giuseppe Tovini,
escrita por el padre Antonio Cistellini en 1953, p. I).
Giuseppe Tovini, ferviente, leal y activo
en la vida social y política, proclamó con su vida el mensaje cristiano,
siempre fiel a las indicaciones del Magisterio de la Iglesia. La defensa de la
fe fue su constante preocupación, pues, como afirmó en un congreso, estaba
convencido de que «nuestros hijos sin la fe no serán jamás ricos; con la fe no
serán jamás pobres». Vivió en un período delicado de la historia italiana y de
la misma Iglesia, y vio muy claro que no era posible responder plenamente a la
llamada de Dios sin una entrega generosa y desinteresada a los problemas
sociales. Tuvo una mirada profética, respondiendo con audacia apostólica a las
exigencias de los tiempos que, a la luz de las nuevas formas de discriminación,
pedían que los creyentes realizaran una obra más eficaz de animación de las
realidades temporales.
Gracias a la competencia jurídica y al
rigor profesional que lo distinguían, promovió y guió numerosas organizaciones
sociales, asumiendo también cargos políticos en Cividate Camuno y en Brescia,
con el deseo de dar a conocer la doctrina y la moral cristiana al pueblo.
Consideró el esfuerzo por la educación como una prioridad, y, entre sus
numerosas iniciativas, sobresalió la defensa de la escuela y de la libertad de
enseñanza. Con medios humildes y con gran valentía, se prodigó incansablemente
para salvar lo más característico de la sociedad bresciana e italiana, es
decir, su patrimonio religioso y moral.
La honradez y la coherencia de Tovini
tenían sus raíces en su relación profunda y vital con Dios, que alimentaba
constantemente con la Eucaristía, la meditación y la devoción a la Virgen. De
la escucha de Dios en la oración constante obtenía la luz y la fortaleza para
las grandes batallas sociales y políticas que debió sostener a fin de tutelar
los valores cristianos. Testigo de su piedad es la iglesia de San Lucas, con la
hermosa imagen de la Inmaculada, donde se encuentran ahora sus restos mortales.
fuente: Vaticano
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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