viernes, 12 de mayo de 2017

Día 12: Mayo, mes de María. Reflexión: Mi vida no es mía, es de Dios

Día 12: Mayo, mes de María. Reflexión: Mi vida no es mía, es de Dios


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Comparte y vive la experiencia de estar 31 días con nuestra Madre amada María, reflexionando y creciendo en el amor de Dios

La devoción a la Madre de Dios es realmente una combinación de tres elementos: la veneración, la invocación y la imitación, así lo dice el Concilio Vaticano II.
La veneración de la Santísima Virgen incluye todo el honor y la alabanza, el reconocimiento y el amor que ella merece como la Madre del Redentor y Madre de la raza humana.
La veneración puede ser descrita como un acto de apreciación amorosa. La apreciación se basa en el conocimiento que tenemos de María, basada en las verdades que nos enseña la fe. El amor se inspira en la profundidad de nuestro aprecio, que depende de la lectura, el estudio y la meditación acerca de la Santísima Virgen María.
Las primeras siete partes del Ave María son declaraciones de veneración:
  • Ave María
  • Llena de gracia
  • El Señor es contigo.
  • Bendita eres tú entre las mujeres
  • Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
  • Santa María
  • Madre de Dios
Son tantos actos de alabanza y de honor, dirigidos con amor a la Santísima Virgen. Todos son sacados de la Sagrada Escritura o de la tradición de la Iglesia.
La invocación se basa en la veneración. Debido a que María es tan agradable a la Trinidad, ella, más que cualquier otra criatura, puede abogar por nosotros ante el Trono de Dios. La invocamos para que interceda por nosotros.

1.- Háblale a Jesús sobre María

Jesús mío, me gusta orar a María, tu Santa Madre, ella me enseña con su manera de vivir, a ser dócil a tu Palabra, a tomarla en serio, y a dejarse guiar por ella; pero también María se presenta como una servidora, como una que sale a ayudar a su prima Isabel, cuando esta la necesita.
Así quiero ser yo, mi Señor y mi Dios, quiero ser uno que es dócil a tu Palabra y que sale de sí a servir a los hermanos que tanto necesitan de Ti.
Gracias por darme la oportunidad de ver a María y de aprender de ella, gracias por su amor de Madre y por todas las bendiciones que a través de ella, nos has dado a nosotros que la amamos y la descubrimos como modelo de discípulo que Tú nos has llamado a seguir.
Confío en tu compañía y en tu Bendición Señor, gracias por todo lo bueno que me das por ayudarme a ser cada día un mejor ser humanos.
Cómo mi madre María, me uno a sus eternas palabras de entrega que hacen y harán eco en nuestra historia de salvación: Hágase en mí según tu Palabra.
Amén

2.- Oración inicial

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
  • "No tienen vino": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
  • "Hágan lo que Él les diga": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.
  • "He aquí la esclava del Señor": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.

3.- Reflexión para el día 12: Mi vida no es mía, es de Dios

Si nos ponemos en la piel de María, algo que sorprende es la rapidez con que dice que SÍ a lo que Dios le pide. ¿Sabes por qué actúa así? Porque es consciente de algo muy importante que muchos no sabemos, o si lo sabemos enseguida lo olvidamos: su vida no es suya.
García Morente, filósofo no creyente, se convirtió al darse cuenta de esto. Él lo explica así:
"Mi vida, los hechos de mi vida, se habían realizado sin mi intervención (se refiere al trabajo que tenía, amenazas que recibió, emigró dejando a su familia). Yo los había presenciado pero en ningún momento provocado.
Me pregunto: ¿Quién pues, era la causa de esa vida, que siendo mía, no era mía? Lo curioso era que todos esos hechos pertenecían a mi vida, pero no habían sido causados por mí, no eran míos.
Entonces, mi vida me pertenece, pero, por otro lado, no es mía, puesto que su contenido viene en cada caso producido y causado por algo ajeno a mi voluntad".
Sólo encontraba una solución para entender la vida: algo o alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega.
Madre mía, enséñame esta lección: Mi vida es mía y no es mía. Alguien distinto de mí hace mi vida y me la entrega. Yo, con libertad la vivo como quiero, pero hay Otro que me la entrega con un fin, con una misión. Por eso mi vida es mía y es de Dios: somos copropietarios.
Mi vida es para Dios, y por Él, para los demás, porque libremente deseo hacer el bien

4.- Oración final

Amado Jesús, al igual que María, tu Santa Madre, quiero estar abierto siempre a la acción del Espíritu Santo, configurarme completamente a tu amor y tu misericordia.
Como ella, acepto también ser tu esclavo, tu siervo, atento siempre a escuchar tu Palabra y hacerla una acción de vida.
Deseo responderte siempre con generosidad y sencillez, como lo hizo María, quien supo escucharte y obedecerte desde siempre.
Y a ti, Oh María, amada universal del Verbo, la nueva Eva escogida, auxilio de los pecadores y de los que buscan tu intercesión, acógeme siempre bajo tu manto protector, soy también tu hijo y sé que te preocupas por mí.
Te ruego que poses tu mano sobre mis hombros y me guíes por el camino de tu hijo Jesús.
Como tú, quiero poder decir y sentir con toda la pasión de mi alma: "Mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador".
Amén

Reflexión: Padre José Pedro Manglano | Diálogos y oraciones: Qriswell J. Quero | Publicado originalmente en: PildorasdeFe.net

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