PRESENCIA DE
PERSONAS. HUMANIDAD.
Mes de junio. Después de escribir esas tres palabras me he quedado
sin vocales ni consonantes durante un rato tan largo que sólo yo soy capaz de
estar sorprendido. Me he quedado sin palabras y sin saber cómo continuar. Sin
saberlo ni quererlo me llegó como una brisa suave una primera palabra y luego
otra y otras detrás. Muchas. Tantas que sin pensarlo más mis neuronas acompasaron los movimientos de su peculiar cedazo y me fui
quedando de nuevo casi in albis de vocablos. Contemplé con serenidad la criba y
conté: una, dos, tres. Y nada más. Tres palabras. Como en esa primera expresión
de estas líneas, 'mes de junio'. Tres. Una u otra trinidad alfabética: arroz,
maíz, pan.
Yo soy el arroz de
la vida. Yo soy el maíz de la vida. Yo soy el pan de la vida.
Creo que esta
contemplación se me hizo mantra en los adentros y no dejé de repetirlas tantas
veces como la brisa acaricia la piel del agua quieta en las mañanas dulces
del mes de junio en mi tierra. Yo soy el arroz de la vida, me decía. E
imaginaba tantas cosas con el 'arroz'. Imaginaba. Yo no soy de tierra de
arrozales. Tampoco mi cultura es el arroz. Puedo vivir sin arroz días, semanas,
meses y años... Y escuchaba. Me escuchaba: Yo soy el arroz.
Y sin dejar de
hablarme me escuchaba también 'Yo soy el maíz'. Yo soy el maíz de la vida. En
la infancia consciente de mi pueblo tal vez viera el maíz más de una vez. Nos
vimos, seguramente, sin conocernos. Luego me sorprendió recordar haber visto y
leído el título de un libro junto al nombre de su autor: Hombres de maíz,
Miguel Ángel Asturias. El título define ya las esencias de una cultura, de una
manera de ser y de estar y de vivir. Y la palabra 'maíz' se me suspendió en el
aire de la ensoñación como se suspende la semilla de un vilano que no acaba de
aterrizar... Pensaba. ¿Cuántas veces aparece en la biblioteca de la biblia la
palabra 'maíz'? ¿En cuál de sus libros del antiguo o del nuevo testamento? Ni
una sola referencia. Los dioses patronos o matronas del camino de la vida en
esta tierra y los inspirados escritores, hombres o mujeres, de las leyendas del
tiempo bíblico desconocían el maíz y nada nos dijeron de su presencia. Sin
embargo, el mantra de mis adentros continuaba: Yo soy el maíz de la vida... Me
rimaban en asonancia este maíz con esta vida, pero rimaban bien.
Arroz, maíz...,
pan. Y en este momento, mientras deletreaba 'pan' se me encendió en el sueño una luz
intensísima. Yo soy el pan de la vida, escuché. Y no me atrevía a mirar a mi
alrededor porque estaba en medio de un inmenso campo de trigo en verano. Este
campo de mi tierra era como un mar de espigas. Yo soy el pan de la vida. Y
aquellas espigas se hicieron haces y
luego parva en la trilla, y más tarde molienda y harina, y luego masa en la
artesa y hogaza en el horno y pan tierno y fresco en la mesa de casa. Yo soy el
pan de la vida, me repetía esa voz en mil susurros de matices y cientos de
melodías. Yo soy el pan de la vida.
¿Cuerpo de Cristo?
Cuerpo de Jesús de Nazaret. Trigo de la vida, Maiz de la vida, Arroz de la
vida... Pan de arroz, Pan de maíz, Pan de trigo... Yo soy. Yo soy. Yo soy...,
comida en la mesa compartida. Comida agradecida. Comida eucaristía. Comida y
comensalidad humanizadoras. Yo soy 'presencia de personas'. Humanidad.
Muy feliz semana. A
continuación se encuentran los comentarios evangélicos del próximo domingo
6 de junio.
Domingo de ‘el
Cuerpo y Sangre de Cristo’ Ciclo B (06.06.2021): Marcos 14,12-26. Pan y
vino compartidos. Me lo escribo
CONTIGO,
Se
acabaron ya los días de las fiestas de Pascua en la Iglesia. Y hemos llegado al
cuarto y último domingo después de la Pascua: el domingo del llamado en latín
Corpus Christi. Una fiesta que se solía celebrar en jueves al igual que el
primer jueves santo de la historia y aquel otro jueves de la Ascensión. Alguien
recordará lo de ‘tres jueves hay en el año que relumbran más que el sol...”
En
esta fiesta del Corpus la liturgia eclesial nos invita a leer un texto ‘podado’
del llamado Evangelio de Marcos 14,12-26. Lo llamo podado porque no se
nos leerá 14,17-21 en la liturgia, en donde la mano evangelizadora nos
ha constatado el anticipo que hace su Jesús de Nazaret sobre la posterior
traición de Judas. Parece ser que a la iglesia vaticana no le hace la menor
gracia que escuchemos este dato. Por eso antes de la celebración, me tomaré con
gusto el trabajo de empaparme del mensaje de todo el capítulo decimocuarto de
este Evangelio.
Para
muchas personas de Iglesia será muy importante detenerse sin prisas en Mc
14,22-26: “Mientras cenaban, Jesús tomó pan... Luego tomó una copa... Y
cantados los himnos salieron hacia el Monte de los Olivos”. Después de esta
lectura todos tomarán asiento y el celebrante comenzará su homilía. A veces me
imagino ser un aprendiz de espía o de sociólogo...
El
celebrante, el sacerdote, el pastor, el predicador en y desde su cátedra
iniciará la exposición de su magisterio y se vendrá a decir que en este relato
de la última cena de Jesús con los DOCE se instituyó la Eucaristía, el centro y
el culmen de toda la acción eclesial. Y a más de uno de estos celebradores se
les ocurrirá recordar que Jesús dijo explícitamente que sólo a los Doce se les
dijo ‘haced esto en memoria mía’. Debo decir que esta expresión no está en el
relato de Marcos. El asunto de la institucionalización sacramental vino mucho
después de la sepultura de Jesús.
Fue
la iglesia quien institucionalizó este comer el pan y beber el vino como
sacramento. De esta manera, la iglesia fue constituyéndose en Religión como
Religión lo era el judaísmo y luego lo fue el islam. En el origen y con Jesús
de Nazaret sólo existió la Buena Noticia de reunirse a compartir mesa, mantel,
comida y bebida, aunque de esta manera se rompieran ciertas normas del ritual
de la Pascua judía o de la tradición de comer alimentos puros o impuros con
personas puras o impuras. ¿No resultaba provocadora esta comensalidad de Jesús?
Tal
vez algún otro predicador más adiestrado en los comentarios se atreva a hablar
de otro sacramento no menos intencionadamente interesado. El sacramento del
ministerio ordenado otorgado por el mismo Jesús de Nazaret a los solamente
DOCE, varones y célibes, de aquel momento y de los posteriores de la historia
del cristianismo. La osadía interpretativa llega a tal retorcimiento del
mensaje que se llega a confundir la misma luna que se ve con el propio dedo. Ni
de futura eucaristía, ni de posterior sacerdocio ni de sacramento alguno se
habla en este singular relato de la última cena pascual de Jesús con sus gentes
según el Evangelio de Marcos.
Pensará
más de uno de los lectores que pretendo cambiar el estado de estas cosas
sacramentales mantenido en la Iglesia durante siglos. Merece poco la pena
malgastar energías o violentar evidencias. Importa, en cambio, atreverse a
investigar los orígenes, tratar de comprender la historia de los hechos, dudar
de lo inamovible y arriesgarse a iniciar senderos alternativos. Creo que ésta
fue la iniciativa novedosa y buena del laico de Nazaret llamado Jesús. Por
esto, a nadie nos debe extrañar que se le considerara muy despreciativamente
‘comilón y borracho’ (Mt 11,16-19 y Lc 7,31-35). Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS con la Biblia entre las
manos. Domingo 28º: 06.06.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios
y Hechos ¡completos!...
Bueno en todos sus sentidos: eu...
Cuando esta página aparezca impresa estaremos ya
en el mes de octubre. Bélgica será ahora la presidenta de Europa. Esto quiere
decir que España desempeñó esta tarea en el primer semestre de este 2010. Con
tal motivo, Correos puso en circulación una curiosa estampilla adhesiva para
los adeptos, ¡todavía!, a la vieja costumbre de escribir y enviar cartas. El
logotipo de este sello de correos era ‘eu’ y su leyenda decía: “Presidencia
Española de la Unión Europea”.
Me gustó esta estampilla adhesiva desde que la vi
por primera vez. En el uso frecuente que he hecho de ella, muy al margen de los
asuntos políticos, una cuestión bíblica solía ocupar en silencio mis
pensamientos. Claro que ese ‘eu’ remite a ‘Europa’, pero a mí me llevaba de la
mano hacia esa curiosa partícula que, en la lengua griega, acompaña a multitud
de palabras. Y este acompañamiento lo realiza siempre a modo de guía, de
orientador, de primer caminante, porque siempre se coloca “por delante” para
levantar su estandarte de “bondad”. Esta partícula griega significa, según he
constatado en varios diccionarios, “bueno en todos los sentidos”. Dudo de que
se pueda decir mejor y más claro.
Déjenme, ahora, que recuerde sólo algunos
pormenores del lenguaje. Conozco a Eu-logio (es decir, conozco a una persona
que utiliza bien el ‘logos’, la palabra; él es un buen orador-escritor). En el
mismo sentido, pero con diferentes matices, Eu-femio (del verbo “femí”) es un
“buen hablador”. Y nadie tiene un origen (génesis) tan bueno como Eu-genio. Hoy
dedico esta página a mi buen amigo Eu-sebio (que además de bueno es también
‘piadoso, religioso, honesto’) con quien compartí recientemente una fraternal
comida y sobremesa. Por fin, me gustaría conocer a alguien que se llamase
Evangelina.
Ev-angelina no tiene “propiamente” un “eu” por
delante de “angelina”. Cuando el “acompañado” tiene la peculiaridad de comenzar
por vocal, el acompañante ‘eu’ se reacomoda en su vocalización para hacer más
fácil y agradable el camino de la pronunciación. De este modo, el complicado
movimiento labio-bucal de “eu-angelina” se simplifica y dulcifica en
“ev-angelina”. Esta femenina Evangelina encuentra su correspondiente masculino
en Evangelio. Evangelina y Evangelio son, en todos sus sentidos, “la buena
noticia o/y el ángel bueno”. Marcos, el primer escritor de un relato breve
sobre Jesús de Nazaret, decidió utilizar, precisamente desde el comienzo, la
palabra ‘eu-angel’ para responder a estas dos importantísimas preguntas: ¿quién
fue Jesús?, ¿cómo se debe hablar de él? En síntesis y de la mano de Marcos, lo
primero y principal que debemos decir de Jesús es que fue “el ángel bueno” o
“la buena noticia”.
Creo que de “eu-angel” procede la palabra
“ev-angelizar”. Y evangelizar es la tarea que está definida y proclamada por la
Iglesia como su primera y principal misión. Por eso me pregunto ahora, ¿los
seguidores de Jesús somos ángeles y buenas noticias para todos, siempre y en
cualquier lugar como lo fue Él?
Acabo ya, renuncio a hablar de la Presidencia de
la Unión Europea. Pero confieso que la estampilla de Correos me enseñó a
contemplar la realidad con ojos evangélicos. Y, por fin, espero que también
esta página, la 100ª exactamente, haya sido para muchos un buen acompañante, un
ángel bueno, una buena noticia en todos los sentidos.
Carmelo Bueno Heras.
Educar hoy 124 (octubre de 2010).
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