Informe 2014
sobre Libertad
Religiosa
en el Mundo
Ayuda a la Iglesia NecesitadaFundación de la Santa Sede
Publicado por
ACN International
Bischof-Kindermann-Straße 23
D-61462 Königstein
Ayuda a la Iglesia Necesitada es una fundación pontificia
de la Iglesia católica
Editor jefe: John Pontifex. Editor: Reinhard Backes.
Ayudante de edición: Mark Banks
Presidente del comité editorial: Peter Sefton-Williams,
Comité editorial: Marc Fromager, Maria Lozano, Raquel
Martín, Roberto Simona, Benedikt Steinschulte, Paul
Stenhouse, Mark von Riedemann.
Autores de los informes
Antoine Arjakovsky, Vishal Arora, Bernardo Cervellera,
Laurent Balas, Stefano Caprio, Rodolfo Casadei, Ana Maria
Celis Brunet, Ivan Cigic, John Dayal, Alberto J. Eisman
Torres, Martin Kugler, Annie Laurent, Johannes Mehlitz,
Davide Maggiore, Andrea Morigi, José Carlos Rodriguez
Soto, Benedict Rogers, Ernst Sagemüller, Alexander Tyra,
Chiara Verna
Autores de los análisis
Bernardo Cervellera, Peter Humeniuk, Austen Ivereigh,
Adèle Keim, Martin Kugler, John Newton, Eric Rassbach,
José Carlos Rodríguez Soto, Paul Stenhouse
Correctores de pruebas
Véronique Belle, Alexandra Ferreira, Amélie de La Hougue,
Albert Inderbitzin, Antonio Molina, María Muñoz Andrés,
Questa Newill, Elvira Zito
Traductores
Margarete Bambas, Mattia Cicoira, Gerlinde Cisar, Paolo
Colonnetti, Frank Davidson, Philippe Joas, Sofia Leitão
Söndergaard, Mª Mercedes Lucini, Pierre Rossi, Claudia
Seele-Nyima, Elisabeth Steinweg-Fleckner, Claire van der
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© De Agostini Libri SpA – Novara 2014
Queda permitida la reproducción total o parcial de esta
obra citando la fuente
Prólogo
Paul Jacob Bhatti
Antiguo ministro federal de Armonía Nacional y Asuntos de las Minorías, Pakistán
La causa de la libertad religiosa cambió mi vida y la de mi familia para siempre.
Una lluviosa mañana, la del 2 de marzo de 2011, mi hermano Shahbaz Clement Bhatti, entonces
ministro federal de Pakistán para las Minorías, fue asesinado a plena luz del día. Su
decisión de acabar con todo tipo de injusticia y de proteger a las comunidades oprimidas y
marginadas le costó la vida.
Cuando mataron a Shahbaz tuve que elegir entre seguir viviendo en Italia como hasta entonces
o recoger el testigo dejado por mi hermano y continuar la tarea que él se había impuesto.
Mi conciencia no me permitió tener la más mínima duda; creo que Dios me dirigió
para que continúe con su visión y su misión, protegiendo a aquellos cuyos derechos humanos
básicos son violados a causa de la discriminación, el extremismo y el odio religioso con
demasiada frecuencia. Por lo tanto, asumí las funciones de ministro federal de Armonía Nacional
y Asuntos de las Minorías del Gobierno pakistaní, además de la presidencia de la
Alianza de Todas las Minorías de Pakistán (APMA, por sus siglas en inglés). Mi hermano fallecido
la había fundado para garantizar que todas las minorías religiosas tengan voz en una
plataforma. Al mismo tiempo fundé la Shahbaz Bhatti Memorial Trust para que el legado de
mi difunto hermano continúe promoviendo la libertad religiosa, la igualdad humana y la justicia
social.
Nunca pensé que acabaría trabajando en Pakistán después de haberme establecido como
médico en Italia. Eso significaría arriesgar las libertades personales y profesionales que disfrutaba.
Dicho esto, un mes antes de la muerte de Shahbaz mantuvimos una conversación
muy importante en la que me pidió que volviese a trabajar a Pakistán. En ese momento pensé
que se trataba de una broma y le respondí: “Me pides que deje el cielo para bajar al infierno”.
El replicó al momento: “El camino al cielo pasa por Pakistán”. Su firme e inquebrantable
convicción, de la que hablábamos, era que no existe la posibilidad de no involucrarse;
estamos obligados a formar una familia humana que luche por aquellos que son demasiado
débiles para hablar y defenderse solos.
Agradezco enormemente que Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) se involucre asumiendo
esta importante tarea de evaluar las condiciones de la libertad religiosa en todo el mundo.
Nadie debería sufrir violencia física ni intimidación psicológica por exponer lo que valora y
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a lo que se adhiere. La libertad religiosa es un derecho y una responsabilidad que implica a
todos; todos nosotros tenemos derecho a manifestar nuestras creencias, respetando la fe
de los demás.
La libertad religiosa es, por su propia naturaleza, un derecho que todas las personas tienen
por igual, y por eso alabo el Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo de Ayuda a la
Iglesia Necesitada, que estudia y analiza la situación de un amplio espectro de grupos religiosos
en países de todo el mundo. Al hacerlo, este informe invita a sus lectores a volver a
pensar sobre este derecho básico, un derecho que es fundamental para construir una sociedad
libre, justa y floreciente. La libertad religiosa es la necesidad más acuciante de esta
época en un mundo dividido en el que en unas zonas se está produciendo un resurgimiento
religioso a la vez que en otras se tiende hacia la indiferencia religiosa y el ateísmo. En un
mundo cada vez más polarizado, un consenso creciente sobre la naturaleza de la libertad
religiosa y el respeto que se le debe podría ser clave en la batalla que libramos contra el fanatismo
y la cultura de la violencia, procedan del Estado, de los extremistas o de grupos terroristas.
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Conclusiones
principales
Peter Sefton-Williams
Director del comité editorial, Informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre Libertad
Religiosa en el Mundo
Los actos de violencia cometidos en nombre de la religión siguen dominando las noticias de
los medios de comunicación internacionales. La impresión inevitable es que el terror de inspiración
religiosa no solo está muy extendido, sino que está incrementándose. Desgraciadamente,
este informe confirma que esta valoración es correcta.
En casi todos los países en los que hemos registrado algún cambio en la situación y en las
condiciones de las minorías religiosas, este cambio ha sido a peor. Unas veces, el deterioro
está causado por la discriminación legal o constitucional; otras, se relaciona con la hostilidad
sectaria, a menudo con tensiones raciales y tribales. En algunos casos, implica que hay un
grupo religioso que oprime (o incluso intenta eliminar) a otro. En otros, un Estado autoritario
trata de restringir las actividades de un grupo religioso concreto. En los países occidentales
está apareciendo una tensión religiosa provocada por el reciente fenómeno del ateísmo, el
secularismo liberal y la rápida influencia de los inmigrantes o refugiados por motivos económicos,
que tienen una religión y una cultura enormemente diferente de la del país de acogida.
Hemos percibido cambios en 61 de los 196 países estudiados en este informe, de hecho todos
los países del mundo. Solo en seis países hemos registrado una mejoría en la situación de
las minorías religiosas. En los 55 países restantes hemos visto un cambio a peor. Esto significa
que en casi el 30% de los países analizados la situación de las comunidades de creyentes ha
sufrido un “deterioro profundo” o un “deterioro” en el período comprendido entre octubre de
2012 y junio de 2014.
También hemos encontrado 26 países en los que las restricciones a la libertad religiosa ya
habían alcanzado las categorías “alta” o “media” y no se ha producido cambio alguno en los
dos últimos años. Si añadimos estos 26 países a los 55 que han sufrido un deterioro, concluimos
que en 81 países de los 196 del mundo (algo más del 40%) la libertad religiosa está gravemente
mermada o está disminuyendo.
El número de países clasificados en la categorías de vulneración “alta” o “media” de la libertad
religiosa (sin atender a si han mejorado, empeorado o se han mantenido sin cambios durante
el período estudiado) asciende a 56, justo por debajo del 30% del total.
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En aquellos lugares donde se han obtenido resultados positivos éstos se han debido, con frecuencia,
a iniciativas locales más que a un progreso a nivel nacional.
Aunque los medios de comunicación internacionales se centran, por supuesto, en los titulares
sobre violencia y crueldad ligados al extremismo religioso, ofrecen un escaso análisis posterior
sobre las implicaciones y consecuencias que pueden tener estas acciones. Los medios de
comunicación también cometen graves errores al informar sobre las raíces religiosas de estos
conflictos, una información que proporcionaría el contexto necesario para comprender mejor
las noticias. El público se queda con la sensación de que los sucesos sobre los que se informa
son actos de crueldad aleatorios cometidos por perturbados armados. Esperamos que este
informe subsane alguna de estas carencias.
Las comunidades de creyentes constituyen, según la interpretación de los medios de comunicación
laicos, un problema cada vez mayor que hay que resolver, o incluso marginar, en lugar
de una tradición que se debe fomentar y apoyar. En Occidente está arraigando la opinión de
que la religión, en lugar de sacar lo mejor de la humanidad, engendra sus peores aspectos.
Ligada a la violencia de origen religioso aparece la disminución de la tolerancia religiosa, del
pluralismo religioso y del derecho a la autodeterminación religiosa. Aunque el derecho a la libertad
religiosa está consagrado en el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, está amenazado prácticamente en todo el mundo. Pese a ser difícil de cuantificar,
en este informe queda claramente documentada la tendencia a apartarse del pluralismo religioso,
especialmente en el mundo en desarrollo.
En numerosas zonas del Oriente Medio y Lejano está apareciendo el fenómeno del Estado
monoconfesional. En lugares en los que antes los distintos grupos cristianos y musulmanes
llevaban siglos conviviendo, actualmente se observa una tendencia creciente a que el grupo
religioso dominante se empeñe, incluso a través de la imposición de la ley islámica, la sharía,
o de instrumentos como las “leyes de blasfemia”, en la aceptación universal de su práctica religiosa.
La aparición del Estado Islámico (antes Estado Islámico de Iraq y Levante), es el ejemplo
más claro de este hecho. En julio de 2014, los yihadistas expulsaron de Mosul, ciudad del
norte de Iraq que habían tomado un mes antes, a todas las comunidades religiosas, incluidos
los musulmanes no suníes. Obligaron a los cristianos a elegir entre convertirse o marcharse.
Les impusieron una fecha límite y el Estado Islámico declaró que para quienes no cumpliesen
la orden “solo queda la espada”. Una ciudad que hasta hace poco albergaba a 30.000
cristianos, de repente ya no tiene ninguno y por primera vez en 1.600 años no hay liturgia
dominical.
El extremismo y la persecución de esta naturaleza surgen como factores de peso de un fenómeno
creciente de emigración masiva. Las comunidades religiosas minoritarias de Oriente
Medio llevan muchos años reduciéndose, pero en el período que se estudia en este informe,
la crisis humanitaria previa se ha agudizado de repente y gravemente. Por ejemplo, el número
de cristianos de Siria bajó de 1.750.000 a principios de 2011 a escasamente 1.200.000 en el
verano de 2014, una reducción de un 30 % en tres años. En Iraq la disminución es incluso
mayor. Está claro que la religión no ha sido el único factor que ha llevado a los habitantes a
abandonar sus países de origen (los factores económico y de seguridad general han supuesto
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importantes motivos de preocupación); no obstante el odio religioso se ha ido convirtiendo
cada vez más en una obvia fuerza motriz del creciente fenómeno de los refugiados. Así pues,
el aumento de la emigración relacionada con la persecución religiosa puede explicar las declaraciones
realizadas en junio de 2004 por ACNUR, según las cuales el número de personas
desplazadas y refugiadas había alcanzado la cifra de 50 millones por primera vez desde la
Segunda Guerra Mundial. La creación de un Estado teocrático o monoconfesional está teniendo
un profundo impacto no solo en los países en los que se está aplicando, sino también
en las democracias occidentales.
Los miembros desplazados de los grupos religiosos buscan refugio en Occidente, con los numerosos
retos sociales y económicos que esto supone. Irónicamente, a medida que se va reduciendo
el pluralismo religioso en zonas como Oriente Medio, las democracias occidentales,
predominantemente cristianas y en su mayoría monoconfesionales por razones históricas, están
teniendo que aprender a convivir con el pluralismo religioso, en muchas ocasiones por primera
vez.
El surgimiento de las redes sociales ha supuesto que el fundamentalismo y el odio religioso
se sientan más allá de las fronteras geográficas. El extremismo, difundido a través de Facebook,
Twitter, salas de chat y otras redes sociales, es tal que el odio religioso predicado
en un país lejano rápidamente se convierte en una preocupación local. La manifestación
más clara de esta afirmación es el reclutamiento de personas que viven en Occidente para
que participen en los conflictos de Oriente Medio. Los medios occidentales subrayan cada
vez más la preocupación por la creciente amenaza contra Occidente de que la “generación
de la yihad” llegue a casa. Ataques esporádicos contra comunidades religiosas concretas,
cometidos en Occidente por individuos radicalizados (en los que con frecuencia los medios
de comunicación social tienen gran responsabilidad) confirman que esta amenaza ya existe
de hecho.
Sin embargo, en general, el grado de opresión religiosa sigue siendo bajo en las democracias
occidentales. Dicho esto, tal y como se registra en este informe, se observan tendencias realmente
preocupantes.
La principal de estas novedades es que mientras la opinión mayoritaria, cada vez más difundida
en Occidente, considera directamente que la discriminación basada en la raza, el sexo y
la sexualidad es inaceptable, al mismo tiempo, va decreciendo el consenso sobre los derechos
de conciencia de quienes tienen una fe religiosa.
Cuando se trata de temas como la religión en la escuela, el matrimonio de personas del mismo
sexo y la eutanasia especialmente, se observa un conflicto cada vez mayor entre las opiniones
religiosas tradicionales y el consenso liberal “progresista”. Mientras la opinión mayoritaria considera
que los creyentes deberían, como mínimo, ser libres para practicar su fe en privado,
hay cada vez menos acuerdo en hasta qué punto se les debe permitir manifestar esa fe en la
sociedad en general.
Esto conduce a una tendencia, que parece ir aumentando, de que los derechos de algunos
grupos estén por encima de los de otros. En la práctica, esta “jerarquía de derechos” significa
que cuando los derechos de los homosexuales o de quienes defienden la igualdad de género
entran en conflicto con los derechos de conciencia de quienes profesan una fe religiosa, nor-
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malmente se concede prioridad a esos primeros grupos. Por ejemplo, en Reino Unido se
ha obligado a las agencias de adopción católicas que se niegan a conceder niños a parejas
homosexuales a cambiar sus normas o cerrar. El número de ejemplos de esta tendencia en
todo Occidente es incontable.
Esperamos que este informe suscite una reflexión más profunda sobre los principios fundamentales
de la libertad religiosa, especialmente sobre hasta qué punto se debe permitir a
los grupos religiosos disentir legalmente de las normas predominantes.
Este informe también subraya la necesidad de que Occidente desarrolle un entendimiento
más pleno y complejo de la motivación religiosa. El analfabetismo religioso de los políticos
occidentales está construyendo una barrera infranqueable para el entendimiento entre Occidente
y otras zonas del mundo. Las intervenciones occidentales en Iraq y Afganistán constituyen
dos ejemplos en los que la falta de piedad, o conocimiento religioso, es evidente.
Queda fuera del ámbito de este informe dar cuenta del crecimiento de esta intolerancia y
violencia religiosa. Sin la menor duda, los historiadores del futuro descubrirán sus causas.
Nosotros nos limitaremos a apuntar alguna de las explicaciones actuales más frecuentes.
Una teoría corriente se refiere a la frustración que ha surgido en el mundo islámico ante su
incapacidad para desarrollarse a la misma velocidad que Occidente en los últimos siglos.
Esto ha llevado a algunos musulmanes a luchar por restaurar la Edad de Oro del Califato,
época en la que consideran que el islam afloraba triunfante.
Otra consideración es que la globalización y el multiculturalismo, lejos de engendrar mayor
tolerancia, ha llevado a que los grupos religiosos y étnicos se sientan amenazados y se replieguen
en una intolerante mentalidad de búnker.
Una tercera explicación es que los países en desarrollo ya no consideran automáticamente
que la democracia occidental, en otro tiempo tan admirada e imitada, sea el modelo a seguir.
El argumento es que si el liberalismo occidental lleva aparejado aborto, anticoncepción, desvergüenza,
ruptura familiar, matrimonio homosexual y una inmensa deuda nacional y personal,
los grupos religiosos más tradicionales no quieren tener nada que ver con él.
Los medios de comunicación se centran fundamental y justificadamente en el terrorismo
islámico. Pero, tal y como demuestra este informe, se trata de una perspectiva parcial.
Seis de los 20 países que se considera que tienen un problema “alto” con la libertad religiosa
(Azerbaiyán, Birmania/Myanmar, China, Corea del Norte, Eritrea y Uzbekistán) están
gobernados por regímenes que someten a los musulmanes a una terrible persecución religiosa.
El informe confirma investigaciones anteriores que concluían que los cristianos son, con diferencia,
el grupo de fieles más perseguido. La vulnerabilidad de los cristianos ante la opresión
está directamente relacionada con el hecho de que, por razones históricas, están enormemente
dispersos, con frecuencia conviviendo con culturas muy distintas de la propia.
Muchos de los países en los que los cristianos llevan establecidos desde hace generaciones,
o incluso milenios, han quedado ahora sometidos al extremismo. Prácticamente en todos y
cada uno de los 20 países clasificados en la categoría de persecución “alta”, los grupos musulmanes
minoritarios también sufren una persecución terrible y sistemática. Sin embargo,
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no hay que olvidar que esta persecución es ejercida, en la mayor parte de los casos, por
otros musulmanes. La creciente tensión entre los musulmanes chiíes y suníes es un tema
constante en este informe.
Las comunidades judías también han sufrido un número mayor de amenazas y violencia,
especialmente en algunas zonas de la Europa Occidental, lo que ha provocado que la emigración
a Israel haya alcanzado cifras máximas.
Comentando el deterioro de la libertad religiosa que afecta a judíos, cristianos y otras comunidades,
en julio de 2004 el antiguo rabino jefe de Gran Bretaña, Jonathan Sacks, afirmó
en el Parlamento británico que un “nuevo tribalismo” está llevando a la “utilización de la religión
como manto de santidad con el que cubrir y legitimar una búsqueda del poder sin rebozo”,
añadiendo: “el mismo Dios llora ante el mal que se está cometiendo en su nombre”.
Sea cual sea la razón por la que se están deteriorando el pluralismo religioso y la tolerancia
(bien el odio contra una religión en concreto, bien el odio contra todas las religiones en general)
es evidente el daño que se está haciendo a la condición humana en su nivel más profundo.
Tal y como dijo el papa Francisco en el discurso pronunciado el 20 de junio de 2014: “La razón
reconoce en la libertad religiosa un derecho fundamental del hombre que refleja su más
alta dignidad”.
Incluso un organismo abiertamente laico como es la Unión Europea, reconoce la importancia
fundamental de la libertad de creencia religiosa. En una serie de directrices adoptadas en
junio de 2013, declaraba: “Como derecho humano fundamental, la libertad de religión o creencias
garantiza el respeto a la diversidad. Su libre ejercicio contribuye directamente a la
democracia, el desarrollo, el Estado de derecho, la paz y la estabilidad”.
Este informe, que pretende describir la situación a la que se enfrentan cada una de las minorías
religiosas en cada uno de los países del mundo, ha sido elaborada por Ayuda a la
Iglesia Necesitada, organización benéfica católica que, en su calidad de fundación de derecho
pontificio, está bajo la responsabilidad directa de la Santa Sede.
Es lógico preguntarse si una organización benéfica cristiana puede presentar con objetividad
los sufrimientos a los que se enfrentan los creyentes de todas las religiones, en ocasiones
causados por otros cristianos. Por supuesto, los lectores juzgarán por sí mismos el éxito o
fracaso de este informe. Pero podemos responderles que un informe así, sobre todas las
minorías religiosas, elaborado por una organización benéfica cristiana no solo es posible
sino también necesario. Las organizaciones religiosas tienen el deber de oponerse enérgicamente
cuando cualquier comunidad religiosa es injustamente atacada. Tal y como subrayan
diversos documentos vaticanos, especialmente la Dignitatis Humanae (1965), la libertad
religiosa garantiza la posibilidad de expresarse a todos los grupos religiosos a condición de
que ellos respeten los derechos inalienables de los demás.
Pero para ampliar la variedad de los análisis de nuestros informes de cada uno de los países,
Ayuda a la Iglesia Necesitada encargó a expertos en libertad religiosa estudiar las tendencias
que están surgiendo en África, Oriente Medio, Asia, América del Norte, Europa Occidental,
Rusia y Asia Central y América Latina.
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Se puede acceder a la publicación de los informes íntegros de estos expertos en:
www.religion-freedom-report.org
A continuación ofrecemos el resumen de algunas de sus conclusiones:
El análisis de la situación de la libertad religiosa en África ha sido elaborado por un antiguo
misionero, José Carlos Rodríguez Soto. En términos generales, se muestra optimista respeto
al futuro de la libertad religiosa en África y afirma que los problemas “no deberían restar
importancia a la realidad de que en la mayor parte de los países africanos los ciudadanos
disfrutan el derecho a la libertad religiosa, que se ejerce en el seno de una cultura favorable
de tolerancia y respeto mutuo entre distintas confesiones religiosas”.
También resalta como tendencia fructífera el crecimiento de grupos interconfesionales de
diálogo y acción social en Camerún, Nigeria, República Centroafricana, Uganda, Zambia,
Sudáfrica y Kenia, entre otros.
Rodríguez Soto también menciona como la tendencia más preocupante de África en los
dos últimos años el crecimiento del fundamentalismo islámico encabezado por grupos como
Al Qaida en el Magreb Islámico (en África septentrional y occidental), Boko Haram (en Nigeria
y zonas circundantes) y Al Shabab (cuyo bastión es Somalia). Afirma que la respuesta
militar a estos grupos terroristas hasta el momento se ha mostrado ineficaz por lo que se
deberían poner en marcha otras políticas, incluyendo el diálogo religioso.
Respecto al mundo islámico, el padre Paul Stenhouse, editor de la publicación católica
mensual Annals Australasia, que viaja con frecuencia a Oriente Medio, suplica a Occidente
que tenga paciencia y control en la zona, y que a la vez se desarrolle en el seno del islam
un entendimiento más complejo de la diversidad de creencias respecto a los derechos humanos.
Cita ejemplos en los que intentos de reforma liberal en países con poca o ninguna experiencia
de democracia han conducido a una violencia y agitación generalizadas confirmando
que “Roma no se construyó en un día”. Concede una “mención especial” a Irán. Afirma: “Según
su Constitución, zoroastras, cristianos y judíos disfrutan de libertad religiosa. La profanación
y destrucción de iglesias o sinagogas, propios del extremismo islamista de muchos
Estados suníes, son claramente ajenas a las comunidades y sociedades chiíes”.
En Asia, el padre Bernardo Cervellera, editor de Asia News, afirma que, en los dos últimos
años, “Asia ha seguido siendo el continente en el que más se ha violado la libertad religiosa”.
Escribe: “Salvo en países como Japón, Taiwán, Singapur, Filipinas (salvo algunos episodios
en Mindanao) y Camboya, el resto de los países registran distintos grados de violación de
la libertad religiosa de las comunidades cristianas, musulmanas, hindúes y sijes, por no mencionar
la de los grupos considerados “heréticos” por las mayorías locales como los ahmadíes
y los sufíes”.
Menciona de forma especial a Corea del Norte donde “está prohibido profesar cualquier creencia
que no sea la adoración a los semidioses gobernantes de la dinastía Kim” y a China,
sobre la que afirma: “China… es el país en el que el control de la religión se ejerce de una
forma más metódica y prácticamente total, como demuestra la violenta campaña llevada a
cabo contra las comunidades católica, protestante, budista y musulmana no oficiales”.
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Los dos especialistas de la Fundación Becket para la Libertad Religiosa que escriben sobre
Estados Unidos (Eric Rassbach y Adèle Keim) se han centrado en el fallo del Tribunal Supremo
de Estados Unidos sobre el caso Burwell contra Hobby Lobby Inc., en junio de 2014.
Se refiere a una norma federal que exige a muchos empresarios pagar a sus empleados
paquetes de seguros de salud que incluyen cobertura anticonceptiva obligatoria. El Tribunal
Supremo decidió por 5 votos contra 4 que la familia Green, propietarios de Hobby Lobby,
podían excluir los anticonceptivos abortivos sin sanción gubernamental. Otra controversia
sobre hasta qué punto los creyentes pueden practicar su fe se refiere a un decreto ejecutivo
del presidente Obama (julio de 2014), en el que prohíbe a los contratistas federales discriminar
por razón de orientación sexual o identificación de género. A pesar de la petición de
numerosas organizaciones religiosas, este decreto de julio de 2014 no admite excepciones
por práctica religiosa, lo que pone en tela de juicio a una serie de servicios proporcionados
por las iglesias para los pobres y los sin techo.
En su análisis sobre Canadá resaltan cuestiones de conciencia similares. Los autores cuentan
el caso de la Trinity Western University, facultad protestante evangélica que solo contrata a
personas que comparten su fe. Sus adversarios consideran que se les debería prohibir fundar
una facultad de Derecho porque el hecho de que defiendan la definición tradicional de matrimonio
les impide ofrecer formación legal. “El resultado de este litigio afectará a todas las instituciones
religiosas que manifiesten una preferencia por los correligionarios”, explican.
Respecto a la Europa Occidental, el Dr. John Newton (especialista en libertad religiosa que
trabaja en Ayuda a la Iglesia Necesitada en Reino Unido) y el Dr. Martin Kugler (del Observatorio
sobre Intolerancia y Discriminación contra los Cristianos en Europa, con sede en
Viena) pintan un cuadro preocupante sobre la marginación gradual de quienes tratan de
conservar los valores morales tradicionales. Aunque los creyentes tienen libertad plena para
practicar su fe en privado, estos autores afirman la existencia de “una fuerte imposición de
las posturas relativistas” que dificulta ubicar las creencias religiosas de forma razonable.
Aún peor, este choque de valores está creciendo hasta el punto de que los creyentes temen
que el Estado les obligue a aceptar normas sociales a las que ellos objetan en conciencia.
Estos autores también subrayan el número cada vez mayor de casos de violencia contra judíos
y musulmanes en toda Europa Occidental que, aunque enormemente preocupantes,
de momento siguen siendo una excepción. Prestan una especial atención a la emigración
judía a Israel desde Francia ya que en los tres últimos meses de 2014 unos 400 judíos franceses
han emigrado a Israel, lo que supone el cuádruple respecto a la emigración que se
produjo en el mismo período en 2013 y 2012.
Peter Humeniuk, especialista en Rusia y Asia Central, es uno de los miembros del equipo
de proyectos internacionales de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Invita a los lectores a considerar
la libertad religiosa en Rusia desde la perspectiva de su pasado reciente y convulso.
Afirma que, así como los grupos religiosos tradicionales son generalmente tratados con respeto,
el hecho de que desde mediados de la década de 1990 en adelante numerosas sectas
religiosas sólidamente financiadas hayan inundado el país ha modificado el grado de libertad
religiosa actualmente permitido. Aunque la mayor parte de estas sectas han fracasado, a
veces es difícil para las autoridades descubrir la línea que separa la actividad religiosa legítima
de la ilegítima.
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Afirma que Rusia se está esforzando por encontrar su propia forma de islam local, aunque
la línea que separa “una comunidad religiosa foránea de una célula terrorista activa puede
ser muy delgada”. También sostiene que la existencia de grandes grupos de empleados de
servicios en Moscú y San Petersburgo, fundamentalmente inmigrantes musulmanes de Asia
Central, representa un “peligro potencial de conflicto étnico y religioso”.
En cuanto a los países de Asia Central, dice que existe el temor de que la retirada de las
fuerzas militares occidentales de Afganistán lleve a la difusión del islam radical en la zona.
“Es una posibilidad inquietante para los regímenes autoritarios en los que el islam está controlado
por el Estado”. Los líderes de estos Estados de Asia Central han visto, afirma, el resultado
de la “primavera árabe” y aunque estas sangrientas revoluciones no justifican necesariamente
las restricciones que imponen a las comunidades religiosas, pueden ayudar a
explicarlas.
Austen Ivereigh afirma que, si bien América Latina tiene la mitad de los católicos del mundo,
existe una diversidad de creencias y prácticas religiosas mucho más amplia de lo que normalmente
se piensa. Más del 20 % de la población de Brasil es cristiana evangélica, mientras
en otros Estados de América central esta cifra llega a alcanzar un tercio de la población. Argentina
tiene un número significativo de comunidades tanto judías como musulmanas y en
las islas caribeñas angloparlantes predominan las Iglesias protestantes. También hay un número
importante de practicantes del espiritismo o la santería, por ejemplo en Cuba y Brasil.
Explica que las trabas a la plena libertad religiosa, allí donde existen, suelen ser impuestas
por regímenes oficialmente laicistas y ateos, y que normalmente se aplican a todos los grupos
religiosos por igual. El reto para el futuro, dice, es acabar con las sanciones, tanto legales
como no, que pesan sobre los organismos religiosos y conseguir que haya una mayor aceptación
de las voces religiosas en la vida nacional por parte de los Gobiernos de la zona.
Tal y como subrayan varios de los casos presentados en este Resumen Ejecutivo, hay signos
de esperanza, así como motivos para una gran preocupación. Se ofrecen ejemplos de líderes
religiosos que se tienden la mano en señal de amistad. Informamos de que incluso en el Golfo
Arábigo, cuna de algunos de los Estados más hostiles al pluralismo religioso, un gobernante
musulmán ha donado terrenos para la construcción de una catedral cristiana. En África se
muestra cómo líderes cristianos y un imán musulmán colaboran para reducir la violencia. Aunque
informamos sobre el aciago crecimiento de la intolerancia religiosa en algunas zonas de
Europa Occidental, claramente hay una tendencia contraria en la que los líderes religiosos y
de las comunidades se reúnen para acoger cordialmente a los refugiados.
La lección más clara que se puede sacar de esta investigación es que la exigencia urgente
de revertir la violencia y la opresión dirigida contra las minorías religiosas debe surgir, en
primer lugar y sobre todo, del seno de las propias comunidades religiosas. Aunque este informe
subraya los numerosos impedimentos legales y constitucionales impuestos a la libertad
religiosa por los Gobiernos, la condición previa para que la situación mejore es la armonía
y el respeto mutuo entre los grupos religiosos.
En el contexto actual es más urgente que nunca que todos los líderes religiosos utilicen sus
púlpitos y los medios de comunicación para proclamar alto y claro su oposición a la violencia
por motivos religiosos y para afirmar de nuevo su apoyo a la tolerancia religiosa.
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https://www.ain-es.org/
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