Beata Josefa María de santa Inés, virgen
fecha: 21 de enero
n.: 1625 - †: 1696 - país: España
otras formas del nombre: Josefa María Albiñana Gomar
canonización: B: León XIII 26 feb 1888
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1625 - †: 1696 - país: España
otras formas del nombre: Josefa María Albiñana Gomar
canonización: B: León XIII 26 feb 1888
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio de Benigamin, en la región de
Valencia, en España, beata Josefa María de Santa Inés, virgen de la Orden de
Agustinas Descalzas.

La beata Inés, cono la llaman
ordinariamente sus paisanos, nació en un pueblecito de los alrededores de
Valencia. Sus padres, Luis Albinana y Vicenta Gomar, eran de buena familia,
pero pobres. Inés se cansagró a Dios desde su infancia. Ni siquiera participaba
en los inocentes juegos de los niños de su edad, y su modestia y sencillez le
merecían el respeto aun de aquellos que no admiran de ordinario la virtud. A
pesar de las numerosas pruebas que debió sufrir a raíz de la temprana muerte de
su padre, la beata consiguió finalmente ingresar en el convento de las
ermitañas descalzas de San Agustín, en Beniganim. En religión recibió el nombre
de hermana Josefa María de Santa Inés, e hizo grandes progresos en la
perfección.
Se consideraba como la última de las
religiosas, y estaba siempre dispuesta ayudar a las más jóvenes de sus
hermanas. Sus austeridades corporales eran muy severas, y con frecuencia pasaba
gran parte de la noche ante el Santísimo Sacramento. Tras de haberla sujetado a
largos períodos de desolación y tentaciones, que la beata sobrellevó con gran
paciencia, Dios le concedió un extraordinario don de profecía y discernimiento
de espíritus. Esto hizo que la beata fuese consultada por los más nobles de los
grandes de España cosa que la llenaba de confusión. Josefa María de Santa Inés
murió a los setenta y un años de edad, el día de su patrona santa Inés, en
1696. Fue beatificada en 1888.
Ver el breve de beatificación; y
Kirchliches Handlexikon, artículo Josepha-Maria.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert
Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
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Beatos Juan Bautista Turpín du Comier y
trece compañeros, presbíteros y mártires
fecha: 21 de enero
†: 1794 - país: Francia
canonización: B: Pío XII 19 jun 1955
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1794 - país: Francia
canonización: B: Pío XII 19 jun 1955
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En la ciudad de Laval, en Francia, beatos presbíteros
Juan Bautista Turpín du Cornier y otros trece compañeros, mártires, que por su
constante fidelidad a la Iglesia católica fueron guillotinados durante la
Revolución Francesa. Sus nombres son: beatos Juan Bautista Triquerie, de la
Orden de Hermanos Menores Conventuales, Juan Maria Gallot, José Pellé, Renato
Luis Ambroise, Julián Francisco Morvin de la Gérardière, Francisco Duchesne,
Jacobo André, Andrés Duliou, Luis Gastineau, Francisco Migoret Lambardière,
Julián Moulé, Agustín Manuel Philippot y Pedro Thomas.
Ver más información en:
19 Mártires de Laval, en la Revolución Francesa (1794)
19 Mártires de Laval, en la Revolución Francesa (1794)
EL 19 de junio de 1955, el papa Pío XII
beatificó a los 19 mártires ejecutados durante la revolución francesa en el
departamento de la Mayenne, región que pertenecía entonces a la diócesis de
Mans. El más notable de todos fue Juan Bautista Turpín de Cormier. Nacido en
Laval el 8 de septiembre de 1732, fue ordenado sacerdote en 1756, bachiller en
teología por la Universidad de Anvers, y después de varios ministerios,
nombrado, en 1783, párroco de la Trinidad de Laval (la catedral actual). Juan
había rehusado prestar el juramento de supremacía; sus vicarios y muchos otros
sacerdotes debían a su ejemplo y a sus consejos su firmeza ante la persecución.
Habiéndose hecho sospechoso a las autoridades, fue encerrado en el antiguo
convento de Cordéliers, desde el 20 de julio de 1772. En la Patience utilizó toda
su influencia y su prestigio para alentar a sus hermanos. Fue considerado como
el jefe, tanto por ellos como por sus carceleros.
Los meses pasaron largos y monótonos. En
octubre, el ejército de la Vendée, que había atravesado el Loira, se aproximaba
a Laval. Asustadas las autoridades republicanas, evacuaron a Rambouillet a
todos sus prisioneros, excepto a los 14 sacerdotes, a quienes se consideraba
incapaces de soportar este desplazamiento. Los contrarevolucionarios entraron a
la ciudad y liberaron también a los «buenos sacerdotes». No mucho tiempo
después, la armada republicana volvió a tomar el puesto, los
contrarevolucionarios fueron expulsados y, apenas repuestas en su lugar, las
autoridades del departamento obligaron a los sacerdotes a volver a entrar en la
Patience.
El tribunal revolucionario de Laval quería
vengarse de los fracasos sufridos por las ideas nuevas en el departamento. El
21 de enero de 1794, hacia las 8 de la mañana, los 14 sacerdotes fueron
conducidos al tribunal, junto con algunos otros sospechosos. Juan Bautista
Turpin de Cormier fue el primero en ser interrogado:
-¿Has prestado el juramento de soberanía exigido por la ley?
-No.
-¿Por qué no lo has prestado?
-Porque ataca mi religión y va contra mi conciencia.
-¿Has ejercido tu ministerio desde que te rehusaste a prestar el juramento y has celebrado la misa?
-Sí.
-¿Has aconsejado a tus sacerdotes, en la conversación o en la confesión, a que no lo presten?
-Ciudadano, cuando se nos exigió el juramento, nos reunimos y, después de haber discutido sobre el asunto, nos dimos cuenta de que nuestra conciencia no nos lo permitiría de ninguna manera.
-Pero este juramento no es otra cosa que obedecer la ley. ¿Dónde han tenido esa reunión?
-En la sala del presbiterio, lugar ordinario de las deliberaciones eclesiásticas, con el permiso del ciudadano Enjubault Boéssay de la Roche.
-¿Entonces, has sido tú quien ha impedido a los sacerdotes prestar el juramento? ¿Quieres prestar hoy el juramento de libertad e igualdad?
-Ni ahora, ni después; siempre se oponen a la ley de Dios.
-¿Has prestado el juramento de soberanía exigido por la ley?
-No.
-¿Por qué no lo has prestado?
-Porque ataca mi religión y va contra mi conciencia.
-¿Has ejercido tu ministerio desde que te rehusaste a prestar el juramento y has celebrado la misa?
-Sí.
-¿Has aconsejado a tus sacerdotes, en la conversación o en la confesión, a que no lo presten?
-Ciudadano, cuando se nos exigió el juramento, nos reunimos y, después de haber discutido sobre el asunto, nos dimos cuenta de que nuestra conciencia no nos lo permitiría de ninguna manera.
-Pero este juramento no es otra cosa que obedecer la ley. ¿Dónde han tenido esa reunión?
-En la sala del presbiterio, lugar ordinario de las deliberaciones eclesiásticas, con el permiso del ciudadano Enjubault Boéssay de la Roche.
-¿Entonces, has sido tú quien ha impedido a los sacerdotes prestar el juramento? ¿Quieres prestar hoy el juramento de libertad e igualdad?
-Ni ahora, ni después; siempre se oponen a la ley de Dios.
Desde su promulgación, el juramento de
libertad e igualdad levantó entre los sacerdotes fieles al Papa largas
polémicas. Es necesario reconocer que las interpretaciones dadas le hicieron a
veces aceptable, a veces imposible. En Laval, el padre Gallot, a quien se
interrogó en segundo lugar, recibió una respuesta que resolvía todas las dudas.
El fiscal le preguntó:
-¿Has prestado el juramento de libertad e igualdad?
-No, pero dime ¿cuál es este juramento?
-Ser fiel a la república, no profesar ninguna religión, ni aun la católica.
-¿Has prestado el juramento de libertad e igualdad?
-No, pero dime ¿cuál es este juramento?
-Ser fiel a la república, no profesar ninguna religión, ni aun la católica.
Después de haber sido interrogados todos
los sacerdotes en forma semejante, y convencido el tribunal de su firmeza en la
fe, finalmente el fiscal pidió contra los catorce sacerdotes: «exijo que todos
sufran la pena de muerte y que Turpin de Cormier, ex párroco de esta comunidad,
sea ejecutado el último por haber fanatizado a su clero».
Los sacerdotes se confesaron mutuamente y
prepararon a morir a los cinco rebeldes condenados a ser guillotinados con
ellos. Hacia medio día, fueron conducidos a la plaza del palacio. Uno de los
sacerdotes dijo a los curiosos: «Nosotros os hemos enseñado a vivir, nosotros
os mostraremos cómo morir». Fueron enterrados en la Croix-Batalle. El 6 de agosto
de 1816, sus cuerpos fueron exhumados y depositados con honor en la iglesia de
Avesniéres.
Véase el Acta Apostolicae Sedis vol.
XLVII, pp. 445-451 y, para mayores datos, Les Martyrs de Laval (1955) de Mons.
Cesbron; A. Batar Les Martyrs pendant le Terreuv.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert
Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
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