En Cartago, santos Lucio, Montano, Juliano, Victorico, Víctor y Donaciano, mártires, que, en tiempo del emperador Valeriano, consumaron el martirio por confesar la religión y la fe que habían aprendido por enseñanza de san Cipriano.
Conmemoración de los santos mártires de Capadocia, a quienes, durante la persecución bajo el emperador Maximiano, mataron quebrándoles las piernas.
También conmemoración de los santos mártires de Mesopotamia, que en la misma época, colgados por los pies cabeza abajo, murieron ahogados por el humo y consumidos a fuego lento.
En Nápoles, en la Campania, san Efebo, obispo, que gobernó santamente al pueblo de Dios y le sirvió con fidelidad.
En Langres, en la Galia Lugdunense, martirio de san Desiderio, obispo, de quien se narra que viendo a su grey oprimida por los vándalos, se dirigió a su rey para suplicar por ella, pero por orden del monarca fue condenado a muerte, ofreciéndose así, libremente, por las ovejas que le habían sido confiadas.
En el territorio de Norcia, en la Umbría, conmemoración de san Eutiquio, abad, que, según narra el papa san Gregorio Magno, primero llevó vida solitaria con san Florencio, procurando conducir a muchos hacia Dios a través de la exhortación, y luego gobernó santamente un monasterio cercano.
Igualmente en Norcia, san Spes, abad, que durante cuarenta años soportó la ceguera con admirable paciencia.
En Subiaco, en el Lacio, conmemoración de san Honorato, abad, que gobernó sabiamente el monasterio donde antes había vivido san Benito.
En Niza, en la Provenza, san Siagrio, obispo, que edificó un monasterio sobre el sepulcro de san Poncio.
En Sinnada (Çifitkasaba), lugar de Frigia, san Miguel, obispo, hombre pacífico, que favoreció la paz y la concordia entre griegos y latinos, pero enviado al exilio por defender el culto de las imágenes sagradas, murió lejos de su patria.
Cerca de Gemboux, en la comarca de Lieja, en Lotaringia, sepultura de san Guiberto, monje, que, habiendo abandonado sus insignias militares y abrazado la disciplina de la vida monástica, construyó un cenobio en un terreno de su heredad, retirándose después al monasterio de Gorze.
En Roma, san Juan Bautista de Rossi, presbítero, que atendió en la Ciudad Santa a los pobres y a los más marginados, instruyendo a todos en la santa doctrina.
En la ciudad de Witowo, en Polonia, beatos José Kurzawa y Vicente Matuszewski, presbíteros y mártires, asesinados por los perseguidores de la Iglesia cuando, en tiempo de guerra, su patria estuvo sometida por la fuerza a un poder extranjero.
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