Nota Eclesial: ¿Son necesarias tantas muertes en Venezuela?
(RV).- El pueblo venezolano sigue sufriendo las consecuencias de un conflicto político, donde el gobierno insiste en institucionalizar su ideología a través una Asamblea Nacional Constituyente, mientras los políticos de oposición activan el artículo 350 de la Constitución Nacional para desconocer cualquier “régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”.
En medio de la agonía de los enfermos por la escasez de medicinas, la preocupación de padres de familia sin poder dar alimentos a sus hijos, y el llanto de las familias de las víctimas, debemos preguntarnos: ¿son necesarias tantas muertes en Venezuela? Cuando hace unas décadas todos podíamos vivir en armonía en un mismo país. Parece que las utópicas ideológicas e intereses individuales ciegan para no ver las necesidades reales del venezolano.
Una posición clara mantiene la Iglesia Católica, reconociendo a través de sus pastores, y recientemente expresanda por el Observador Permanente de la Santa Sede en la OEA, monseñor Bernardito Auza: “la decisión gubernamental de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, en vez de ayudar a solucionar los problemas, presenta el riesgo de complicarlos ulteriormente y hace peligrar el futuro democrático del País”, dijo en su declaración en Cancún, México, en la asamblea general de esta organización que se efectuó del 19 al 21 de junio.
Ciertamente que la Asamblea Constituyente no solucionará los graves problemas del país. Este camino sólo empeorará y prolongará el conflicto político y, la crisis económica que atraviesa Venezuela; además del claro irrespeto a los Derechos Humanos a tantas personas detenidas o maltratadas en la calle.
Sigue siendo necesario crear espacios de encuentro, de negociación para la resolución del conflicto. Pero, como lo recomienda el Vaticano con condiciones y garantías: permitiendo ingreso de alimentos y medicinas, cumplir el calendario legítimo de elecciones y liberar a los presos políticos.
No son necesarias las muertes de más jóvenes y estudiantes para reconocer que se ha recorrido el camino equivocado; y como hijos del Dios de la misericordia se debe actuar movidos por su paz para fortalecer la justicia y la libertad.
Pbro. Johan Pacheco para RADIO VATICANA
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