SI EL CRISTIANISMO ES ESTÉRIL, ES ESTÉRIL PORQUE NO ES CRISTIANISMO
El centro del mundo es el hombre, que soy yo. Si el mundo anda desquiciado, es porque el centro se ha descentrado, y el centro soy yo.
Si la iglesia no encuentra su camino en estos tiempos, es por cuestiones centrales y el centro soy yo y si la sociedad de hoy pone tantas dificultades para ser evangelizada de forma que es difícil de explicar lo que creemos y lo que practicamos, es porque el centro no irradia, del centro parten los radios y radiar es soltar radios y el centro soy yo.
La teología de la fiesta tiene dos centros fundamentales:
LOS SACRAMENTOS Y LA PALABRA,
Y el centro de todos los sacramentos es una sacramentología eucarística, la eucaristía.
Por culpa del centro, lo beato está desprestigiado. Por culpa del centro está desprestigiado el término beato cuando en realidad significa feliz (beatus) que es lo que todos queremos, y en realidad, cuando Jesús habla de felicidad terreno-celestiales se dice en latín con la palabra beatus, bienaventuranzas, beatitudines.
Qué significa en la iglesia la fiesta?
La vida se nos ha manifestado y en la primera epístola de San Juan en el evangelio, hemos pasado de la muerte a la vida.
Los cristianos de la primera hora, eran conscientes de lo que era ser cristiano, nosotros no lo somos. 2000 años de cristianismo han hecho rutinario el cristianismo. Que el cristianismo sea rutinario, significa un montón de cosas. Primero significa que tiene herrumbre y segundo, que es estéril, radicalmente estéril, pero la palabra estéril no engancha bien con el cristianismo ya que un cristianismo estéril es estéril,
PORQUE NO ES CRISTIANISMO,
el cristianismo siempre es fecundo. Cuando uno habla por ejemplo de que su vida es estéril no está hablando de una vida cristiana y eso lo intuyeron los primeros cristianos,
SER CRISTIANO ES UNA FIESTA
El cristianismo para el tercer milenio va a ser nuevo, diferente, digan lo que digan los que van atrasados. Hay algunos que piensan que el cristianismo del tercer milenio será, pero será como en el siglo XIV, y éstos se equivocan rotundamente porque nunca hay marcha atrás en las cosas verdaderas, en las falsas, sí, pero en las verdaderas, no. Las cosas verdaderas siempre caminan hacia delante (el que ara la tierra y mira para atrás, no es apto para el reino).
Así que si el cristianismo existe en el futuro próximo, será gracias a que será de otra manera, de una manera nueva como lo fue, por ejemplo, a principios del siglo I con los apóstoles, con San Juan. Pero ese nuevo cristianismo que ha de llegar, será nuevo gracias al cristianismo de hoy, porque en el siglo XXI, no va a aparecer nuestro señor Jesucristo en carne mortal para que le crucifiquemos, se fue escaldado y no volverá, al final de los tiempos, si volverá, dice el apocalipsis, así que si viene será por el espíritu que habita entre nosotros, por el Espíritu Santo. Por tanto, nosotros tenemos la fuerza, el poder y la obligación de hacer un cristianismo nuevo tal como dios lo quiere y este cristianismo nuevo como dios lo quiere, nacerá sólo en el centro de cada uno, no en la periferia y por eso no son cristianos aquellos que esperan que el nuevo mundo que vendrá lo decrete el Papa, o los obispos, o las conferencias episcopales o los sacerdotes. El nuevo cristianismo no vendrá por un decreto sino por un comportamiento luminoso y festivo que es el talante que debe tener todo cristiano.
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