Evangelio del día: El soborno y la corrupción agrada tanto al
demonio
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 16,1-8 - XXV semana tiempo
ordinario: Pedir a Dios la capacidad de practicar la honestidad en la vida
Evangelio del día: Lucas 16,1-13
Evangelio del día: (El
administrador astuto y deshonesto): En aquel tiempo, Jesús dijo también a sus
discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual
acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me
han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más
ese puesto". El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora
que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da
vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes
me reciban en su casa!" Llamó uno por uno a los deudores de su señor y
preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?" "Veinte barriles
de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo,
siéntate en seguida, y anota diez". Después preguntó a otro: "Y tú,
¿cuánto debes?" "Cuatrocientos quintales de trigo", le
respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota
trescientos". Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber
obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su
trato con los demás que los hijos de la luz. Pero yo les digo: Gánense amigos
con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos
los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también es fiel
en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo
mucho. Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará
el verdadero bien? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que
les pertenece a ustedes? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y
menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
La mundanidad, es el enemigo. Y es precisamente la atmósfera, el
estilo de vida característico de la mundanidad, lo que agrada tanto al demonio.
Por lo demás cuando pensamos en nuestro enemigo pensamos primero en el demonio,
porque es justamente el que nos hace mal.
Un ejemplo de mundanidad es el administrador descrito en este
Evangelio. Alguno de ustedes podrá decir: "pero este hombre hizo lo que
hacen todos". En realidad, todos n!; éste es el modo de actuar de algunos
administradores, administradores de empresas, administradores públicos, algunos
administradores del gobierno.
Quizá no son tantos. En concreto es un poco la actitud del
camino más breve, más cómodo para ganarse la vida.
El Evangelio relata que el patrón alabó al administrador
deshonesto. Y ésta, es una alabanza al soborno. El hábito de los sobornos es un hábito mundano
y fuertemente pecador. Ciertamente es una actitud que no tiene nada que ver con
Dios.
En efecto, Dios nos ha mandado: llevar el pan a casa con nuestro
trabajo honesto. En cambio, este administrador daba de comer a sus hijos pan
sucio.
Y sus hijos, tal vez educados en colegios costosos, tal vez
crecidos en ambientes cultos, lo habían recibido de su papá como comida sucia.
Porque su papá llevando pan sucio a casa había perdido la dignidad. Y esto es un pecado grave.
Quizás, se comienza tal vez con un pequeño soborno, pero es como
la droga. Incluso si el primer soborno es pequeño, después viene el otro y el
otro: y se termina con la enfermedad de la adicción a los sobornos. Estamos
ante, un pecado muy grave, porque va en contra de la dignidad...
Existe sin embargo, otro camino, el de la astucia cristiana, que
permite hacer las cosas un poco ágiles pero no con el espíritu del mundo. Jesús
mismo nos lo dijo: "astutos como serpientes, mansos como palomas".
Poner juntas estas dos realidades es una gracia y un don del Espíritu Santo.
Por esto debemos pedir al Señor la capacidad de practicar la
honestidad en la vida, la honestidad que nos hace trabajar como se debe
trabajar, sin entrar en estas cosas.
Esta astucia cristiana, la astucia de la serpiente y la
mansedumbre de la paloma, es un don, es una gracia que el Señor nos da. Pero
debemos pedirla (Homilía en Santa Marta, 09 de noviembre de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario