viernes, 15 de enero de 2016

Beato Nicolás Gross - San Remigio de Reins 15012016

Beato Nicolás Gross

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 Nicolás = Aquel que es  vencedor del pueblo o de la multitud, es de origen  griego.En Berlín, en  Alemania, beato Nicolás Gross, padre de familia y mártir, que,  dedicado a las cuestiones sociales, se enfrentó con un régimen  contrario a la dignidad humana y a la religión y,  por no querer actuar en contra de los preceptos de  Dios, fue encarcelado y ahorcado, obteniendo así la participación en  la victoria de Cristo (1945).

Nikolaus Gross, incansable periodista cristiano que batalló contra el nacional-socialismo  de la Alemania nazi, fue elevado a los altares el  7 de octubre del año 2001 por el Papa Juan  Pablo II, en una solemne ceremonia en la plaza de  San Pedro.

Gross, nacido en Niederwenigern, cerca de Essen en 1898,  tuvo una vida que combinó el trabajo duro de las  minas y el trabajo intelectual del periodismo, herramienta ésta última  que utilizaría para convertirse en un opositor no violento del  régimen de Adolf Hitler.
Así, cuando contaba con 19 años y  ya dentro del trabajo minero, ingresó al sindicato cristiano. Un  año después entró al partido cristiano del Zentrum, convirtiéndose a  los 22 en secretario de los jóvenes mineros.

Por ese  tiempo Gross siente inquietud por el periodismo, lo que lo  impulsa a colaborar en el diario del Movimiento Católico de  los Trabajadores (KAB), el Westdeutschen Arbeiterzeitung. Rápidamente comienza a destacar  por su talento, hasta convertirse dos años después en el  director del diario.
Afincado en Colonia, Gross percibe el peligro que  para Alemania significaba que el nazismo tomara el poder; por  ello no duda, respaldado en su fe, en informar a  sus lectores sobre las verdaderas consecuencias que un régimen de  este tipo traería sobre el país.

En una de las tantas  ocasiones afirmaría, "nosotros trabajadores católicos rechazamos con fuerza y con  claridad el Nacionalsocialismo, no sólo por motivos políticos o económicos,  sino decididamente también por nuestra postura religiosa y cultural".
Al tomar  Hitler el poder en Alemania, la comunidad cristiana empieza a  ser perseguida.
Sin embargo, esto no fue impedimento para que  Gross continuara su labor, complementada con el apoyo mutuo que  se prestó con las más influyentes e importantes inteligencias católicas  contrarias al nazismo. Entre ellas destacó el sacerdote jesuita Alfred  Delp y el laico Emil Letterhaus. Ambos también serían ejecutados.

Poco  a poco el diario se fue convirtiendo en un obstáculo  para el gobierno, siendo declarado enemigo del Estado y clausurado  en 1938. Nikolaus Gross no se dejó amilanar y continuó  con su tarea de anunciar a Cristo sacando ediciones clandestinas.

Esta  constante oposición al nacional-socialismo, hizo que fuera encarcelado y ejecutado  en la horca el 23 de enero de 1945. Su  ejecución se llevó a cabo tres semanas después del fracaso  del atentado contra Adolf Hitler, su cuerpo fue quemado y  sus cenizas esparcidas por el campo.
Este hombre, que se  inició como obrero, sindicalista y posteriormente periodista, tuvo muy en  claro el compromiso que como católico debía asumir en la  defensa de la verdad, la justicia, la paz y la  solidaridad; incluso, entregando su propia vida.

Además, fue testimonio de padre  y esposo, muestra de ello es la carta que desde  la cárcel de Berlín-Plötzensee, enviara a su esposa e hijos  dos días antes de su ejecución. En ella mostró una  completa serenidad ante la muerte y una fe inquebrantable en  Cristo.
El domingo 7 de octubre del año 2001, en  la plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II  presidió la ceremonia que elevó a los altares a Nikolaus  Gross, periodista que se opuso con la fe y la  razón al régimen Nazi de Hitler.

Fue beatificado junto a otras  seis personas. Aquel día el Papa dijo: "Con inteligencia comprendía  que la ideología nacional-socialista era incompatible con la fe cristiana.  Con valentía, tomó la pluma para escribir a favor de  la dignidad humana y por esta convicción fue llevado al  patíbulo, pero esto le abrió el cielo".






Oremos


Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir Nicolás Gross para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día, de su victoria, con tu protección, vivamos libres de la asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Calendario de fiestas marianas: Nuestra Señora de Banneux, Bélgica (1933).





San Remigio de Reins

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Apóstol  de los Francos, Arzobispo de Reims, nació en Cerny o Laon en el 437; murió en  Reims, el 13 de enero de 533. Su fiesta se celebra el 2 de octubre. Su padre fue  Emilio, Conde de Laon. Estudió literatura en Reims y pronto llegó a ser tan notable  por sus conocimientos y santidad que fue elegido Arzobispo de Reims a los veintidos  años. De ahí en adelante su principal propósito fue la propagación del Cristianismo  en el dominio de los Francos.
El relato del regreso de los vasos sagrados que  habían sido robados de la Iglesia de Soissons atestigua la cordial relación existente  entre él y Clovis, Rey de Los Francos, a quien convirtió al Cristianismo con la  ayuda de San Waast (Vedastus, Vaast) y Santa Clotilda, esposa de Clovis.
Aún antes  de que abrazara el Cristianismo, Clovis había prodigado abundantes beneficios  sobre ambos, el Obispo y la Catedral de Reims, y después de la batalla de Tolbiac,  pidió a Remigio bautizarlo en Reims (24 de diciembre de 496) en presencia de varios  obispos de los Francos y Alemanes y gran cantidad del ejército de los Francos.  Clovis otorgó a Remigio extensiones de territorio, en las que éste último estableció  y dotó muchas iglesias. Erigió, con el consentimiento papal, obispados en Tournai;  Cambrai; Terouanne, donde ordenó el primer obispo en 499; Arras, donde colocó  a San Waast; Laon, el cual dio a su sobrino Gunband.
Los autores de “Gallia  Christiana” registran numerosas y munificentes donaciones hechas a San Remigio  por miembros de la nobleza Franca, que él entregaba a la catedral en Reims. En  el 517 celebró un sínodo, en el cual, después de una acalorada discusión, convirtió  a un obispo de ideas Arrianas. En 523 escribió congratulando al Papa Hormisdas  por su elección. San Medardo, Obispo de Noyon, fue consagrado por él en 530. Aunque  la influencia de San Remigio sobre la gente y los prelados era extraordinaria,  sin embargo en una ocasión, la crónica de la cual ha llegado hasta nosotros, su  modo de actuar fue criticado.
Su perdón de las infracciones de un tal Claudio,  un sacerdote, trajo sobre él los reproches de sus hermanos episcopales, quienes  estimaban a Claudio merecedor de degradación. La respuesta de San Remigio, que  todavía existe, es hábil y convincente (cf. Labbe, “Concilia”, IV).  Sus reliquias fueron guardadas en la catedral de Reims, de donde Hincmar las había  trasladado a Epernay durante el período de la invasión de los Normandos, luego,  en 1099 a instancias de León IX, a la Abadía de Saint-Remy.
Sus sermones, tan  admirados por Sidonio Apolinar (lib. IX, cap. lxx), ya no existen. En sus otras  obras encontramos cuatro cartas, una que contiene su defensa en el caso de Claudio,  dos escritas a Clovis, y una cuarta al Obispo de Tongres. De acuerdo con varios  biógrafos, el Testamento de San Remigio es apócrifo; Mabillon y Ducange, sin embargo,  defienden su autenticidad. La atribución de otras obras a San Remigio, particularmente  un comentario sobre la Epístolas de San Pablo, carece enteramente de fundamento.
Acta  Sanct. I October, 59-187; Hist. litt. France, III (Paris, 1735), 155-163; DE CERIZIERS,  Les heureux commencements de la France chretienne sous St. Remi (Reims, 1633);  MARLOT, Tombeau de St. Remi (Reims, 1647); DORIGNY, Vie de St Remi (Paris, 1714);  AUBERT, Vie de St. Remi (Paris, 1849); MEYER, Notice de deux MSS. de la vie de  St. Remi in Notes et extraits de MSS., XXXV (Paris, 1895), 117-30; D'AVENAY, St.  Remi de Reims (Lille, 1896); CARLIER, Vie de St Remi (Tours, 1896).






Oremos


Señor, tú que colocaste a San Remigio de Reins en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


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