jueves, 14 de enero de 2016

San Dacio de Milán - San Fulgencio de Écija 14012016

San Dacio de Milán, obispo
fecha: 14 de enero
†: 552 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Milán, en la Liguria, sepultura de san Dacio, obispo, que en la controversia de los Tres Capítulos defendió los criterios del papa Vigilio, a quien acompañó a Constantinopla, donde murió.


San Dacio vivió en tiempos muy agitados. Durante la mayor parte de su episcopado, que duró por lo menos de 530 a 552, tuvo que defender constantemente los intereses temporales y espirituales de su Iglesia. Para salvar a la ciudad de Milán de los godos, se alió con Belisario, quien desgraciadamente no pudo enviarle refuerzos antes de que la ciudad fuese atacada y saqueada. Es posible que Dacio haya sido hecho prisionero y libertado después, gracias a la influencia de su amigo Casiodoro. Expulsado de Milán, el obispo se refugió en Constantinopla, donde, el año 545 apoyó valientemente al Papa Vigilio contra Justiniano, en la controversia sobre los «Tres Capítulos». Parece que Dacio murió en 552, en Constantinopla, de donde sus restos fueron trasladados más tarde a Milán, su ciudad episcopal.
San Gregorio el Grande cuenta en sus «Diálogos», la curiosa historia de una casa en la que el diablo acostumbraba aterrorizar a los ocupantes, imitando discordantes y horribles rugidos de fieras. San Dacio entró sin temor en la casa, puso en fuga al demonio y restauró la paz.
Ver Acta Sanctorum, 14 de enero; DCB., vol. I p. 789; y L. Duchesne, L´Eglise au IVéme siecle, pp. 197-199.
Nota de ETF: aunque la «Controversia de los tres capítulos» corresponde más a la historia de la Iglesia que a una hagiografía, puesto que se la nombra en la noticia del Martirologio, conviene tenerla presente: el emperador Justiniano era proclive a intervenir hasta en los menores detalles de la vida de la Iglesia, así que con ocasión de la herejía nestoriana produjo un edicto condenando una serie de autores y tesis, que en realidad habían sido ya condenados por el Concilio de Calcedonia. Casi todos los Patriarcas orientales firmaron el edicto imperial, pero el Papa Vigilio lo rechazó porque -se argumentaba- de alguna manera restaba autoridad al Concilio de Calcedonia, que ya los había condenado. Fue en realidad una pulseada más entre el César y la Iglesia, pero que llevó a muchos participantes a la toma de posiciones extremas y abrió el camino de un cisma precedente al actual con las iglesias de Oriente. En cualquier libro de historia de la Iglesia puede leerse con más detalle, aquí un resumen de la Enciclopedia Rialp.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=183se



San Fulgencio de Écija, obispo
fecha: 14 de enero
fecha en el calendario anterior: 16 de enero
†: c. 632 - país: España
canonización: culto local
hagiografía: Santi e Beati
En la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética, san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado «De los oficios eclesiásticos».
refieren a este santo: Santa Florentina


La suya fue una familia de santos hermanos españoles. San Fulgencio, conocido como obispo de Astigi (Écija), en Andalucía, tuvo como hermanos a san Leandro, obispo de Sevilla (+ 600), al gran Isidoro, obispo también de Sevilla (+ 636), doctor de la Iglesia, y a santa Florentina (+610), abadesa benedictina. San Fulgencio nació en Cartagena, en España, hacia la mitad del siglo VI, y tuvo como padres a Severiano y Tortora (si bien parece que esta última fue un aya, ya que no se conoce con certeza el nombre de la madre). Su padre, inmediatamente después de la invasión bizantina de Cartagena huyó, hacia el 554, a Sevilla, llevando consigo a su mujer y a sus hijos Leandro, Fulgencio y Florentina, mientras que Isidoro nació en el exilio sevillano, entre el 560 y el 70. Muertos los dos padres, quedó como cabeza de familia el mayor, Leandro, que cuidó de la formación humana y literaria de Fulgencio y de Isidoro, apoyado este último, puesto que era el más pequeño, por Florentina.
De san Fulgencio no tenemos noticias ciertas sobre su juventud, pero en el 610 era ya obispo de Astigi, hacia sus 50 años, antes de lo cual debió haber sido también él, como Leandro, monje benedictino, y probablemente abad. En el 610, con su firma, suscribe el decreto del rey Gundemaro (610-614), que constituia la provincia de Toledo, recortando su territorio del de Cartagena, bajo dominio bizantino en ese momento.
A diferencia de sus otros dos hermanos, de su episcopado no se sabe demasiado, a pesar de que duró unos 20 años. La última fecha cierta de su vida es el 619, cuando toma parte del concilio provincial de Sevilla, presidido por su hermano Isidoro, donde fueron tratados por primera vez en un concilio español problemas relativos a las circunscrpciones eclesiásticas y a la disciplina sacramental, sobre la base de argumentaciones fundadas en el Derecho Romano. Fulgencio murió en el 632 a más tardar, porque en el 633, año en el que se realizó el IV Concilio de Toledo, siempre bajo la presidencia de su hermano Isidoro, estaba presente Marciano, sucesor de Fulgencio en la sede de Écija.
A pedido suyo su hermano Isidoro redactó una de sus grandes obras, «De origine officiorum sive de ecclesiasticis» (conocido en castellano como «Tratado de los oficios eclesiásticos»). En el Medioevo se le atribuyeron a Fulgencio algunos escritos, pero esto no era sino confusión con san Fulgencio de Ruspe.
Por lo que respecta a sus reliquias, enseguida fueron reunidas con las de su hermana. A causa de las invasiones árabes, en el siglo VIII, los cristianos de Écija las escondieron, y fueron reencontradas hacia 1330 en los montes de Guadalupe (Cáceres), y trasladadas por los fieles a la iglesia de Berzocana, de la diócesis de Plasencia, donde fueron conservadas con gran veneración hasta el 1592, cuando la ciudad de Cartagena pidió al rey Felipe II las reliquias de los dos hermanos. El prior del monasterio de Guadalupe, por órdenes del rey, tomó cuatro grandes huesos y los envió a la iglesia catedral de Cartagena; otros pasaron al monasterio del Escorial, y a las catedrales de Murcia y de Ávila.
Sintetizado y traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.
fuente: Santi e Beati
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=184

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