jueves, 7 de enero de 2016

San Luciano de Antioquía - San Valentín de Retia 07012016

San Luciano de Antioquía

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Luciano de Antioquía, presbítero y mártir
En la ciudad de Nicomedia, en Bitinia, pasión de san Luciano, presbítero de la Iglesia de Antioquía y mártir, el cual, ilustre por su doctrina y elocuencia, al ser llevado ante el tribunal, en medio de continuos interrogatorios acompañados de tormentos, se mantuvo intrépido en confesarse cristiano.
San Luciano nació en Samosata de Siria. Se distinguió en la retórica y la filosofía. Bajo la dirección de Macario de Edesa, se consagró al estudio de la Sagrada Escritura. Persuadido de que su deber de sacerdote consistía en entregarse totalmente al servicio de Dios y al bien de sus prójimos, no se contentó con predicar con el ejemplo y la palabra la práctica de la virtud, sino que emprendió una revisión de todo el Antiguo y Nuevo Testamento, para corregir los errores debidos a la falta de atención de los copistas y a otras causas. Sea que haya revisado simplemente el texto del Antiguo Testamento, comparando las diferentes ediciones de los Setenta; sea que, gracias a sus conocimientos de hebreo, haya podido hacer las correcciones, a partir del texto original, lo cierto es que su edición de la Biblia fue muy estimada y que resultó de gran utilidad a san Jerónimo.

San Alejandro, obispo de Alejandría, cuenta que Luciano estuvo separado de la comunión católica en Antioquía bajo tres obispos sucesivos. Es posible que haya favorecido exageradamente al hereje Pablo de Samosata, condenado en Antioquía el año 269. En todo caso, está fuera de duda que Luciano murió en la comunión de la Iglesia, como lo demuestra el fragmento de una de sus cartas a la Iglesia de Antioquía que se conserva en la Crónica Alejandrina. Aunque pertenecía a la diócesis de Antioquía, le encontramos en Nicomedia el año 303, en el momento en que Diocleciano publicaba sus primeros edictos contra los cristianos. Sufrió allí una larga prisión por la fe, y desde su mazmorra escribía: «Todos los mártires te saludan. Te comunico que el sacerdote Antimo (obispo de Nicomedia) ha sido martirizado». La carta es del año 303; pero Eusebio nos dice que san Luciano no obtuvo la corona del martirio, sino después de la muerte de san Pedro de Alejandría, en el 311, de suerte que su prisión parece haber durado nueve años más.

Después de tan larga espera compareció ante el gobernador, o tal vez ante el mismo emperador, pues la palabra que usa Eusebio para designar a su juez es ambigua. En su defensa, Luciano hizo una excelente apología de la fe cristiana. El juez le devolvió a la prisión y dio la orden de privarle de todo alimento; dos semanas más tarde, cuando estaba medio muerto de hambre, el carcelero le presentó un plato de carne que había sido ofrecida a los ídolos, pero él no quiso tocarla. La acción de comer la carne ofrecida a los ídolos no era ilícita en sí misma, como lo explica san Pablo, excepto cuando podía ser un escándalo para los débiles, o cuando equivalía a un acto de idolatría, como en el caso presente. Llevado por segunda vez ante el tribunal, la única respuesta que dio a cuantas preguntas se le hicieron fue: «Soy cristiano». En el potro siguió repitiendo estas palabras, y terminó su gloriosa carrera en la prisión, muriendo por hambre o bien por la espada, como lo afirma san Juan Crisóstomo. En sus actas se cuentan muchos de sus milagros y algunos detalles de su martirio. Por ejemplo, cuando se encontraba en la prisión, encadenado al suelo, celebró la misa sobre su propio pecho y repartió la comunión a los fieles que se hallaban presentes. Filostorgio, historiador arriano, narra también este hecho. San Luciano murió en Nicomedia de Bitinia, el 7 de enero del año 312, y fue enterrado en Drepano (Helenópolis).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI



San Valentín de Retia

image Saber más cosas a propósito de los Santos del día


San Valentín de Retia, obispo
En Passau, en la antigua provincia romana del Nórico, hoy Alemania, san Valentin, obispo de la Retia.
Muy poco es lo que sabemos de san Valentín. Es cierto que «Acta Sanctorum» ha publicado una larga biografía medieval, pero carece absolutamente de valor histórico. En su «Vida de san Severino», Eugipio nos informa que Valentín fue primeramente abad, y más tarde, obispo misionero en Raetia. El mismo autor afirma que un discípulo de Valentín, que después lo fue de san Severino, acostumbraba celebrar la misa del 7 de enero en honor de su antiguo padre en Cristo. Venancio Fortunato narra que, en un viaje por el Tirol, encontró numerosas iglesias dedicadas a san Valentín. Arbeo de Fresinga afirma que san Valentín fue primero enterrado en la ciudad de Mais, en el Tirol, pero que sus restos fueron trasladados en el año 750 a Trento, y en 768 a Passau.
Todos esos testimonios tienen en su favor la antigüedad y nos permiten estar seguros de la existencia y de los mínimos datos del santo, pero carecemos de otras pruebas fidedignas para los detalles de su vida. En época muy posterior, surgió la leyenda de que, al trasladar las reliquias del santo a un santuario más importante de Passau, se encontró una tableta de plomo en la que se hallaba grabada toda la biografía del santo, y su biógrafo nos dice que aprovechó ese documento, pero el estudio crítico revela que se trata indudablemente de una invención.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI


No hay comentarios:

Publicar un comentario