lunes, 18 de septiembre de 2017

Día 5: Novena al Padre Pío de Pietrelcina. Mártir del confesionario (18 de septiembre)

Día 5: Novena al Padre Pío de Pietrelcina. Mártir del confesionario

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Padre Pío de Pietrelcina recibió los estigmas el 20 de septiembre de 1918 y los llevó por 50 años. Vivió una vida llena de santidad y amor

El día del Padre Pío comenzaba a las 2:30 de la mañana cuando él se levantaba para comenzar sus oraciones y hacer su preparación para la misa. Él era capaz de llevar a cabo un apostolado muy ocupado con tan sólo unas pocas horas de sueño cada noche y una cantidad de comida que era tan pequeña (300-400 calorías al día) que sus compañeros sacerdotes declararon que esa no era suficiente comida para mantener incluso a un niño pequeño con vida.
Entre misa y confesiones, la jornada de trabajo del Padre Pío duraba alrededor de 19 horas. En muy raras ocasiones abandonó el monasterio y nunca tuvo incluso un día de vacaciones de su agotador programa, en 51 años. Nunca leyó el periódico o escuchó la radio. Él advirtió a sus hijos espirituales en contra de mirar la televisión.
En su monasterio en San Giovanni Rotondo, vivió el espíritu franciscano de pobreza con desprendimiento de sí mismo, de las posesiones, y de todo tipo de comodidad.
Siempre tenía un gran amor por la virtud de la castidad, y su comportamiento fue modesto en todas partes y con todas las personas. En su vida, el Padre Pío reconcilió amiles de hombres y mujeres de nuevo a su fe a través del Sacramento de la Reconciliación
A continuación te indicamos el modo de rezar la novena al Padre Pío de Pietrelcina
Todas estas oraciones puedes encontrarlas en el Primer día de esta Novena

Meditación para el Quinto día

"Padre Pío: mártir del confesionario"
Reflexión: Podemos resumir el ministerio sacerdotal del padre Pío, en dos polos luminosos: el altar y el confesionario. En el altar se inmolaba con Cristo en la cruz y en el confesionario repartía la infinita misericordia del Señor.
En el confesionario el padre Pío desempeñó su paternidad con fuerza y ternura. Era severo y exigente con los penitentes curiosos e hipócritas. Era inflexible con los pecados contra la vida, los pecados de la blasfemia y la trasgresión del precepto de la misa festiva. No era raro que cerrara la ventanilla del confesionario en las narices de los penitentes o les gritara: ¡Fuera de aquí, desgraciado!. Sus explosiones eran fuertes vibraciones de su espíritu para romper ciertas barreras y sacudir ciertos corazones empedernidos.
El Papa Juan Pablo II, en la canonización del padre Pío, dijo: “Aunque aquel singular confesor trataba a los peregrinos con aparente dureza, éstos, tomando conciencia de la gravedad del pecado y sinceramente arrepentidos, volvían casi siempre para recibir el abrazo pacificador del perdón sacramental”.
Un penitente tres veces despedido del confesionario y, finalmente absuelto, comentaba: “Ahora sí que he llegado a comprender la gravedad de mis faltas. Hasta este momento nadie había sacudido mi indiferencia, como ahora lo ha hecho el padre Pío. Ahora comprendo mejor y le agradezco a Dios que se haya servido para ello del pulso firme y, al mismo tiempo, paternal del padre Pío
¡Cuánto le costaban al padre Pío las confesiones! Solía decir: ¡Si supieran cuánto cuesta un alma!. Las almas no se dan como regalo: se compran. ¡Ustedes no saben lo que le costaron a Jesús!. Ahora y siempre hay que pagarlo con la misma moneda.

Oración

Dios todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en san Pío de Pietrelcina un modelo de sacerdote consagrado al ministerio de la penitencia, concédenos, por su intercesión, convertirnos a ti de todo corazón y recibir tu misericordia abundante.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén

Palabras del Padre Pío:

"No se debe volver ni con el pensamiento ni en la confesión a los pecados ya acusados en confesiones anteriores. Por nuestra contrición Jesús los ha perdonado en el tribunal de la penitencia… Con un gesto de infinita generosidad ha rasgado, ha destruido, las letras de cambio firmadas por nosotros al pecar, y que no habríamos podido pagar sin la ayuda de su clemencia divina”.
"Yo no me puedo resignar a tener a las almas más de ocho días alejadas de la confesión".

Todos los días de la novena:

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