Santa Petronila, virgen y mártir
fecha: 31 de mayo
†: s. inc. - país: Italia
otras formas del nombre: Petronilla
canonización: pre-congregación
hagiografía: El Testigo Fiel
†: s. inc. - país: Italia
otras formas del nombre: Petronilla
canonización: pre-congregación
hagiografía: El Testigo Fiel
Elogio: En Roma, en el cementerio de Domitila, en la vía Ardeatina, santa
Petronila, virgen y mártir.
Patronazgos: patrona de Roma, y de los peregrinos y viajeros; protectora contra la
fiebre.
refieren a este santo: Santa Felícula, San Pablo I
A medida que el hagiógrafo avanza en la
familiaridad con las Vitae Sanctorum y las Actas de los martirios de los santos
comprueba, entre susto y fascinación, los esfuerzos de escritores anteriores
-algunos lo hacen desde los albores de la historia cristiana- por pasar a la
posteridad los modelos de fe y vida que ellos han visto o cuyas noticias han
recibido oralmente, o quizá tuvieron entre sus manos documentación anterior que
no ha sobrevivido al tiempo. Lo hicieron movidos por el cariño agradecido a los
que supieron ser fieles y transmitieron el heroísmo de sus virtudes de la mejor
manera que pudieron; con frecuencia estaban por la labor de dejar en el mejor
papel posible al santo protagonista de su relato y por ello no es infrecuente
notar añadiduras a la personalidad que relatan, aunque sea acumulando dones,
milagros y hechos portentosos que demuestren más y más a quienes les escuchan o
a sus posibles lectores la complacencia de Dios en sus santos.
Posiblemente éste fuera el intento del
autor anónimo que dejó por escrito la vida de santa Petronila llamada también
con los nombres de Perina, Petronela y Pernela. La total carencia de datos da
origen a la historia apócrifa claramente imaginativa que pondera excelsas
virtudes -ésas que intenta poner como paradigma en la mente de los lectores- y
que carga las tintas más sobre las bondades de las situaciones del entorno que
sobre la misma realidad personal que lógicamente desconoce.
Pues bien; el tiempo es el siglo primero y
el lugar de la narración, Roma; Petronila está presentada como hija de san
Pedro. Su máximo anhelo es padecer por Jesús que tanto quiso padecer por ella.
Una extraña enfermedad la mete en cama con agudísimos dolores imposibles de
aliviar; pero su semblante alegre y su actitud llena de optimismo demuestran a
todos los que van a visitarla la aceptación voluntariosa y complacida de
Petronila que, por fin, puede sufrir algo por su Señor. Se prolonga por mucho
tiempo la postración. Entre los creyentes romanos se empiezan a correr rumores;
¿cómo es posible conciliar tamaño sufrimiento de Petronila con la actitud
permisiva del padre Pedro, si es verdad que sólo su sombra llegaba a curar a
enfermos, hace unos años, en Jerusalén?, ¿será que Pedro ha perdido virtud?,
¿será esto una muestra de falta de cariño?, ¿no deben preocuparse los padres
por la salud de los hijos?... Un día Pedro reúne a una gran multitud de
creyentes en Cristo en su casa y manda con imperio a su hija: «Petronila,
levántate y sírvenos la mesa». Asombrados y estupefactos contemplan a la dulce
joven incorporarse del lecho y salir dispuesta al cumplimiento del encargo toda
llena de facultades. Terminada su misión vuelve a la cama, recupera la
enfermedad con incremento de sufrimiento y ya no se restablecerá hasta después
del martirio de Pedro.
No ha hecho mella en su físico el terrible
padecimiento soportado, se han rejuvenecido sus facciones y hasta se diría que
se ha multiplicado la belleza previa a la enfermedad. Ahora dedica Petronila
todas sus energías a la oración y a la caridad. Parece un hada madrina que con
vara mágica va solucionando problemas de cristianos irradiando continuamente el
influjo benéfico ante cualquier necesidad: pobres, lisiados, enfermos, ciegos,
leprosos y todo tipo de carenciales van a visitarla y salen pletóricos de
felicidad. Por toda Roma corre un inmenso e imparable rumor que transmite de
boca a boca la explosión de la caridad de Jesucristo patente en las obras de
Petronila.
Pero hay más. Por todo lo relatado, no es
extraño el enamoramiento del joven Flaco que se acerca con gran séquito de
criados y esclavos a solicitar el consentimiento para hacerla su esposa. La
reacción ahora de la virgen es de indecible sorpresa; pero guarda las formas,
agradece al noble joven enamorado el honor que le hace y pide suave y
dulcemente tres días para reflexionar al término de los cuales debe Flaco
enviarle sus doncellas y criadas para que la acompañen.
Todo es llanto en Petronila. Jesucristo llena
su corazón; no quiere romper la unidad del amor; sólo a Jesús quiere como
Esposo. Pasa los tres días encerrada, en compañía de Felícula, dada al ayuno, a
continua oración, penitencias y súplicas al Señor. El último día del retiro
llega el presbítero Nicodemus, le celebró la misa, le dio la Comunión y
contempló cómo moría Petronila al pie del altar consumida de amor. Las criadas
de Flaco que ya esperaban jubilosas trocaron el cortejo de nupcial en fúnebre
para llevarla a enterrar.
Esta leyenda, redactada hacia el siglo VI
nos la transmiten las actas legendarias de Nereo y Aquileo, y posiblemente se
urdió basándose en el parecido fonético del nombre de Petronilla con el de
Pedro, la mención de una supuesta hija de Pedro (pero sin que diga el nombre)
en un apócrifo del siglo II, y la cercanía de la tumba de Petronilla con la de
los santos Nereo y Aquileo. Lo único que realmente sabemos hoy de la santa es
lo que supone el elogio del Martirologio: que el culto es verdaderamente
antiguo, ya que su tumba estaba identificada y adornada, y deducimos que fue
mártir por un fresco de mediados del siglo IV encontrado en su tumba, en el que
figura vestida con la túnica de los mártires, con las letras griegas «yr» junto
a su nombre, que podrían ser el resabio de la palabra «mártir».
La sección de la leyenda (en cursiva) está
transcripto casi completo del santoral de la Arquidiócesis de Madrid. Los datos
históricos los he tomado del Butler, que se basa a su vez en un excelente
artículo de J.P. Kirsch en la Catholic Enciclopedia, y que por fortuna está disponible en línea,
incluso bien traducido,
para quienes quieran adentrarse en los vericuetos de la transformación de la
historia en leyenda, y en cómo, pieza a pieza, la crítica logra reconstruir lo
que sabemos y lo que no.
Lamentablemente, no he conseguido ninguna reproducción del fresco de Petronila en la catacumba de la Via Ardeatina, a pesar de que todas las fuentes dicen que aun existe; de la imagen que he puesto, aunque bella, ignoro su época y procedencia.
Lamentablemente, no he conseguido ninguna reproducción del fresco de Petronila en la catacumba de la Via Ardeatina, a pesar de que todas las fuentes dicen que aun existe; de la imagen que he puesto, aunque bella, ignoro su época y procedencia.
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
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