Beata María Gargani, fundadora
fecha: 23 de mayo
n.: 1892 - †: 1973 - país: Italia
otras formas del nombre: María Crucificada, Maria Crocifissa Gargani
canonización: B: Francisco 2 jun 2018
n.: 1892 - †: 1973 - país: Italia
otras formas del nombre: María Crucificada, Maria Crocifissa Gargani
canonización: B: Francisco 2 jun 2018
Elogio: En Nápoles, Italia, beata María
Gargani, en religión María Crucificada del Divino Amor, religiosa, fundadora
del Instituto de las Hermanas Apostólicas del Sagrado Corazón.
María Gargani, nacida en Morra Irpina (hoy
Morra De Sanctis) el 23 de diciembre de 1892, se diplomó de maestra en 1913. Su
primer destino fue San Marco La Catola, en la Pcia. de Foggia, donde se dedicó
también al apostolado con las personas más desprovistas de asistencia, no solo
religiosa. Fue orientada por el capuchino, P. Agustín de San Marco in Lamis -su
director espiritual- a que se aconsejara con el P. Pío de
Pietralcina: el futuro santo la acogió entonces entre sus hijas
espirituales. María pensaba entrar en un instituto religioso ya existente; sin
embargo tiempo después comprendió que debía dar vida a una nueva fundación,
alentada, incluso, por san Pío.
El 21 de abril de 1936, en Volturara
Appula, nacieron las Hermanas Apostólicas del Corazón Eucarístico de Jesús,
llamadas más tarde Hermanas Apostólicas del Sagrado Corazón, dedicadas a la
catequesis y la educación, especialmente donde los sacerdotes luchan por
trabajar.
Con su profesión religiosa, María se
convirtió en la hermana Maria Crucificada del Amor Divino. Trasladó la Casa
Madre de su Instituto desde Volturara Appula a Nápoles, donde falleció el 23 de
mayo de 1973, a la edad de 81 años. Fue beatificada el 2 de junio de 2018 en la
catedral de Nápoles, bajo el pontificado del Papa Francisco. Sus restos
mortales son venerados en la Casa Madre del Instituto, en Nápoles.
Carta de San Pío de Pietralcina a la Beata
María Gargani:
Vive tranquila y no te inquietes por nada.
Jesús está contigo, y te ama; y tú correspondes a sus inspiraciones y a su
gracia, que obra en ti. Sigue obedeciendo a pesar de las resistencias internas
y sin el alivio que se da en la obediencia y en la vida espiritual; porque está
escrito que quien obedece no debe dar cuenta de sus acciones, y sólo debe
esperar el premio de Dios y no el castigo. «El hombre obediente – dice el
Espíritu – cantará victoria».
Recuerda siempre la obediencia de Jesús en
el huerto y en la Cruz; fue con inmensa resistencia y sin consuelo; pero
obedeció hasta lamentarse con los apóstoles y con su Padre; y su obediencia fue
excelente y tanto más bella cuanto más amarga. Nunca, pues, fue tu alma tan
grata a Dios como ahora que obedeces y sirves a Dios en la aridez y oscuridad.
¿Me he explicado? Vive tranquila y alegre, y no quieras dudar por ningún motivo
de las aseveraciones de quien hoy dirige tu alma.
Del modo de actuar en ti la gracia divina,
tú tienes todos los motivos para animarte y para esperar y confiar en Dios;
porque es la actuación que suele tener con las almas que él ha elegido como su
porción y su heredad. El prototipo, el modelo en el que es necesario mirarse y
modelar nuestra vida, es Jesucristo.
Pero Jesús ha elegido por estandarte la
cruz; y por eso quiere que todos sus seguidores recorran el camino del Calvario
llevando la cruz, para después expirar tendidos en ella. Sólo por este camino
se llega a la salvación. (4 de septiembre de 1916 – Epistolario, III, p. 241)
El texto biográfico traducido desde Santi
e Beati, sin mención de autor. La epístola copiada de www.san-pio.org
accedida 114 veces
ingreso o última modificación relevante: 30-10-2018
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