San Baldiri, mártir.
Diácono u obispo, y mártir esforzado.
San Baldiri, mártir. 20 de mayo.
Al parecer vivió en el siglo IV y aunque era de Orleáns, fue un misionero que alcanzó el martirio en Nimes, sitio donde, según San Gregorio de Tours (17 de noviembre), su sepulcro fue muy venerado y aún queda algún vestigio de dicha veneración. Su “vita” fue escrita muy posteriormente y está llena de clichés muy típicos: martirios, predicaciones, milagros, etc., buscando dar detalles para satisfacer la curiosidad y dar ejemplos de santidad portentosa. Algunos nos dicen que era diácono del obispo San Cutbert (1 de noviembre), mártir en el año 340, pero en algunos martirologios aparece como obispo. Incluso su iconografía es variada, a veces aparece como diácono y a veces como obispo.
Destacó Baldiri por su ardiente predicación, misionando por la Galia de entonces, y al estilo de entonces: derribando altares de ídolos, construyendo altares cristianos y bautizando a todos. Así llegó a Nimes, donde estaban de fiesta en un bosque cercano, celebrando un festival a alguna divinidad. Allí se dirigió y comenzó a proclamar el Evangelio y a clamar contra los ritos y dioses paganos. Evidentemente, esto no gustó a nadie y fue golpeado, insultado y azotado en un potro (dudosamente los que iban a fiestas llevarían un potro, por si aparecía algún misionero, pensemos que lo ataron a los árboles). En el mismo potro le incendiaron los costados con tizones sacadas del altar del sacrificio, mientras le invitaban a adorar a los ídolos, a lo que el santo se negó rotundamente, y por tanto, le cortaron la cabeza con un hacha. En ese momento, de la herida del cuello brotó leche, junto con la sangre, y muchos se convirtieron e incluso sanaron de sus males al contacto con el milagroso líquido. Convertidos con aquel ejemplo, resguardaron el cuerpo y lo sepultaron en un templo que construyeron y que sería su santuario con el devenir del tiempo.
Al parecer vivió en el siglo IV y aunque era de Orleáns, fue un misionero que alcanzó el martirio en Nimes, sitio donde, según San Gregorio de Tours (17 de noviembre), su sepulcro fue muy venerado y aún queda algún vestigio de dicha veneración. Su “vita” fue escrita muy posteriormente y está llena de clichés muy típicos: martirios, predicaciones, milagros, etc., buscando dar detalles para satisfacer la curiosidad y dar ejemplos de santidad portentosa. Algunos nos dicen que era diácono del obispo San Cutbert (1 de noviembre), mártir en el año 340, pero en algunos martirologios aparece como obispo. Incluso su iconografía es variada, a veces aparece como diácono y a veces como obispo.
Destacó Baldiri por su ardiente predicación, misionando por la Galia de entonces, y al estilo de entonces: derribando altares de ídolos, construyendo altares cristianos y bautizando a todos. Así llegó a Nimes, donde estaban de fiesta en un bosque cercano, celebrando un festival a alguna divinidad. Allí se dirigió y comenzó a proclamar el Evangelio y a clamar contra los ritos y dioses paganos. Evidentemente, esto no gustó a nadie y fue golpeado, insultado y azotado en un potro (dudosamente los que iban a fiestas llevarían un potro, por si aparecía algún misionero, pensemos que lo ataron a los árboles). En el mismo potro le incendiaron los costados con tizones sacadas del altar del sacrificio, mientras le invitaban a adorar a los ídolos, a lo que el santo se negó rotundamente, y por tanto, le cortaron la cabeza con un hacha. En ese momento, de la herida del cuello brotó leche, junto con la sangre, y muchos se convirtieron e incluso sanaron de sus males al contacto con el milagroso líquido. Convertidos con aquel ejemplo, resguardaron el cuerpo y lo sepultaron en un templo que construyeron y que sería su santuario con el devenir del tiempo.
En este sepulcro nació un laurel, cuyas hojas tenían virtudes curativas y recorrían el mundo entero. Esta fama de milagros exportó su culto hacia la vecina España, sobre todo en Cataluña. Es patrono de hospitales y casas de misericordia. Su cabeza se halla en la iglesia de Santa Genoveva, París, y muchas de sus reliquias han llegado a España. Sus atributos son de diácono o de obispo, según la región; la palma de mártir y el hacha, instrumento definitivo de martirio. También se le conoce como Baudilio, Baudelio, Boal o Boi.
Fuente:
-"La Leyenda de Oro para cada día del año!. R.P. Dr. JOSÉ PALAU. Madrid, 1844.
Fuente:
-"La Leyenda de Oro para cada día del año!. R.P. Dr. JOSÉ PALAU. Madrid, 1844.
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