San Bernardino de Siena, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, quien, con la palabra y el ejemplo, fue evangelizando por pueblos y ciudades a las gentes de Italia y difundió la devoción al Santísimo Nombre de Jesús, perseverando infatigablemente en el oficio de la predicación, con gran fruto para las almas, hasta el día de su muerte, que ocurrió en L’Aquila, del Abruzo, en Italia.
Conmemoración de santa Lidia de Tiatira, que, tratante en púrpura, en Filipos, en Macedonia, fue la primera que creyó en el Evangelio al escuchar la predicación del apóstol san Pablo.
En Ostia Tiberina, santa Áurea, mártir.
En Nimes, en la Galia Narbonense, san Baudilio, mártir.
En Egea, de Cilicia, san Talaleo, mártir.
En Cagliari, en la isla de Cerdeña, san Lucífero, obispo, el cual, valiente defensor de la fe nicena, sufrió muchas persecuciones por parte del emperador Constancio y fue enviado al exilio. Vuelto finalmente a su sede, murió como confesor de Cristo.
En Toulouse, en la Galia Narbonense, san Hilario, obispo, que levantó una pequeña basílica de madera sobre el sepulcro de san Saturnino, su predecesor.
En Bourges, en Aquitania, san Austregisilo, obispo, que se mostró como ministro de caridad, sobre todo entre los pobres, los huérfanos, los enfermos y los condenados a muerte.
En Brescia, en Lombardía, san Anastasio, obispo.
En Pavía, también en Lombardía, san Teodoro, obispo, que padeció el exilio durante la terrible guerra entre francos y longobardos.
En Castagneto, en la Toscana, beato Guido de Gherardesca, ermitaño.
En Perugia, de la Umbría, beata Columba, virgen de la Penitencia de Santo Domingo, que se afanó en pacificar la ciudad, que estaba dividida en facciones.
En Seúl, ciudad de Corea, san Protasio Chong Kuk-bo, mártir, que volvió de nuevo a la fe cristiana que había abandonado anteriormente y la profesó hasta su muerte en la cárcel, en medio de crueles torturas.
En Steyl, Países Bajos, beata Josefa (Hendrina) Stenmanns, virgen.
En el pueblo de Botticino Sera, cerca de Brescia, en Italia, san Arcángel Tadini, presbítero, que trabajó con empeño por los derechos y la dignidad de los obreros, y fundó la Congregación de Religiosas Obreras de la Santa Casa de Nazaret, dedicada de modo particular a la justicia social.
En Milán, en la región de Lombardía, de nuevo en Italia, beato Luis Talamoni, presbítero, el cual, fiel a su vocación de educador de la juventud, ejerció su ministerio con extraordinaria dedicación y con una eficaz participación en las dificultades de la sociedad de su tiempo; fundó también la Congregación de Hermanas de la Misericordia de San Gerardo.
En Vallenar, Atacama, en Chile, beata María Crescencia (María Angélica) Pérez, religiosa profesa de las Hijas de María Santísima del Huerto.
En Madrid, España, beato Primitivo de Villamizar (Lucinio) Fontanil Medina, religioso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos y mártir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario