Evangelio del día: La fuerza sanadora de Dios es para todos
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 6,12-19 - XXIII martes tiempo
ordinario: Todos querían tocar a Jesús, porque de Él salía una fuerza sanadora
Evangelio del día: Lucas 6,12-19
Evangelio del día: (La
fuerza sanadora de Dios): En aquel tiempo, Jesús se retiró a una montaña para
orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a
sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago,
Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado
el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al
bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos
y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la
región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus
enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban
curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que
sanaba a todos" Palabra
del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
Jesús compone su equipo y luego se encuentra rodeado por una
gran multitud de gente que llegada para escucharlo y ser curada porque de Él brotaba una fuerza que sanaba a
todos. Son las tres relaciones de Jesús: Jesús con el Padre,
Jesús con sus apóstoles y Jesús con la gente. Jesús oraba al Padre por los
Apóstoles y por la gente. Y aún hoy reza.
Es el intercesor, el que reza, y reza a Dios con nosotros y ante
nosotros. Jesús nos ha salvado, hizo esta gran oración, su sacrificio, su vida,
para salvarnos, para justificarnos: estamos justificados gracias a Él.
Ahora se ha ido, y reza ¿Pero Jesús es un espíritu? ¡Jesús no es
un espíritu! Jesús es una persona, un hombre, con carne como la nuestra, pero
en la gloria. Jesús tiene las llagas en las manos, en los pies, en el costado y
cuando ora al Padre muestra este precio de la justificación, y reza por
nosotros, como diciendo: "Pero, Padre, que esto no se pierda"
Jesús tiene la primicia de nuestras oraciones, porque es el
primero en orar y como nuestro hermano y un hombre como nosotros, intercede por
nosotros.
Al principio, Él realizó la redención, justificó a todos, pero
ahora, ¿qué hace? Intercede, reza por nosotros. Pienso en qué habrá sentido
Pedro cuando lo renegó, y luego Jesús lo miró y él lloraba. Podía arrepentirse.
Muchas veces, entre nosotros, nos decimos: "Reza por mí,
¿eh?, lo necesito, tengo tantos problemas, tantas cosas: Reza por mí". Y
eso es bueno, ¿eh?, porque nosotros hermanos debemos rezar los unos por los
otros.
Pidamos a Jesús: "Reza por mí, Señor, Tú eres el intercesor".
Él reza por mí; reza por todos nosotros y reza con coraje porque
hace ver al Padre el precio de nuestra justicia: Sus llagas. Pensemos tanto en
esto y demos gracias al Señor.
Agradezcamos por tener un hermano que reza con nosotros y reza
por nosotros, intercede por nosotros. Y hablemos con Jesús, digámosle:
"Señor, Tú
eres el intercesor, Tú me has salvado, me has justificado. Pero ahora, reza por
mí".
Y confiemos nuestros problemas, nuestra vida, tantas cosas a Él
, para que Él las lleve al Padre (Homilía en Santa Marta, 28 de octubre de
2013)
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