Evangelio del día: La Palabra de Dios transforma, sana y libera
del demonio
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 4,31-37 - XXII semana tiempo
ordinario: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?. Eres el Santo de Dios
Evangelio del día: Lucas 4,31-37
Evangelio del día: (La
curación de un endemoniado): "En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún,
ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su
enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que
estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con
fuerza: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar
con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó,
diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él,
arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se
apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda
con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!" Y su fama
se extendía por todas partes en aquella región" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
La autoridad divina de Cristo había suscitado la reacción de
satanás, escondido en aquel hombre; Jesús, a su vez, reconoció inmediatamente
la voz del maligno y "ordenó severamente: ¡Cállate y sal de este
hombre!".
Sólo con la fuerza de su palabra, Jesús libera a la persona del
maligno. Y una vez más los presentes permanecen asombrados: "Pero este
hombre, ¿de dónde viene? Da órdenes a los espíritus impuros, ¡y estos le
obedecen!". La Palabra de Dios provoca asombro en nosotros. Tiene esa
fuerza: nos asombra, bien.
El Evangelio es palabra de vida: no oprime a las personas, al
contrario, libera a cuantos son esclavos de tantos espíritus malvados de este
mundo: tanto el espíritu de la vanidad, el apego al dinero, el orgullo, la
sensualidad…
El Evangelio cambia el corazón, El
Evangelio, el corazón, cambia la vida, transforma las inclinaciones al mal en
propósitos de bien.
¡El Evangelio es capaz de cambiar a las personas! Por tanto, es
deber de los cristianos difundir por doquier su fuerza redentora, llegando a
ser misioneros y heraldos de la Palabra de Dios.
[...] ¡Acuérdense siempre que el
Evangelio tiene la fuerza de cambiar la vida! No se olviden de
esto. Él es la Buena Nueva, que nos transforma sólo cuando nos dejamos
transformar por ella.
He aquí porqué les pido siempre que tengan un contacto cotidiano
con el Evangelio, que lean cada día un pasaje, un pasaje, que lo mediten y también
que lo lleven con ustedes por doquier: en el bolsillo, en la cartera… Es decir
que se alimenten cada día de esta fuente inagotable de salvación.
¡No se olviden! Lean un pasaje del Evangelio cada día. Es la
fuerza que nos cambia, que nos trasforma: cambia la vita, cambia el corazón.
Invoquemos la materna intercesión de la Virgen María, Aquella
que ha acogido la Palabra y la ha generado para el mundo, para todos los
hombres.
Que Ella nos enseñe a ser escuchas asiduos y anunciadores
acreditados del Evangelio de Jesús. (Reflexión antes del rezo del Ángelus, 03
de febrero de 2015)
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