sábado, 1 de abril de 2017

San Francisco de Paula, eremita fundador - Beata Isabel Vendramini, virgen y fundadora (2 de abril)

San Francisco de Paula, eremita fundador
fecha: 2 de abril
n.: 1416 - †: 1507 - país: Francia
canonización: 
C: León X 1 may 1519
hagiografía: José Gros y Raguer

Elogio: San Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria. Prescribió a sus discípulos que viviesen de limosnas, que no tuvieran propiedad ni tocasen nunca dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia, por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y, célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a la ciudad francesa de Tours.
Patronazgos: patrono de los ermitaños, los marineros, para pedir descendencia, contra la peste y la tristeza.
Oración: Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elevado a san Francisco de Paula a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. (de la liturgia)
Nacido en Paola, reino de Nápoles, el 27 de marzo de 1416. Anacoreta de muy joven, más tarde apóstol y fundador de la Orden de los Mínimos. Muere en Tours (Francia), el día 2 de abril de 1507. Al cabo de sólo doce años fue elevado al honor de los altares, en 1519, por León X.
Francisco de Paula no fue sacerdote, pero sí un reformador auténtico. Influyó poderosamente en la historia del Renacimiento. La vertiente paganizante del movimiento renacentista aparecía muy peligrosa para el espíritu cristiano, que tan celosamente había conservado y fomentado los grandes focos monacales de la Edad Media. La sensualidad y el afeminamiento se iban infiltrando en todos los ambientes y, a grandes pasos, se desmoronaba la ascética cristiana por el enfriamiento de quienes debieran practicarla. Por ello el joven Francisco ataca de raíz el mal de la época cuando, tras el año de oblación transcurrido en el convento franciscano de San Marcos Argentato, decide retirarse a la soledad penitente.
Había pisado la misma tierra bendita de su patrón y se sentía impulsado a imitar al Poverello en su modo filial de vivir en manos de Dios. También de la libertad de espíritu del patriarca franciscano encontramos ya rasgos en la peregrinación de Francisco de Paula por tierras de Umbría. Ha encontrado a un cardenal del siglo viajando con un lujo extraordinario. Y el joven mendigo, de aspecto ignorante, ha sabido reprender discretamente al magnate de elegantes y ricas vestiduras. Luego pasa meses y meses encerrado en vida austerísima: durmiendo en la tierra desnuda, alimentándose de las hierbas crudas; el cuerpo, ceñido de cuerda con nudos. Al cabo de cinco años la fama de su virtud llega al cenit y, pese a su resistencia, afluyen los discípulos. Al lado de su cabaña plantan muchas más, tiene que pensar en un convento, y lo edifican, con la ayuda de todos sus conciudadanos. En medio de la pobreza y la alegría se van fundando nuevas comunidades.
El renombre del ermitaño llega a Sicilia. Le llaman allá. Llega a pie a orillas del mar, con el bordón de peregrino. Dícele al barquero: «Hermano, ¿me pasa usted?». El barquero contesta con ironía: «Señor, ¿me paga usted?». «No tengo dinero para pagarle», replica el ermitaño. «Ni yo barca para pasarle», concluye el otro. Entonces, ante multitud de testigos, el Santo, tras una breve oración y bendición de las olas, atraviesa el estrecho de Messina sobre la cubierta de su manto extendido sobre el mar y con su mismo borde sirviéndole de vela.
Muchos otros milagros acompañaron el paso de Francisco, signos de la presencia de Dios al lado del Reformador. Este don taumatúrgico tenía sus raíces en las sólidas virtudes que adornaban su alma y que culminaban en la que era su consigna constante y que, como tal, pasó a su familia espiritual: Caridad. Bondad y dulzura resplandecían en quien por natural debía aparecer como severo y retraído. La alegre humildad le facilitó la convivencia amorosa con la gente sencilla del pueblo, con los desvalidos y desheredados, de los que se constituyó en valiente defensor ante los atropellos de los señores. «La tiranía no place a Dios bendito», era su estribillo. Frente al mismo Fernando, déspota rey de Nápoles, se mantuvo en su intrepidez; y el soberano, con sus consejeros, tuvo que rendirse ante la fuerza de la santidad, viéndose obligado a prometerle administración justa y caritativa. También en la corte resplandecieron sus virtudes y milagros. Cuentan sus biógrafos que una vez tomó una moneda de la bandeja repleta que le ofrecía el rey para comprar su silencio, y desmenuzándola entre sus dedos, brotaron de ellos gotas de sangre, símbolo de la opresión de los débiles.
Su vida termina con la célebre expedición a Francia. Luis XI, otro tirano de la época, se siente morir en su retiro de Plessisdu-Parc (Tours) y ansioso de salud hace llamar al taumaturgo de Paula. Éste sólo acude tras la recomendación del Papa Sixto IV. Llegado a la corte, rechaza los interesados favores del rey y le indica el camino de la vida verdadera, invitándole a devolver el dinero, que le ofrecía a él, a todos los que había expoliado en su reinado. Y Luis XI se rendía también ante la santidad. El fundador de los Mínimos no le libró de la muerte, pero alegró sus últimos días con palabras celestiales, que le prepararon una agonía llena de esperanza.
Desde entonces permanece el Santo en Francia, realizando nuevas fundaciones. Y en Tours le llega la hora del triunfo. El Viernes Santo, 2 de abril de 1507, a los acordes de la pasión de San Juan, que se hace leer en el lecho de muerte, Francisco de Paula, el taumaturgo, penitente y fundador, entrega el alma a Dios. Dios acepta su vida y al punto sanciona con maravillas el clamor de la gente de Tours, que en plena calle le proclama digno de los altares.
accedida 881 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_1073




Beata Isabel Vendramini, virgen y fundadora
fecha: 2 de abril
n.: 1790 - †: 1860 - país: Italia
canonización: 
B: Juan Pablo II 4 nov 1990
hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.

Elogio: En Padua, en el territorio de Venecia, en Italia, beata Isabel Vendramini, virgen, que dedicó su vida a los pobres y, tras superar muchas adversidades, fundó el Instituto de Hermanas Terciarias Franciscanas Isabelinas de Padua.
Hija de Francisco y Antonia Angela Duodo, Nació en Bassano del Grappa el 9 de octubre de 1790. Desde niña -como ella misma escribe de sí- fue prevenida con las más selectas bendiciones. Las primera comunión y la confirmación para ella fueron etapas decisivas en su vida. Por algún tiempo fue alumna de las hermanas agustinianas, que la formaron en su itinerario espiritual.
Consagrada al Señor tras las huellas de San Francisco, de una fe activa y consciente, emprendedora desde el evangelio al servicio de los más pobres, en un programa de vida centrado en Cristo. En sus escritos encontramos las etapas de un maravilloso itinerario de alta espiritualidad seráfica y apostólica.
El 17 de septiembre de 1817, fiesta de los Estigmas de San Francisco, percibió claramente que era llamada a una vida de consagración. Desde entonces con gozo comenzó a llevar una vida de austera penitencia y de caridad. Asistía a los enfermos, y se dedicaba enteramente a la educación de las muchachas de un orfanato. En 1821 se hizo terciaria franciscana. El Señor la guiaba hacia caminos más elevados.
El 1 de enero de 1827 dejó a Bassano y se trasladó a Padua. Tres días después fue contratada en la «Casa de los Expósitos» para la formación de las jóvenes. Allí se encontró con don Luigi Moran, quien se convirtió en su director espiritual y colaborador en la fundación que Isabel pretendía llevar a cabo. Madura en experiencia educativa, de apostolado, de gracias y de carismas, el 4 de octubre de 1830 tuvo comienzo la nueva congregación de las primeras Hermanas Terciarias Franciscanas Isabelinas con la vestición, y con la profesión religiosa el año siguiente.
Dios bendijo esta institución y el número de religiosas se acrecentó, recibieron una sólida formación bajo la guía inspirada de la Madre Isabel Vendramini. En 1834 fueron llamadas a la «Casa de las Industrias». En 1836 fueron encargadas de la instrucción de las niñas huérfanas, huéspedes del colegio del Beato Peregrino. Más tarde fueron llamadas para la asistencia de ancianos en casas de reposo y para los enfermos en casas de salud y hospitales. En los años de epidemia del cólera Isabel y sus isabelinas se prodigaron con heroica dedicación para la asistencia de los enfermos.
El desarrollo del instituto se daba bajo la vigilante y maternal guía de la Madre. Por 32 años fue la Superiora amada y venerada de su congregación, la que le dio la fisonomía franciscana y el ímpetu caritativo y misionero al instituto, que hoy cuenta con más de 150 comunidades. Llena de méritos y virtudes voló al cielo el 2 de abril de 1860. Tenía 70 años. Juan Pablo II en el segundo centenario de su nacimiento, el 4 de noviembre de 1990, la inscribió solemnemente entre los Beatos.
accedida 598 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_1084

No hay comentarios:

Publicar un comentario